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VALENCIA. La subasta de Banco de Valencia abre este lunes una nueva etapa con el inicio de las entrevistas personales al personal directivo de la entidad por parte de los equipos de los bancos que han presentado una oferta no vinculante. Este proceso, que se alargará durante varias semanas, servirá a los interesados, entre los que se encuentran Banco Mare Nostrum (BMN), Santander, BBVA, Ibercaja y Unicaja (aunque se había especulado, parece que Liberbank y Popular se han caído), para decidir si finalmente optan a la adjudicación y definir las condiciones de su oferta.
La intención del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), que dirige la subasta, es contar con las pujas definitivas a finales de junio, posiblemente, la última semana. En ese momento el FROB se tomará unos diez días para elegir al 'ganador', siempre y cuando haya ofertas que cumplan con las condiciones estipuladas en el cuaderno de venta repartido al sector. La previsión es que la adjudicación final llegue en la segunda semana de julio, lo que supondrá un retraso de un mes sobre el calendario marcado inicialmente.
La aprobación la semana pasada del plan de recapitalización de Banco de Valencia por parte de la junta de accionistas era un paso esencial antes de abrir esta fase de la subasta. El amplio apoyo de la base social a la hoja de ruta diseñada por el FROB era una condición sin la cual el proceso se hubiera complicado.
Con todo, los acontecimientos de las últimas semanas, con la crisis de BFA y las nuevas exigencias de capital marcadas por la segunda reforma financiera, pueden condicionar la subasta. La obligación de incrementar las dotaciones sobre los activos inmobiliarios puede ser un handicap para los interesados en Banco de Valencia, reticentes a incrementar su cartera de ladrillos.
En todo caso, la clave será el esquema de protección de activos que reclamen finalmente los posibles compradores, un sistema por el cual el Fondo de Garantía de Depósitos asume un porcentaje elevado de las posibles pérdidas que generen los activos 'tóxicos' del banco. El FROB mantiene la política de que la adjudicataria será la que pida menos ayudas.
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