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ENTREVISTA A RAFAEL SORIANO

"Caixa Ontinyent no se fusiona porque ni lo necesita ni aporta volumen a otros"

J. C. / L. A. T. 26/05/2012

VALENCIA (J. C. / L. A. T.) Caixa Ontinyent se ha convertido en la aldea gala de las cajas de ahorros españolas. De mometno aguanta todas las embestidas de la crisis y las dos reformas financieras aprobadas por el Gobierno. Su presidente Rafael Soriano defiende la actuación de la caja en los años de crecimiento desmesurado del sector. 

-¿Se siente el último mohicano del sector bancario español junto con Caixa Pollença?
-Todavía no hemos digerido psicológicamente tantos cambios en tan poco tiempo, quizá por la vorágine de esta reforma financiera, que se está realizando en sucesivas etapas, y todavía está en marcha. Sólo quedan dos cajas de ahorros con actividad financiera, es cierto, pero hay muchas otras entidades financieras que, sin ser cajas, tienen también un componente local o comarcal.

-¿Realmente se ven fuera del baile de las fusiones/adquisiciones, pese a tener un balance saneado, al ser una entidad de pequeño tamaño?
-Nuestro objetivo no ha sido el crecimiento desmesurado sino la búsqueda del liderazgo en el ámbito de actuación. Por tanto, nuestro modelo de expansión se basaba en el de "mancha de aceite", es decir, aumentar la red y el negocio en la medida que se consoliden y puedan sostenerse posiciones anteriores. En realidad, para nosotros, el tamaño es un concepto relativo que depende de las referencias que se tomen.

No participar en los procesos de fusión se debe a dos factores: en primer lugar, nuestra saneada posición, que nos permitía afrontar el futuro en solitario; y en segundo lugar, nuestro volumen de negocio en el conjunto del sector, que no nos permitía liderar ningún proceso y tampoco aportaba mayor volumen significativo a cualquiera de esos procesos. 

-¿Volverá a cometer la banca española los errores del pasado que le han llevado a esta situación?.
-La historia se forja y se escribe con errores, errores de los que se debe aprender porque sólo se detectan y valoran a posteriori. Muchas veces, huyendo de esos errores, se cometen otros; de hecho, estamos asistiendo a un movimiento pendular por el que se ha pasado de una excesiva ligereza a una excesiva contención en la concesión de créditos, o de una mínima a una altísima exigencia de capital y de provisiones. La banca, la autoridad financiera, el legislador, la propia coyuntura económica... somos protagonistas de los aciertos y de los errores con que escribimos la historia.

-¿Cómo se explica al ciudadano de a pie que los responsables de aquellas entidades que han sido intervenidas se han ido de rositas y en algunos casos con elevadas indemnizaciones?
Conozco los casos prácticamente como cualquier ciudadano, es decir, a través de la información que se ha ido publicando en los últimos meses. Supongo que no debe generalizarse porque cada caso puede tener unas circunstancias concretas y distintas que nosotros desconocemos o no podemos apreciar. Por tanto, corresponde a la autoridad financiera, o en su caso a la propia justicia, determinar si ha habido algún tipo de responsabilidad punible.

-¿Qué se le pasa por la cabeza cuando lee que la banca española es la que más dinero pide al BCE cuando ustedes no recurren a esa vía y, además, el dinero captado no termina de llegar a las pymes y a los particulares?
-
La banca española incrementó mucho su negocio en base a endeudamiento mayorista porque había una demanda real de inversión, de consumo, y una actividad económica que, entonces, a todos se nos antojaba milagrosa, buena y asumible. La situación económica ha cambiado y la financiación mayorista, que no se renueva en las condiciones adecuadas, debe sustituirse porque resulta imposible devolverla. La recurrencia al BCE, siendo sintomática de un excesivo endeudamiento, no debe entenderse como negativa.

El hecho de que la financiación no acabe de llegar a las pymes y a los particulares tiene, a mi entender, tres perspectivas: las nuevas exigencias legales de capital y provisiones, las necesidades de liquidez de la banca, y el endurecimiento de la calificación de lo que se conoce como demanda solvente de crédito.

-¿Cómo hemos llegado a una situación donde nos hemos quedado sin Bancaja, CAM y Banco de Valencia?
Con la perspectiva actual, con muchas emociones todavía latentes, es difícil analizar objetivamente cómo se ha podido llegar a esta situación cuyas causas, a mi entender, podrían remontarse a bastantes años atrás. Una situación en la que prácticamente se ha borrado todo un sector con 200 años de historia de servicio a la comunidad, que combatió la usura, que procuró la integración financiera de las clases más desfavorecidas, que lanzó la actividad emprendedora de los propios trabajadores, que mejoró la calidad de vida, y que destinaba gran parte de sus beneficios a actividades culturales, docentes, medioambientales, asistenciales o de investigación. Creo que la desaparición de las tres mayores entidades financieras valencianas puede enmarcarse en ese contexto general.

-¿Qué futuro le augura a las fundaciones de las cajas de ahorros?
-Yo resaltaría dos aspectos diferentes. Por un lado, la legislación, que no ha desarrollado suficientemente el carácter "especial" de las fundaciones procedentes de la transformación de cajas. Habrá que estar pendiente de ese desarrollo normativo. Y, por otro, la financiación de sus actividades, que en principio debía provenir de los dividendos que proporcionara la participación accionarial en las entidades financieras creadas y que pueden verse muy mermados por la reducción de esa participación y por los resultados de esas entidades.

-¿Con qué previsiones (resultados, morosidad, márgenes...) trabajan en Caixa Ontinyent para este año?
-En principio habíamos previsto un año de ligero crecimiento del volumen de negocio, con recuperación del margen de intereses, reducción de costes y, como consecuencia, incremento del beneficio recurrente, que pensábamos destinar en su mayor parte a dotaciones. La nueva legislación sobre saneamiento de los activos inmobiliarios nos ha exigido más provisiones de las previstas, en concreto 11,3 millones de euros en su primera fase (RDL 2/2012) y otros 7,7 en la segunda fase (RDL 18/2012). De momento, hemos cubierto ya la primera fase y, tal como hemos anunciado, la segunda será cubierta este año con el remanente de provisiones genéricas y con los resultados previstos.

Respecto de la morosidad, entendemos que va a continuar en ascenso porque la situación económica continúa deteriorándose. En nuestro caso, al 31 de marzo se cifra en el 5,85%, un 40% inferior a la media del sector, con una cobertura del 74%, que supone 20 puntos por encima de la media.

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