VALENCIA. A menos de cinco días para que la junta del Banco de Valencia apruebe el plan de recapitalización, que dará luz verde a la entrada del Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) en el capital para su posterior venta a uno de los bancos interesado, la puja por la histórica entidad financiera se ha visto sacudida por los movimientos corporaivos de dos de los preseleccionados para acudir participar en la subasta, y en especial, al principal favorito, Banco Mare Nostrum (BMN).
En las últimas semanas había cobrado fuerza la posibilidad, auspiciada por el Gobierno, de que cuatro grupos de cajas medianas, la propia BMN (liderada por Cajamurcia, Liberbank (con Cajastura a la cabeza), Unicaja e Ibercaja, protagonizaran una fusión que les permitiese alcanzar el tamaño mínimo para afrontar la remodelación financiera. Pese a que hubo contactos iniciales, el proyecto tal y como estaba diseñado inicialmente no fructificó.
Pero si parece que vaya hacerlo en una de sus variantes. El diario económico Cinco Días daba este miércoles por muy avanzada la negociación entre Liberbank y BMN para fusionarse. Una operación que podría anunciarse incluso la próxima semana.
El proyecto alumbraría el séptimo banco español con unos activos de 122.000 millones de euros, más que suficiente para la cota de 100.000 millones fijada por Economía como adecuada para acceder a los mercados de capitales.
Pero esa posición podría aumentar incluso, ya que ambas entidades se han presentado a la subasta de Banco de Valencia, con 24.000 millones de activos. Tras la primera fase, en la que varias entidades han presentado sus ofertas no vinculantes. La segunda fase se iniciará a final de este mes.
Las fuentes consultadas por este periódico no temen que esta fusión acabe afectando a la candidatura de BMN, principal interesado y referente para el grupo de accionistas históricos de Banco de Valencia. En algún caso, incluso, se sostiene que el acuerdo con Liberbank, al estar alentado por el Gobierno, allanaría un poco más el camino.
Igualmente, la fusión de los dos grupos de cajas no supondría ninguna duplicidad de oficinas insalvable con la red de Banco de Valencia. Ambos grupos tienen una escasa presencia en la Comunitat Valenciana. Además, entre ellos, también son complementarios.
La única pega que otras fuentes financieras señalan van hacia la capacidad de la entidad resultante para digerir al Banco de Valencia, si bien para ello tienen a su disposición el esquema de protección de activos que se otorgará al ganador.
La más que posible creación de una sociedad de liquidación de activos inmobiliarios para la banca, prevista para el próximo Consejo de Ministros del viernes -el famoso banco malo- ayudaría igualmente al grupo resultante a digeriri el ladrillo tanto propio como acumulado en el Banco de Valencia.
Lo cierto es que el sprint final del proceso de concentración financiera en España, en especial tras el terremoto desatado desde el lunes con la nacionalización de BFA-Bankia aprobada este miércoles, abre un horizonte frenético para todas las negociaciones que están ahora abiertas, con posibles alianzas de última hora.
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