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LA OPINIÓN PUBLICADA

De la negación a la aceptación: el Gobierno y las fases de la crisis

GUILLERMO LÓPEZ GARCÍA (*). 29/04/2012

VALENCIA. Como es notorio, el PSOE perdió las elecciones, obteniendo el peor resultado de su historia, por efecto de la crisis económica. Pero no sólo de la crisis en sí, sino también de su gestión de la misma, entre errática e irresponsable. Una gestión que, además, incluyó todas las fases con que la doctora Elisabeth Kübler-Ross describió la reacción de un paciente al recibir la noticia de que padece una enfermedad terminal: negación, ira, negociación, depresión y aceptación.

En 2007, cuando estalla la crisis financiera en EEUU que tiene como resultado la quiebra de Lehman Brothers, la reacción inicial de los gobernantes europeos, y notoriamente la de Rodríguez Zapatero, se inscribe claramente en la lógica de la negación: esta crisis no va con nosotros. Los fundamentos de la economía española son sólidos como el acero. La burbuja inmobiliaria no es tal. El convencimiento es tan poderoso que el PSOE vence en las Elecciones de 2008 con el slogan "por el pleno empleo". Visto lo visto, una negación "pata negra".

La ira no se manifiesta apenas (la ira es muy poco apropiada para alguien con ansia infinita de paz, como Rodríguez Zapatero), salvo quizás en la pretensión, que Zapatero comparte con otros dirigentes occidentales (y en especial Nicolás Sarkozy, mucho más dado a tener accesos de ira), de que, puesto que la crisis es un fenómeno derivado del descontrol de los mercados financieros, lo que hay que hacer es reformarlos. "Vamos a refundar el capitalismo", como decían, incautos, allá por 2008, dirigentes políticos que acabarían siendo los que se amoldaran al dictamen de los mercados financieros.

La fase de negación se extendió, en cambio, muchísimo tiempo en el Gobierno de Rodríguez Zapatero, y en particular por parte del presidente. La palabra "crisis" estuvo proscrita del vocabulario del Gobierno durante casi un año, viéndose sustituida por "suave desaceleración" y otros eufemismos. Y en el momento en el que se aceptó la existencia de la crisis, sólo fue para entrar en la fase de negociación: hay crisis, pero tampoco es para tanto. Los recursos del Estado serán más que suficientes para responder al aumento del paro. De ahí salen el Plan E, las prestaciones mínimas de desempleo, y otra serie de medidas pensadas para paliar los efectos de una crisis cuyo final, aunque impreciso, se adivinaba inminente. Y así, inmerso en pleno proceso de negociación, el Gobierno avisaba: hay luz al final del camino. Ya se aprecian los brotes verdes.

EL DECRETAZO DE 2010

Todo este "optimismo antropológico" fue finiquitado de un plumazo en mayo de 2010, cuando Zapatero anunció, en términos dramáticos, una serie de medidas, dictadas desde Bruselas, cuyo propósito último era evitar la intervención de la economía española por parte de las autoridades comunitarias. A partir de ese momento, el Gobierno del PSOE entró en depresión, que se prolongó durante un año, hasta llegar a la fase final de aceptación. Una fase que comenzó en una noche electoral: el 22 de mayo de 2011, cuando el PP barrió en las elecciones autonómicas y municipales. Y finalizó en otra, seis meses después: el 20 de noviembre de 2011 el PSOE cosechaba el peor resultado electoral de su historia y cedía el poder al PP.

"CON NOSOTROS, TODO SE ARREGLARÁ"

El actual Gobierno del PP comparte con el anterior su querencia por la negación frente a la crisis; que, si bien se ha extendido menos tiempo, se ha manifestado de formas diversas. Primero, una negación que aseguraba que, con el cambio de Gobierno, todos los males de la economía española se verían paulatinamente resueltos; y que, además, se resolverían sin adoptar medidas traumáticas (sin subir los impuestos ni recortar en sanidad y educación). Posteriormente, una negación consistente en negar casi todo lo anterior, que, en su momento, se prometió a los ciudadanos.

La ira también apareció tempranamente sobre el tapete del Gobierno, en este caso centrada en el PSOE: en la "herencia recibida" y, más concretamente, la cifra del déficit, que se enarbola desde entonces como justificación del sistemático incumplimiento de las promesas electorales. También hizo acto de presencia la negociación: con Bruselas (a la que se le pedía una cifra de déficit para 2012 más llevadera, del 5,8%) y con los mercados e instituciones financieras, a quienes se les pidió paciencia a la espera de vencer en las Elecciones Andaluzas.

El resultado de estas elecciones, desfavorable para el PP, así como la constatación del deterioro de la confianza en la economía española, han colocado al Gobierno en el estadio de la depresión: las cosas no son ni mucho menos tan fáciles como parecían (o como se intentó vender en la campaña). La crisis es profunda y no se adivina una próxima mejora en el corto y medio plazo. La debacle de la economía y el paro, que se llevó por delante a Zapatero, puede hacer lo propio con Rajoy.

A DECRETAZO SEMANAL

A favor del Gobierno, hay que decir que la depresión no lo ha llevado a la parálisis. Bien al contrario, el PP intenta dar continuas señales a los mercados de que hay alguien al mando: que se están adoptando las medidas adecuadas. Demasiadas medidas, eso sí, atropelladamente dispuestas y con una imagen general de improvisación. Hasta llegar definitivamente, el viernes pasado, a la última fase: aceptación.

Una aceptación de la terrible realidad, casi aplastante: el ministro Luis de Guindos presentó, en la rueda de prensa del Consejo de Ministros, su plan de estabilidad para los próximos cuatro años, con el que confía alcanzar el déficit cero en 2016. Pero, además del penúltimo incumplimiento de las promesas electorales (la subida del IVA en 2013), el ministro anunció un panorama terrorífico en términos de desempleo: continuará destruyéndose empleo este año y el siguiente, y cuando por fin comience a invertirse la tendencia, en 2014, será en medida muy pequeña, para estabilizarse en un 22,5% de paro a finales de 2015. Son cifras del propio Gobierno, que, increíblemente, se presentaron en un tono que pretendía infundir optimismo sobre las perspectivas de la economía española.

Como le espetó un periodista en la rueda de prensa al ministro, esto implicaría que la cifra de paro será mayor en 2015 que en 2011 (medio millón más de parados). O, lo que es lo mismo, que el PP tampoco logrará, a lo largo de toda la legislatura, cumplir su principal promesa, la más importante de todas, y de donde provino la mayoría absoluta obtenida en las elecciones: reducir el índice de paro. Un escenario que, de confirmarse, augura graves conflictos sociales, de consecuencias imprevisibles. Porque estamos hablando ya de una crisis de nueve años de duración: una pesadilla cuyo final se aleja más y más.

#prayfor... Sergio Ramos

El defensa del Real Madrid Sergio Ramos es un viejo conocido de los humoristas españoles y, en particular, de las redes sociales. Ya el año pasado hizo las delicias de todo el mundo (sobre todo, de los antimadridistas) cuando se le cayó el trofeo de la Copa del Rey en el autobús con el que los jugadores celebraban el triunfo ante sus aficionados.

El pasado miércoles, Ramos falló el penalty decisivo de la tanda, en el encuentro de semifinales de la Liga de Campeones que enfrentaba al Madrid contra el Bayern de Munich. Y lo falló, además, de forma un tanto peculiar: golpeando al balón con tal fuerza desbocada que lo envió a las nubes, muy por encima de la portería.

La ocasión fue aprovechada como merecía por la concurrencia, en Internet y en las redes sociales, a través de todo tipo de comentarios jocosos y fotomontajes, que mostraban a Sergio Ramos buscando el balón en la Luna con traje de astronauta, dibujaban una portería gigante que abarcaba todo el fondo del estadio Santiago Bernabéu o anunciaban el descubrimiento de un planeta más allá de Plutón: el pequeñísimo "balón de Ramos".

La tanda de penalties, en la que fallaron tres de los cuatro jugadores del Madrid, escamoteó a los aficionados madridistas el que habría sido uno de sus mayores placeres: conseguir el doblete (Liga y Champions) superando, por fin, al archienemigo barcelonista. Con la marcha de Guardiola, anunciada el viernes en rueda de prensa (y posteriormente "contraprogramada" por la del Consejo de Ministros del Terror), ese placer, aunque se produzca el año que viene, ya no será completo: como mucho, Mourinho le podrá meter el dedo en el ojo (otra vez) a Tito Vilanova, sustituto de Guardiola en el banquillo.

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(*) Profesor titular de Periodismo en la Universitat de València

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6 comentarios

Lluís escribió
02/05/2012 16:47

Estoy de acuerdo con Oliveral, el PP tiene una base´muy sólida. Tendremos ese 22 % de paro,pero no sé qué porcentaje de los parados votaron al PP porque creían que les conseguiría un empleo. El PP tiene otra base. Por ejemplo, entre el funcionariado, personal que aunque les recorten y les obliguen a estar unas horas más por semana en el trabajo, seguirán siendo unos privilegiados. Le apoyan también los jubilados, muchos de los cuales han sido conservadores toda la vida y cuesta poco convencerles de que la izquierda es la culpable de todo,como en el 36. Y la población activa en general. Evidentemente, el PSOE tiene también su base de incondicionales, porque uno no puede dejar de preguntarse, sorprendido, como es que les votó tanta gente en noviembre. Su único problema es que el número de incondicionales es inferior al del PP, por lo que necesitan convencer a unos cuantos millones de españoles más para que los voten, en lugar de quedarse en casa o confiar en otras opciones, sean regionalistas, UPyD o IU.

Solidamente escribió
30/04/2012 16:25

Me parece muy bien casi todo el artículo. Pero Guillermo, sólo puntualizar sobre tu comentario, que, al menos el El Mundo, no le dan poca bola a UPyD precisamente (o eso al menos durante la última campaña de generales).

ricardo escribió
29/04/2012 23:20

acepto pulpo como animal de compañía. Pero solo animal de compañía! El PSOE, perdió las elecciones por efecto de la crisis económica o no? A continuación sigamos analizando.Templa bien pero hay que rematar.

29/04/2012 17:47

Yo creo que hay que tener en cuenta el "factor UPyD" y la experiencia griega (escisiones en los partidos). El votante desencantado por el PP, por la crisis, por su situacion personal... Tiene ahora una alternativa en el centro derecha. Ya saben bien los medios afines al PP lo que hacen: no le dan ni agua a UPyD. Y luego esta el factor escisiones, que en España no serian como en Grecia (partidos de ambito nacional), sino escisiones regionalistas, como ha pasado con FAC. Yo creo que un escenario como el que pinto Guindos el viernes (ir a las elecciones de 2015 con cinco millones de parados) no se lo tragaran ni los miticos 9,8 millones "inamovibles" del PP. Un cordial saludo

Llamadme Israel escribió
29/04/2012 17:05

Yo querría saber quien fue el que le explicó a Ramos que los to,es fuera valían doble. Y cómo se lo explicó

Oliveral escribió
29/04/2012 15:24

No sé hasta qué punto la crisis desgastará al gobierno desde la derecha. Vaticino que en un escenario postnuclear, millones de parados, etc, etc, al PP, sus 9,8 millones de votos no se los quita nadie. La cuestión es ver qué hacen los otros 25,5 millones de electores. Ahí es donde podría perder.

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