VALENCIA. Los asistentes al foro económico convocado ayer por una consultora nacional y un periódico impreso de Valencia no salían de su asombro ante los escarceos verbales del conseller de Economía de la Generalitat, Máximo Buch, a la hora de abordar los graves asuntos que rodean a la sociedad española y por supuesto, seguramente en mayor medida, a la valenciana.
No se anduvo por las ramas Buch para defender los recortes que están cayendo como plomo sobre la castigada economía nacional: "Es como comerse la verdura que no gusta. Luego estaremos más fuertes y creceremos más". Independientemente de que muchos de los recortes representan algo más grave y doloroso que comerse a disgusto un plato de alimentos, es improbable que a la poderosa industria agroalimentaria valenciana le haga ilusión semejante comparación. En todo caso, se ve que al junior Máximo no le iba eso de comer acelgas o espinacas cuando le ponían el plato encima de la mesa...
Pero más sorprendió al respetable la afirmación del conferenciante cuando se lavó las manos, las suyas y las de la Generalitat, de responsabilidad alguna a la hora de nombrar, relevar o simplemente sugerir cambios en la presidencia de Bancaja. "Nosotros no relevamos a nadie en Bancaja porque es un ente autónomo". Buch parece desconocer el modo y manera en el que han accedido al puesto los presidentes de la caja valenciana durante las dos últimas décadas, el último de ellos, José Luis Olivas, singularmente. O si lo conoce, piensa que los ciudadanos no. Lo cual, ya sea una cosa o la otra, es una muestra de escasa sensibilidad hacia la inteligencia ciudadana.
Por si la cosa no hubiera quedado suficientemente clara, el conseller no dudó ni un instante en introducirse en otro enorme charco mediante una comparación cuando menos alucinante: "Plantear esa cuestión al Consell sería como decir ¿por qué no cesa usted al presidente del Banco Central Europeo? pues porque no es mi atribución hacerlo, yo como presidente pondría a uno más amigo de España y que nos dé más fondos desde el BCE, pero no es el caso". Todavía podría estar partiéndose de risa la canciller Ángela Merkel si le hubiera llegado el chascarrillo, pero en fin, probablemente tampoco "es el caso". Aunque por lo menos ya sabemos cómo actuaría el jefe Buch si dispusiera de manos libres...
Ya sin frenos y cuesta abajo, la incontinencia de MB (también conocido por "Happy" entre sus amigos, y qué adecuado apodo) se puso cómoda. Hablaba el también conseller de Industria de su intención de potenciar la industria valenciana con el objetivo -agárrense- de alcanzar un peso de la industria en el PIB regional... ¡"del 30 por ciento"!
Para ello, señaló Buch, "el Consell se ha trazado una hoja de ruta con una serie de medidas dirigidas a apoyar a la iniciativa privada. Es el caso de la reducción de las cargas administrativas a las empresas o el favorecimiento a las iniciativas empresariales". Y recordaba que se ha preparado un plan de incentivos dirigido a las empresas y los sectores productivos "cuya eficacia radica en que a diferencia de las subvenciones se basan en la obtención de resultados". Asimismo, la apuesta por la administración electrónica y la simplificación administrativa fue otra de las medidas que MB señaló como "claves para incentivar la actividad empresarial". Como pueden imaginar, muy originales y eficaces todas ellas.
Decidídamente, nuestro hombre pretende darle la vuelta como un calcetín a las teorías, estudios e informes de los más sesudos gabinetes de análisis mundomundiales que resaltan la decadencia de la industria en este apartado lugar del Mediterráneo y su sustitución por el creciente y siempre rentable sector servicios, esa menudencia llamada turismo y sus derivados, que pueden no ser las aportaciones más cualificadas a nuestra economía, pero que ahí están. Y de investigación y desarrollo, la verdadera fuente de riqueza del siglo XXI, ni una palabra, faltaría más...
Así que finalmente, a ninguno de los presentes extrañó que Buch manifestara sentirse "optimista" y afirmara "que las cosas se están solucionando". O sea, que no sabemos si el conseller es objetivo, pero ‘echao palante', un rato. ¡Bienvenido a la política, míster Buch!
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