VALENCIA. La provincia de Alicante contribuye con un tercio del PIB autonómico, pero esta situación no se ve reflejada en su poder real frente a Valencia. Al margen de subjetividades, entidades como el Instituto de Estudios Económicos de Alicante (Aneca) han plasmado esa falta de fuerza con datos.
Como anunció su presidente, el empresario Joaquín Rocamora, el último Gobierno de Francisco Camps apenas contaba con un 11% de alicantinos entre consellers, secretarios autonómicos y directores generales. Los cambios introducidos por Alberto Fabra han incrementado la también reducida presencia castellonense, pero sigue siendo abrumador el predominio de los valencianos.
La proyección del teuladino José Ciscar a la vicepresidencia o la presencia de Jorge Cabré en Justicia y Luís Rosado en Sanidad son bien recibidas y valoradas por distintos sectores de la política y la economía, pero "desde Valencia no se puede liderar Alicante. Falta alguien en la terreta", advierten.
Tanto en la política como en la empresa las principales organizaciones y entidades han sufrido fuertes convulsiones por las luchas de poder internas en los principales partidos y por las convulsiones que en el tejido económico ha producido la intervención y pérdida de la histórica caja alicantina: la CAM, presidida por el hasta entonces hombre fuerte del empresariado local y buen amigo del presidente Camps, Modesto Crespo.
PATRONAL EN RECONSTRUCCIÓN
En el apartado empresarial, hasta la designación el pasado 22 de marzo de Moisés Jiménez como presidente de la patronal alicantina Coepa, Javier López Mora, ha llevado sobre sus hombros la gestión y defensa de los intereses empresariales en su doble condición de secretario general de esta organización y de la autonómica Cierval, pese a no ser empresario.
Tras la salida de Modesto Crespo para presidir la CAM, Rafael Martínez Berna resultó una persona de consenso que permitió mantener las aguas lo suficientemente calmadas como para ejercer de interlocutor válido con Valencia, Madrid y entre los sectores locales.
Sin embargo, después de que su empresa (Hormigones Martínez, CHM) fuera multada por la Comisión Nacional de la Competencia (CNC) con cinco millones de euros por repartirse y fijar los precios de las licitaciones de obras de rehabilitación de carreteras se vio forzado a dimitir el pasado 25 de noviembre y volvió ha levantarse la tempestad.
Los esfuerzos del entonces recién nombrado presidente de Coepa Enrique Martín Álvarez para conseguir un frente común tropezó con una nueva polémica, al conocerse que Martí había sido el cabeza de lista de Falange Española al Senado en las elecciones de 2000. Su dimisión el 28 de febrero volvió a dejar el timón sin mando al serle imposible recabar el consenso de los patronos para su reelección este 22 de marzo, cuando terminaba la legislatura patronal y el nuevo presidente debía ser ratificado.
Con la llamada industria tradicional reducida a un pequeño bastión volcado en sus negocios internacionales, la construcción paralizada y el turismo ocupado y preocupado por los problemas generados por la falta de visitantes, las corrientes de opinión entre los empresarios han sido tan abundantes como incapaces encontrar un líder.
TRES CÁMARAS PARA UN PROVINCIA
La atomización de las cámaras de comercio tampoco ha facilitado la aparición de un abanderado desde estas organizaciones. A diferencia de Valencia y Castellón, la provincia de Alicante tiene tres cámaras (Alicante, Alcoy y Orihuela) con presidentes muy veteranos en la mayoría de los casos.
En la de Alicante, José Enrique Garrigós (1939) accedió al cargo de presidente de la Cámara en mayo de 2010, tras la dimisión de Antonio Fernández Valenzuela (1947) en noviembre del año anterior, después de dos mandatos muy personalistas y con controvertidas manifestaciones públicas.
Más discretos han sido los responsables de las cámaras más pequeñas de la Comunitat. En la de Orihuela, Félix Cerdán era elegido en 2010 presidente, sustituyendo a su hermano mayor, Juan Cerdán (1960), fallecido unos meses antes. Por último, la presidencia de la Cámara de Alcoy se mantiene desde 1991 en manos de Enrique Rico, empresario que ha superado los 70 años.
PP Y PSPV, EN PROCESO DE TRANSFORMACIÓN
En el Partido Popular, el enfrentamiento entre zaplanistas y campsistas, y la posterior ascensión del castellonense Alberto Fabra a la presidencia del Consell, ha dejado a la formación con distintos frentes abiertos y varios aspirantes ha encarnar al poder conservador provincial.
Con el expresidente de la Diputación y del PP alicantino José Joaquín Ripoll recluido en la presidencia de la Autoridad Portuaria de Alicante, el presidente provincial del partido, Miguel Ortiz, alcalde de Altea y zaplanista, se sitúa al frente de una organización con múltiples aspirantes a sucederle, según fuentes conocedoras de la formación.
Además del vicepresidente del Consell, José Císcar, como aspirante destacado, entre las figuras que optan al ascenso se encuentra Mercedes Alonso, alcaldesa de Elche. En buenas relaciones con la cúpula del partido en Madrid, consiguió que Mariano Rajoy participara en su campaña de las municipales del pasado 22 de mayo.
Su personalidad y la falta de sintonía con distintos sectores no le ha permitido por el momento formar un grupo suficientemente fuerte como para presentar batalla con garantías de convertirse en referente provincial.
ASPIRANTES DE SUERTE DISPAR
Al margen de casi cualquier opción quedan la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo; y Luisa Pastor, presidenta de la Diputación, alcaldesa de San Vicente del Rapeig y viuda del exconseller José Ramón García Antón. La primera carga con distintas acusaciones relacionadas con el caso Brugal que la descabalgan de cualquier iniciativa de liderazgo.
La segunda, mujer con fama de dialogante y capaz de generar consensos, no estaría por la labor de asumir esas responsabilidades a sus 63 años tras una carrera política centrada en su municipio y después de haber estado a la sombra de un hombre de perfil más técnico que de partido como su marido.
Sin embargo, su papel podría ser clave para propulsar a José Juan Zaplana, vicesecretario de organización del PP provincial y mano derecha de Pastor en el Diputación. Joven y con buenas aptitudes, al igual que otros dos alcaldes también al alza; Eduardo Dolón, alcalde de Torrevieja, y César Sánchez, alcalde de Calpe, conforman un tridente con aspiraciones de obtener un puesto importante en la dirección alicantina del PP o, en su defecto, en la regional.
Un fraccionamiento similar vive el principal partido de la oposición. En el caso de los socialistas, el nuevo secretario general del PSPV-PSOE, Ximo Puig, acaba de aterrizar tras recabar el apoyo de la alicantina Leire Pajín, que encabeza un sector fuerte en Benidorm pero minoritario en la provincia, pese a presencia en la capital alicantina a través de la portavoz municipal Elena Martín.
Además del grupo de la exministra, el histórico Ángel Franco, un clásico del socialismo alicantino que situarse al lado del lermismo, cuenta con un entorno fiel y estable pero tampoco mayoritario, al igual que el exalcalde Ángel Luna, alartista y con unas bases desmotivadas tras la derrota de Jorge Alarte.
Ascendete resulta la figura del ilicitano Antonio Torres, recién nombrado portavoz del Grupo Socialista en las Cortes Valencianas. Aunque será quien realice los cara a cara con el presidente Fabra, su trabajo en Valencia cuestiona sus posibilidades para capitanear su provincia.
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