VALENCIA. Pedro Vera creció en el laboratorio. En 1976 empezó a trabajar en la gestación del Instituto de Biomecánica de Valencia (IBV) y no ha vuelto a salir de ahí. Es el director del centro desde que existe el cargo, puesto del que afirma estar orgulloso por todos los logros que ha conseguido con el respaldo de 260 profesionales de distintas disciplinas. "Ya no estoy en el laboratorio, y lo echo de menos porque es muy satisfactorio participar en realidades útiles para la sociedad", afirma a Valenciaplaza.com. Aún así, asegura que sigue implicándose en las decisiones estratégicas.
Este catedrático de la Universidad Politécnica de Valencia y defensor acérrimo del bienestar de las personas, cree necesario un cambio de mentalidad. Que la innovación y la economía sean instrumentos para mejorar la calidad de vida de las personas y no al contrario. Fruto de su fisolofía recomienda a los políticos valencianos no pensar en clave de legislatura, sino ir más allá para cambiar la realidad. "La Comunitat debería inventar la marca de la calidad de vida.Tenemos todos los ingredientes, pero fallan a la hora de construir".
-¿A qué se dedica el Instituto de Biomecánica de Valencia?
-Somos un centro tecnológico con 34 años de historia que trabaja en diferentes ámbitos relacionados con los bienes y servicios que usan las personas como tecnología, salud, turismo y ocio etc. Trabajamos para valorar y diseñar productos que mejoren la calidad de vida de las personas.
-¿Con qué medios económicos y humanos cuentan?
-Actualmente tenemos alrededor de 1.000 clientes al año y un equipo formado por 260 personas con una edad media de 30 años. En cuanto al presupuesto, más de un 50% depende de contratos formalizados con empresas, y el resto de la financiación competitiva viene a través de programas europeos, nacionales y autonómicos.
-¿Qué aportan desde sus laboratorios al tejido empresarial valenciano?
-El considerar que los productos se hacen pensando en las personas, las cuales participan en su creación. A diferencia de los procesos comunes, donde hay un diseñador que decide, nosotros, en el momento de concebir los bienes o el servicio y validar su diseño, hacemos a los consumidores partícipes de forma activa. Esta manera de trabajar asegura el éxito del producto porque responde de forma fiel a las necesidades del consumidor final.
-2009 fue un año difícil para todos los sectores. Sin embargo, ustedes crecieron un 6,8% hasta alcanzar unos ingresos de más de 13 millones de euros ¿Cómo lo consiguieron?
-Porque nos adaptamos a lo que necesitan nuestros clientes y sobre todo, pensamos a corto, medio y largo plazo. Hay que entender las claves del cambio de nuestro tiempo. Vamos manteniéndonos.
-En unos meses presentarán un foro sobre cómo impulsar un nuevo modelo económico basado en la calidad de vida sostenible de las personas, ¿Se puede conseguir en los tiempos que corren?
-Es un foro de debate y no quiero prejuzgar las conclusiones, pero se parte de la idea de que estamos en una situación muy complicada con cambios constantes como las nuevas tecnologías, la llegada del euro, la convergencia económica...Todo esto ha generado cambios a los que la Comunitat no ha sabido responder porque estábamos muy ligados a la construcción.
La crisis nos pilló, digamos, a contrapié. Al mismo tiempo hay una amenaza como es el envejecimiento de la población, el cambio climático o el retroceso de las clases medias. Todo esto dibuja un panorama muy complicado. Desde el IBV abogamos por pensar que en la Comunitat hay factores diferenciales que permitirían construir un modelo económico diferente, sobre todo por la calidad de vida que ofrecemos.
-¿Apuesta entonces por construir bienestar y no edificios?
-Tenemos que potenciar lo bueno que tenemos y cambiar el modelo de innovación instaurado por otro en el que las personas participen en la creación. Las personas tiene que ser el centro de todo. La economía y la innovación tienen que sernos útiles a nosotros y no al contrario.
-¿Se podría, o debería, cambiar el ladrillo por el I+D?
-Por supuesto, no hay otra salida, pero orientando la innovación para la creación de soluciones y no para crear más necesidades ¿Hay que seguir creciendo económicamente o mejorar la calidad de vida? Yo me decanto por lo segundo.
-Usted dijo que el objetivo del IBV para este año es la "sostenibilidad", ¿A qué se refería?
-La sociedad está polarizada en pobres y ricos, y esto es el fin. Hay que ser más sensatos y tener límites en el crecimiento en términos de sostenibilidad ambiental, social y económica. Es una condición.
-¿Lo están consiguiendo?
-El problema es que la gente se cree que esta crisis es una más y tenemos la idea de que volveremos a ser ricos. La capacidad del ser humano de adaptarse a las situaciones es enorme, así que cuando nos demos cuenta de la realidad, entonces cambiaremos. La felicidad depende hoy en día de las diferencias económicas y de la capacidad de consumir. Si somos positivos y optimistas, y creemos que comprendemos el saber vivir, podríamos construir una sociedad mejor.
En la Comunitat deberíamos inventar la marca de la calidad de vida porque tenemos todos los ingredientes, pero fallamos a la hora de construir.
-¿Qué es lo que falla?
-Falla todo por el individualismo, es algo así como sálvese quien pueda. La visión política es cortoplacista y se piensa en términos de legislatura. El problema tiene solución si todos los agentes de la sociedad trabajaran en una sola dirección. Es de sentido común.
-El año que viene todos los Ministerios tendrán que recortar sus presupuestos, incluido el de Ciencia, Innovación y Tecnología, ¿Cree que es un buen momento para dejar de invertir en innovación?
-Es un error estratégico. En Alemania, por ejemplo, ha habido recortes pero no se ha modificado el presupuesto para la innovación. Pero no solo se trata del dinero, debemos actuar de manera diferente. Las universidades deberían estar más implicadas en la realidad social que las rodea. Si no lo hacemos, ¿Cómo vamos a salir de la crisis?
-¿Debería haber un mayor acercamiento entre la universidad y el mundo empresarial?
-Sí. La universidad está muy orientada a la excelencia académica y los estímulos que reciben los profesores, y mira que yo soy catedrático, son de investigación también de excelencia, por lo que dejamos de lado los problemas reales en clave local. La universidad no puede entenderse sin su territorio, debería comprometerse más con su entorno. Es más importante hacer útil el conocimiento que los ránkings.
-Hablando de ránkings, y haciendo una comparación con Europa y EEUU, ¿Qué posición ocuparía España en cuanto a investigación?
-Tenemos grupos muy buenos y otros que no lo son tanto. La universidad española es una mezcla, pero los niveles de inversión en investigación nos separan de Europa y de los países avanzados.
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