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OPINiÓN

Hacia un país de camareros

JORDI PALAFOX (*). 27/03/2012 "Todas las ocupaciones son igual de dignas y respetables. Pero no en todas se logran los mismos salarios..."

VALENCIA. La causa es conocida al menos desde que Adam Smith escribiera La Riqueza de las Naciones, en 1776. En la sociedad valenciana se pretende ignorarlo. El resultado es que las futuras generaciones trabajarán más y ganarán menos que sus padres.

En el capítulo décimo de su todavía hoy extraordinario La riqueza de las Naciones, el padre de la ciencia económica (con permiso de la escuela escocesa) Adam Smith ya lo dejó claro: entre otras causas, que los salarios en las diferentes ocupaciones dependen de la dificultad en aprenderlas. El motivo, como sabemos mucho mejor hoy que entonces, es porque trabajos no cualificados, dada su facilidad para desarrollarlos, cuentan con una oferta prácticamente ilimitada de mano de obra mientras, por el contrario, aquellos más complejos, para las que se exige mayor cualificación, tienen mayor productividad y menor oferta de trabajadores por lo que su retribución puede ser notablemente superior.

Ello, como es obvio, es la razón de que las sociedades en donde estos segundos son mayoritarios cuenten con un nivel de vida mucho más elevado que aquellas otras en donde la inmensa mayoría de los empleos son de baja cualificación. Por eso, por ejemplo, Dinamarca tiene mayor nivel de bienestar que la Comunidad Valenciana.

La tendencia anterior ha recibido un impulso espectacular como consecuencia de la globalización que ha aumentado de forma destacada la desigualdad tanto entre países como dentro de los países. Ese proceso que avanza a pasos cada vez más agigantados mientras los valencianos, o aquellos con capacidad para modificar las cosas, siguen absortos mirándose el ombligo e intentado entender algo de lo que está ocurriendo cuando hasta hace poco, a cuenta de la garantía en la riqueza de todos, parecía que la financiación para descabellados proyectos, tanto privados como públicos, iba a ser ilimitada.

Que no lo era lo han comprobado en sus inversiones los incautos accionistas del Banco de Valencia, hoy intervenido y a punto de ser vendido a manos foráneas. Y lo comprobaremos todos cuando vayamos constatando las negativas consecuencias de la suicida política seguida en Bancaja y CAM. Por debajo de estos emblemas, el tsunami de la globalización viene cerrando cientos de empresas y dejando a miles de valencianos sin empleo.

Frente a ello, el gobierno de la Generalitat puede hacer menos de los que se piensa para combatir esta inexorable tendencia. A pesar de sus proclamas cuando las cosas van bien, los gobiernos tienen una capacidad limitada para modificar estas tendencias: es el conjunto de las sociedades las que deben afrontar a qué futuro se arriesgan si delegan en la élite, casi siempre preocupada en el mantenimiento y aumento de sus propios intereses, la resolución de los problemas colectivos. Como le gustaba repetir a Charles Kindleberger, es altamente improbable que se pueda obligar a un caballo a beber si no está sediento; o traducido en términos económicos, es muy poco probable que un emprendedor cree empelo y riqueza si no ve oportunidades de inversión rentables.

Pero desde luego, un gobierno puede hacer mucho más que lo que está haciendo la Generalitat que preside Alberto Fabra. Ésta, quebrada por su antecesor, parece haber asumido que su función exclusiva es mantenerse en funcionamiento por más que sea incapaz de levantar un euro en los mercados, calificada como bono basura como está su deuda. Y por más que esté repleta de incompetentes que ni saben lo que ocurre ni, lo que es peor, les ocupa ni preocupa lo más mínimo porque por más que ningún proveedor cobre, ellos y sus cientos de amigos contratados a golpe de discrecionalidad en los últimos años, lo hacen a fin de mes.

Y si no es defendible mantener un cargo por su demostrada inutilidad, se arregla la situación con otro cargo equivalente. Es lo que acaba de suceder con el exconseller Fernando Castelló sin que nadie de la oposición le haya parecido escandaloso. Y es que es la política española hoy, y la valenciana va varios pasos por delante, como en la energía, ningún empleo creado se destruye, simplemente se transforma.

Mientras pretenden que nos acostumbremos a la normalidad de la indignidad como forma de acción pública, los competidores avanzan. O peor porque el "Todo para el trabajo no cualificado, nada el cualificado" parece ser la máxima ahora. Y eso tras tantos años de sueños míticos, ciudades fantasmas y aeropuertos sin aviones que, éstos sí, han hecho que asombremos al mundo como le gustaba, ya menos, proclamar a los cuatro vientos a Rita Barberá. Porque la última ocurrencia del Consell de Alberto Fabra es pretender que las Fallas duren todo un mes.

Lo ha afirmado taxativa esa consellera que a pesar de la dura competencia a la que se enfrenta, encarna como nadie el principio de Peters, Dolores Johnson: "Todo el mundo entiende que es bueno trabajar es extender los beneficios que ofrecen las fallas no solo a cuatro días, sino si puede ser a una semana completa e incluso a todo el mes de marzo".

Mientras tanto, como ponía hace poco de relieve José Antonio Pérez, un buen conocedor de la situación, el presupuesto de las universidades valencianas se ha reducido drásticamente en los últimos años (casi un diez por ciento en 2012) y la deuda de la Generalitat con el sistema universitario público, sobre compromisos previamente firmados y por tanto aceptados, supera los 750 millones entre 2004 y 2008.

Y ello a pesar de todo lo que sabemos sobre la importancia de la cualificación y de sus beneficios públicos y privados. Es esa mano de obra cualificada la que aporta competitividad a la economía, y son esos trabajadores, por otro lado, los que tienen menos desempleo y mejores contratos. Su tasa de paro es menos de la mitad de la media (12%) y su estabilidad en el empleo mayor (un 12% más de contratos indefinidos).

Que en el contexto actual se opte por mantener el fomento del empleo no cualificado -que a través de la imigración tiene una oferta ilimitada y por tanto jamás mejorará el bienestar de nadie a medio plazo- en lugar de por afrontar los desajustes entre oferta y demanda de empleo cualificado, es lo más parecido a un suicidio colectivo para las futuras generaciones. Esas que en teoría tanto preocupan, pero que a la hora de la verdad todo lo que se hace es condenarlas a trabajar más que sus padres para obtener a cambio unos ingresos reales inferiores.

Por tanto, que nadie, y menos que nadie quienes gobiernan, se sorprenda de las consecuencias que pueda tener su desesperación condenados como están siendo los jóvenes: o al paro o, todo lo más, a encontrar un trabajo de retribución similar al de países no desarrollados.

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12 comentarios

Osvaldo Wenceslao escribió
10/04/2012 13:06

Buenos dias. Mi nombre es Osvaldo y trabajo como camarero. Ahorita mismo estaba leyendo su artículo y la verdad, no se si lo acabé de entender. Acaso tiene usted algo en contra de este ofisio? Yo trabajo de manera respetable y usted resien escribio su articulo ofensvo insultando a todo el colectivo. Ay, virgensita. como se atreve? Todos los españoles son iguales. Nos robaron el oro y ahora cuando llegamos acá trabajamos diganmente y nos despresian. pago mis impuestos para la corona, como todos ustedes españolitos, y ensima se permiten el lujo de mirarnos por ensima. Le voy a desir algo, algún dia los camareros levantaran su tierra, y serán ustedes sabiondos ricachones los que nos servirán a nosotros.. Me parece que usted está muy desinformado. Le aconsejo que lea algún articulo sobre economia o globalizacion antes de hablar sobre el tema, no vaya a haser el ridiculo como resien demostró. Y por último, un consejo: no insulte a quien le prepara la comida;quien vientos siembra, huracanes recoje.Buen dia.

Jordi Palafox escribió
29/03/2012 17:17

En el largo texto de quien firma como Felix me parece que hay una combinación de peras, manzanas y así hasta cien cuestiones distintas. Pero en todo caso, gracias sinceras por el tiempo dedicado a redactarlo. Estoy seguro de que el director de valenciaplaza.com acogería con interés sus puntos de vista sobre la creación de empleo (o la no creación de empleo más bien) en la economía valenciana. Porque lo que nos falta, y no explicitaré de quien es la responsabilidad en mi opinión, son plataformas de debate. Todo para que los jóvenes puedan evitar un futuro que hoy parece inevitable.

ricardo escribió
29/03/2012 12:25

echo en falta este discurso en los aspirantes a la Secretaria del PSPV, que solo hablan de mover sillones y de recomposiciones de Los Órganos. Eso en el ámbito económico. Pero también en temas comon el modelo de Estado o la consideración de "lo valenciano". Hay que entrar "a muerte" como hace Palafox en vez de "irse de rositas".

Félix escribió
29/03/2012 11:53

En este artículo de opinión no me cuadran algunas cosas. Parece según usted señor Palafox, casi por arte de magia, si el grueso de la población española fuera altamente cualificada, tuviéramos ingenieros, científicos por doquier, de repente seríamos una especie de paraíso. Lo primero,es que no paro de oír en los últimos años que este país tiene la generación más preparada de su historia, la que mayor número de universitarios tiene, que incluso hay un fenómeno extendido que es el exceso de preparación que hace que mucha gente falsee su currículo, recortándolo para así tener mayores opciones de acceder a un empleo. La gente que más se plantea salir al extranjero, es precisamente la gente con mayor cualificación. España, es uno de los paises donde más accesible es cursar una carrera universitaria. Curiosamente muchos de los países más avanzados en I+D tienen un porcentaje de universitarios sensiblemente menor que España. Dando una vuelta de turca a la frase de su artículo "es altamente improbable que se pueda obligar a un caballo a beber si no está sediento", yo diría que en España tenemos caballos para dar y vender (y están sedientos de verdad), tantos que va a ser necesario exportar caballos, pues lo que no tenemos son abrebaderos. En España, lo que no nos falta es precisamente esa mano de obra cualificada, y lo que nos falta son empresas que puedan aprovechar dicha mano de obra. Si el problema no es el turismo. Precisamente haber apostado por el turismo es lo que de momento nos está salvando el culo en buena medida. Solo faltaba que estando como estamos, encima no tuviéramos siquiera la actividad turística funcionando decentemente. Debemos replantearnos, porque los sucesivos gobiernos han hecho una política que impide crecer en I+D acortando diferencias de verdad con los países de nuestro entorno. Por muchas universidades e ingenieros y científicos que tengamos, si no hay empresas que los contraten, no sirve para nada, solo para que el dinero invertido en formación de nuestros estudiantes sea aprovechado por otros países. En España hay mucha subvención a sectores de muy dudosa productividad. RTVE, ente público, subvenciona cada año un centenar o más de películas, muchas de las cuales no salen ni al circuito comercial. Las subvenciones al carbón aprobadas por el anterior gobierno son un disparate. Mientras sectores enteros que no aportan I+D ni gran valor añadido, son sostenidos por dinero público, otros sectores más productivos ven como muchas de sus empresas tienen que cerrar. En España abrir una empresa cuesta meses, en otros países de nuestro entorno días, y en algunos países como EEUU horas. Nada más abrir una empresa lo normal, es que empieces teniendo que pagar distintos gastos administrativos e impuestos, eso antes de empezado a levantar cabeza y a tener ingresos por la actividad empresarial. Y ni hablemos de la rigidez del nuestro mercado que no incentiva precisamente a contratar. Creo que en este país, los que sobran son demagogias mitineras, y falta ir al meollo de la cuestión, coger al toro por los cuernos, para poder poner soluciones.

Jordi Palafox escribió
28/03/2012 22:42

A todos los comentaristas mi agradecimiento por vuestro tiempo y vuestras ampliaciones y matizaciones llenas de interés. Hasta la que me considera un alienígena que igual no va descaminado. Me llenan de optimismo respecto a la salida a esta profunda crisis en que intuyo que la exigencia de dación de cuentas clara y continuada va a ser la alternativa a un nuevo tipo de prefascismo en forma de apoyo al gobierno de los técnicos o de los mejores ¿sin elecciones?. Si deseo aclarar, a partir del comentario de Paco Ferrer, que yo soy de los partidarios de la especialización del trabajo. Por ejemplo, cuando llamo aun servicio técnico porque se me estropea la lavadora lo que quiero es que me la arreglen no que me den una conferencia sobre lavadoras. Y no me isnto obligado a saber de lavadoras aunque tenga una. Pues, lo mismo en mi percepción de la opinión de la mayoría cuando vota a unos políticos para que, en el poder o en la oposición si no hay más remedio, expliquen (o apliquen) sus soluciones. Que es su profesión en lugar de vivir del cuento como es nuestra lamentable situación actual que empieza a generar opinones prefascistas. Concretando, no tengo la pretensión de tener la solución. Eso es, en mi opinión, tarea colectiva. Con todo, me tomo la palabra y algo escribiré para contentar a los amigos y a beneficio de inventario si nada cambia y los afectados no se movilizan ya por sus intereses y su futuro. Jordi Palafox

berta Chulvi escribió
28/03/2012 20:27

Indignadísmo. No llevamos 500 años así. Yo acabo de cumplir los 44 y recuerdo tiempos mejores, en la Comunidad Valenciana el PP abandonó la economía productiva que no fuera turismo y grandes eventos, pero antes de eso yo recuerdo, en mis primeros años de vida profesional un esfuerzo serio de muchos sectores económicos por apostar por el i+d, me refiero a mediados de los 80. Recuerdo a Simó Nogués al frente de Bancaja, y a Jose María Gil Suay de Secretario General de la Cámara de Comercio y a Antonio Rico al frente del IMPIVA, y a Ramón Cerdà y a Alejandro Mañes en la Feria de Muestras. Recuerdo que yo como periodista veía debates serios sobre cómo promocionar el producto valenciano. Es cierto que hoy como señala Palafox la globalización ha pulverizado mucho de ese terreno, pero yo sigo confiando en la creatividad, el conocimiento y el esfuerzo de muchos valencianos y valencianas, y creo que si se diera un esfuerzo serio y conjunto de toda la sociedad, podríamos encontrar vías para salir de la situación actual, pero para que prenda la mecha de ese esfuerzo, hemos de ver al frente de las instituciones y también de los partidos, y de las organizaciones empresariales a una ciudadanía ética, sólida y responsable. Eso es lo que nos falta.

Francisco Ferrer Sánchez escribió
28/03/2012 18:25

Como pasa siempre con lo que escribe Jordi Palafox,la amenidad de lo expuesto y lo acertado de la argumentación suscitan una sonrisa de aquiescencia. Pero,al mismo tiempo,sus palabras,sugieren tanto como dicen,y por tanto,esa misma intriga debería comprometerle a seguir escribiendo sobre el tema. Porque,efectivamente,sería de la mayor utilidad, no sólo para los poíiticos en busca de relato,sino también para el ciudadano normal y consciente, que el prof. Palafox aclarara qué hay qué hacer ( y quién tiene que hacerlo) para que los empresarios valencianos vean posibilidades de inversión rentables y , simultáneamente,la preparación cualificada de los jóvenes valencianos encuentre el empleo correspondiente. No será mediante la armonía preestablecida de Leibniz,pero tampoco a través de la mano del mercado, sin más intervenciones. ¿O sí? Jordi, tienes más trabajo... Despiertas interés. CARTESIUS

Gabriel escribió
27/03/2012 23:00

Todo muy bien, pero si hay paro algo hay que hacer. Y si el empleo que hay es de camarero a 100 euros semana, pues es más que nada. SI nos cargamos esto igual nos quedamos sin nada. ¿o no?

Mayte escribió
27/03/2012 22:05

Todo lo que dice está muy bien. Pero ¿que dicen las universidades, y sobre todo los universitarios?. Nada de nada. Callados como muertos. Reciben cientos de millones, miles, ¿ y a quién y cómo justifican lo que gastan y cómo lo gastan?. Porque en estos últimos años, mucho edificio nuevo , para hacerse la foto, pero de fomento de la investifacón o de aproximarse al tejido productivo para adaptar titulaciones nada de nada. Corporativismo y silencio es lo que tenemos de nuestras universidades. Así que menos criticar y más dar ejemplo. (no va por Palafox que fue profesor mío. Él es un alienígena en un país de....valencianos.)

27/03/2012 18:02

Buenas tardes: he leído su análisis con mucha atención. Tengo dos hijos profesionales y "pretendo" que de alguna forma puedan desarrollar las actividades para la cual estudiaron.Se, que es un poco difícil pero espero lograrlo.Han pasado ya los tiempos donde cualquier madre decía"hija ¡ojala te cases con un fontanero¡" considerado entonces un trabajo con "futuro".- Hoy en día cualquier trabajo siempre que sea honrado y permita vivir es digno.Sin embargo parece ser que la clase política mediocre y arribista que ha hecho de la misma una profesión son los únicos que después de hacer un mal trabajo tienen asegurado como premio otro...trabajo obviamente sin pegar ni un sello.- Atte Alejandro Pillado Valencia 2012

Carlos González Triviño escribió
27/03/2012 10:17

Claro. Es que al problema de la sobrecualificación respecto al modelo productivo hemos llegado a partir del problema tan fuerte de sobrecualificación al que se enfrentan los recursos humanos dentro de las organizaciones políticas.

Indignadísimo escribió
27/03/2012 08:37

Muy buen análisis. Sin embargo, ¿cómo incentivar a una clase política peor que mediocre y venal, para adoptar decisones que limiten su arbitrariedad, ¿cómo hacer que se exijan responsabilidades? ¿cómo premiar a los mejores y sancionar a los incompetentes o deshonestos? MIentras la sociedad aguante esta situación, nos seguiremos hundiendo. sólo llevamos 500 años así.

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