Comparte esta noticia

• Tweet
• meneame

Otras noticias

• AitanaStar, pulseras con tecnología QR para situaciones de emergencia
• La UPV lanza un concurso para "reinventar" la Universidad
• Llega a Valencia Metricson, una firma de abogacía especializada en 'startups'

VALENCIA. Los días pasan y en el entorno del Banco de Valencia la inquietud sobre el futuro de la centenaria entidad financiera crece. "El FROB lleva un retraso de más de 20 días en el proceso de venta sobre el calendario previsto", explica un directivo del sector que está a la expectativa de la decisión de los tres administradores que nombró el Banco de España tras la intervención.

Lo cierto es que el cuaderno de venta ya está elaborado y preparado para ser distribuido entre los posibles interesados en Banco de Valencia, pero aún no se ha hecho pese a que estaba previsto para hace un par de semanas. La adjudicación definitiva de Unnim a BBVA abrió formalmente el proceso, ya que la entidad participada por Banco Financiero y de Ahorros (BFA, matriz de Bankia formada tras la fusión de Bancaja y Caja Madrid) es la siguiente en la lista.

Pero el proceso va más lento de lo que se estimó en su momento. En la última semana de marzo, el FROB aún no ha dado a conocer algunos datos esenciales para que los posibles compradores se hagan a la idea de si les interesa o no acudir a la subasta. El primero y fundamental es el informe definitivo de la valoración del banco, encargado a Nomura.

Esta es la cifra clave, la que se espera y se teme casi a partes iguales por los interesados como por los afectados, especialmente los accionistas históricos, esperanzados en conseguir que la presión que están ejerciendo desde la asociación Pro Banco de Valencia surja efecto y no se valore en cero a la entidad.

La otra clave pendiente es la convocatoria de la junta general de accionistas, donde se debe aprobar el plan de viabilidad del banco que presente el FROB y en la que los socios locales quieren dar la batalla de la imagen, con la decisión de BFA sobre su papel en el futuro de la entidad de fondo.

Son, en todo caso, elementos que no consiguen paralizar las hipótesis -más o menos realistas- sobre quién se hará con el control de Banco de Valencia una vez se dirima la subasta pendiente. Y aquí es donde cada vez van quedando menos jugadores, hasta el punto de que las miradas se fijan casi en exclusiva en un nombre: Carlos Egea, presidente de Banco Mare Nostrum (BMN), la entidad liderada por Cajamurcia.

ENTRE EL INTERÉS Y LA CAPACIDAD DE BMN

BMN ha mostrado en público y en privado su interés por participar activamente en el proceso de venta de Banco de Valencia. Lo cierto es que es prácticamente la única entidad que lo ha hecho y no son pocos los que en el mundo financiero español (y también en el entorno económico valenciano) dan por hecho que será el principal postor, sino el aspirante solitario.

El problema es que, tras la reforma del sistema financiero, el escenario con el que se venía especulando en los últimos meses ha variado notablemente. Aunque BMN presenta una situación envidiable comparada con las que fueron sus competidoras en la costa mediterránea, las dudas sobre si tiene músculo suficiente para digerir lo que definitivamente tenga en su interior Banco de Valencia siguen sobre la mesa.

Pero es que BMN también tiene sus propios retos, tanto el que le obligan a realizar las provisiones de la nueva legislación como el de alcanzar el tamaño que el Gobierno considera mínimo desde que lanzó el real decreto. Y esa horquilla entre los 150.000 y 200.000 millones de activos de mínimo aún quedarían lejos.

Desde la gran banca española, que mira de reojo la subasta del Banco de Valencia, se apunta a la que se está planteando como una operación puente: que BMN se quede ahora con la entidad valenciana y que, a medio plazo, el grupo resultante acabe encajando en una operación de mayor magnitud.

"BMN ganará un año [plazo para cumplir con los requisitos de capital que aumenta para las entidades que participen en la consolidación del sector] pero lo más probable es que en el plazo de un año, tal y como se está presentando la situación económica, haya que proceder a nuevas fusiones", explican fuentes financieras.

El Banco de Valencia, pese a su situación, sigue siendo interesante, "al menos el tronco, la parte sana", por su fuerte implantación en Valencia. Pero los grandes -léase Santander, BBVA o La Caixa- no participarán en la subasta. "Pero todo apunta a que el año que viene sí lo hagan, y entonces el resultante de la fusión BMN y Banco de Valencia acabe en manos de alguno de ellos. Lo que se está dilucidando ahora es una operación puente", aseguran las fuentes consultadas por este periódico.

CATALUNYA BANC METE PRISA Y DA PISTAS

Y mientras en la sede de Pintor Sorolla los administradores de Banco de Valencia siguen ultimando la subasta, la velocidad de crucero que ha cogido el proceso de concentración -con el límite del 31 de marzo para aprovechar las ventajas que ofrece el real decreto- lo demostró este viernes CatalunyaCaixa. La entidad, nacionalizada pero no intervenida como CAM o BVA, quiere adelantarse a otros procesos de venta que tiene por delante.

La venta de Catalunya Banc está por detrás en el tiempo del banco valenciano, pero quieren adelantarse. Anunciaron pérdidas para este año y saben que están abocados a integrar su negocio y red en algún grupo mayor. La cuestión es que mientras ese momento llega, temen perder el interés de un mercado con demasiada oferta.