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El eterno debate sobre de las fechas de la fiesta vuelven a la escena pública tras el buen dato de visitantes registrado este año

VALENCIA. La semana fallera ha sido un éxito de público y crítica para el sector hostelero de la ciudad de Valencia. Altísimas ocupaciones y un negocio muy bien recibido en plena crisis económica han animado a los principales actores del negocio turístico a volver a plantear el eterno debate de las bondades de que San José -en realidad la cremà- caiga siempre el tercer lunes de marzo para enlazar un puente que atraiga a muchos visitantes.

La Federación de Hostelería de Valencia (FEHV) estima que con un calendario como el de este año, entre 200 y 300 empresas habrán quintuplicado su facturación en Fallas. Es la prueba del nueve de que la teoría funciona y ahora hay que aplicarla por parte de las adminsitraciones para potenciar el mes de marzo.

¿Todo el mes de marzo? Pues a eso se apuntó la consellera de Turismo, Cultura y Deporte, Lola Johnson, ha apostado este martes por "extender" los beneficios de las fallas a "todo el mes de marzo". En este sentido, ha asegurado que las administraciones estarán al lado de los sectores implicados para aprovechar y promocionar "al máximo" la parte comercial de las fiestas.

"La idea que se ha dejado encima de la mesa y sobre la que todo el mundo entiende que es bueno trabajar es extender los beneficios que ofrecen las fallas no solo a cuatro días, sino si puede ser a una semana completa e incluso a todo el mes de marzo".

La cuestión es que el fuerte impacto de la fiesta fallera en Valencia tiene consecuencias positivas para el sector hostelero pero afecta a la actividad de numerosas actividades económicas que no ven necesariamente los efectos bondadosos de tanto tiempo de inactividad en muchos sectores. El límite de lo que puede durar la fiesta de las Fallas en una ciudad como Valencia también debería ser objeto de debate. El aumento de la productividad que se persigue con el traslado a los lunes de todas las festividades del año se vería limitado si, a los tres o cuatro días de fiesta más o menos oficial de las Fallas se añadiesen otras jornadas en las que trabajar en Valencia es casi una quimera. Para muestra, este martes, cuando la resaca de la fiesta se alargó en muchos centros de trabajo.