VALENCIA. Vicente Lafuente (Valencia, 1964) tiene sus propias opiniones y no duda en hacerlas públicas. Defensor de la reforma laboral como pieza clave en la futura generación de de empleo, desdeña la política de recortes realizada por la Administración. "El Estado debe incentivar la economía y aplicarse los ajustes que exige a las empresas y a los trabajadores".
Está convencido de que todos los agentes económicos han de predicar con el ejemplo, si no, lo pagarán muy caro. "Si no quieres que te hagan la revolución desde abajo, hazla desde arriba", comenta citando al canciller Bismarck, padre de la unificación alemana.
El encuentro se celebra en su despacho de la patronal metalúrgica valenciana Femeval al mediodía, pero ya lleva a sus espaldas el equivalente a una jornada laboral convencional. Reconoce que se levanta a las 5:30 y a eso de las 6:00 ya está en su empresa, Cromados Lafuente. "Lo mío no me hace nadie", reconoce, por eso son las tardes las que dedica habitualmente a los responsabilidades patronales.
MEDIAS CONTRA LA CRISIS
Poder pelear por sus compañeros de sector desde la patronal metalúrgica le anima, según reconoce, y no duda en poner los deberes a todos los que tiene su parte en la situación económica valencianas.
Las medidas para salir de la crisis pasan, según Lafuente, porque las entidades financieras y los políticos recuperen su función social. En el caso de los bancos, Lafuente reclama que apoyen a las empresas y a los particulares, favoreciendo el acceso a la financiación.
"Necesitamos que las entidades financieras vuelvan al modelo anterior la boom inmobiliario", defiende. "Si no lo hacen y antepone sus intereses particulares a los de la sociedad en general, el día que quieran recuperar la actividad para la que nacieron se habrán quedado sin clientes".
Por su parte, los políticos han de contribuir a generar una política de apoyo al tejido productivo y, especialmente, a las pymes, "que son las que realmente generan empleo". Esto no significa que las entidades financieras no dispongan de dinero público para recapitalizarse, sino que se les obliga a que una parte de ese dinero se convierta en crédito.
Lafuente es consciente de la necesidad de que la Unión Europea ponga por escrito estas medidas, "pero no lo hará si no existe una presión social para lograrlo". En esa presión deben implicarse también las patronales, especialmente la CEOE, "aunque no es ningún secreto que la banca está muy implicada en la organización", lo que condiciona sus decisiones.
ARRIMAR EL HOMBRO
Vicente Lafuente tiene a gana presidir la patronal siendo el dueño de una empresa pequeña, Cromados Lafuente. En concurso de acreedores después de aplicar un expediente de regulación de empleo (ERE) en pasado año, la suya y muchas otras "están sobreviviendo gracias un esfuerzo muy grande de los empresarios y de los propios trabajadores", reconoce.
"O apoyamos a las empresas o la mortalidad mercantil aún será mayor". Pero ese apoyo no debe quedarse en palabras, especialmente por parte de la Administración. Como ejemplo señala que tanto Hacienda como la Seguridad Social votan por sistema no a cualquier medida para aligerar la carga de las empresas e intentar que salgan adelante.
"Todos debemos tener una visión que vaya más allá de nuestros propios interese particulares, tanto las instituciones como las propias empresas", asegura. No es una cuestión de solidaridad y altruismo, sino de responsabilidad en beneficio de todos.
NADA DE SUBVENCIONES: DERECHOS
Con esa filosofía defiende la patronal que preside, la más numerosa de la Comunitat Valenciana con más de 4.000 asociados. Aunque la crisis ha hecho mella en el sector del metal, que incluye tanto a la gran industria siderúrgica como a los talleres mecánicos, asegura que el cumplimiento del pago de las cuotas es alto a pesar de la crisis.
"El problema económico de la asociación son los impagos de la Administración", asegura. Actualmente, la entidad, como el resto de patronales, lleva más de un año esperando que le paguen el dinero de los cursos y actividades que ha impartido y pagado de sus propias reservas.
Más allá del cumplimiento de los compromisos adquiridos, Lafuente recuerda que la Administración debe entregar ese dinero porque les pertenece a las asociaciones. "No son subvenciones o ayudas, es un dinero que se retira de las nóminas de los trabajadores para que puedan recibir formación", recuerda.
Además, la intermediación de la Administración en la gestión de estos fondos no sólo no suma nada, sino que resta, según Lafuente. "Si las patronales pudiéramos gestionar directamente los fondos de formación, podríamos sacarle el doble de rendimiento", asegura con cifras en la mano.
ENTIDADES COGIDAS "CON PINZAS"
Girando el foco hacia las entidades financieras valencianas, el presidente del metal reconoce que "están cogidas con pinzas".
Hasta ahora, las llamadas entidades valencianas no han tenido un comportamiento diferente con las empresas locales que el resto de entidades. "Dinero llama a dinero y, teniendo eso en cuenta, importa poco de dónde venga o haya venido", ya sea de Madrid, Santander, Bilbao o Barcelona.
De todos modos, al margen de la intervención de la CAM y del Banco de Valencia o de la integración de Bancaja en Bankia, dos piezas claves en la financiación empresarial como el Instituto Valenciano de Finanzas (IVF) y la Sociedad de Garantía Recíproca (SGR), en cuya junta directiva acaba de entrar Lafuente, cargan con su propia cruz.
EFECTOS SECUNDARIOS DE LOS IMPAGOS PÚBLICOS
Por una parte, la SGR esté en pérdidas y en un riesgo inminente de intervención del Banco de España, pero Lafuente defiende que ha sido durante años un instrumento muy útil para las empresas y para las propias entidades financieras que podían contar con la SGR como avalista de los préstamos que concedía.
"El problema es que muchos de los avales que ha concedido han sido para empresas proveedoras de la Administración que no han podido cumplir con sus préstamos por culpa de los impagos", señala. De todos modos, es optimista de cara la próxima junta general de la entidad, prevista en poco más de un mes, y espera que lleguen los fondos necesarios para que pueda continuar", afirma.
¿Se deben tomar medidas respecto a los actuales gestores de la entidad? "La renovación de los equipos ya se valorará. Ahora hay que centrarse en la supervivencia de la propia SGR", sentencia.
RECADOS PARA POLÍTICOS
Más contundente se muestra hacia el IVF. "El Instituto debe dar un giro completo y dedicarse a buscar sistemas de financiación de las empresas y dejar de centrarse exclusivamente de financiar a la propia Administración", como ha hecho hasta ahora.
También ha de cambiar Feria Valencia, otra organización con fuertes condicionantes políticos que conoce desde dentro, al formar parte de su cúpula. "Esta crisis nos tiene que poner a cada uno en nuestro sitio: los políticos han de dedicarse a los asuntos políticos y los empresarios, a los asuntos que tienen que ver con las empresas".
Sin embargo, como muchos otros empresarios y patronos, Lafuente antepone a la Generalitat una tarea como prioritarias: "No va generar nada en la economía valenciana hasta que no esté al corriente de sus pagos".
IMPAGOS: CUESTIÓN DE TIEMPOS
Además, le preocupa menos el cómo se pague o a quién se priorice a la hora de cobrar que el tiempo que se tarde en cumplir. "Si al final se va a tardar tres años en normalizar la situación, muchas empresas habrán muerto".
Una vez pagado todo y cuanto antes, el presidente de Femeval asegura que habrá llegado el momento de replantearse también muchas cosas, tanto para la Generalitat como para el resto del sistema autonómico.
Con un Gobierno valenciano "intervenido por el Estado", y una larga lista de entes autonómicos en una situación similar, España ha de enfrentar el problema y plantear si el sistema es sostenible tal y como hoy está planteado.
LOS PIES EN LA TIERRA
Implicado en la empresa familiar desde los 19 años y encargado de su gestión desde pocos más tarde, su formación ha sido a pie de fábrica y por medio de masters y cursos específicos para el negocio y su gestión.
No niega que ha vivido rápido, aunque no sea en el sentido más frívolo de la expresión. A sus 48 años está a punto para celebra sus bodas de planta de casado y cuenta ya con dos hijos de 23 y 18 años respectivamente, con los que aprovecha para comentar las movilizaciones sociales que sacuden a la sociedad española, especialmente con la que cursa Derecho y Ciencias políticas.
Su propia empresa le ata también a la realidad de muchos otros empresarios. Pyme de lago más de una docena de empleados, tuvo que presentar un expediente de regulación de empleo (ERE) hace dos años y, poco más tarde, declara el concurso de acreedores. De entonces a ahora intenta por todos los medios sacarla adelante. Un esfuerzo compartido con el resto de la plantilla por lo que no duda en afirmar que con ellos va "a muerte" donde haga falta.
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