VALENCIA. La delegada del Gobierno, Paula Sánchez de León, se ha quedado sola. Lo que empezó siendo una pequeña protesta estudiantil contra los recortes en la Educación se ha convertido en una cuestión de Estado merced, según han denunciado asociaciones juveniles y puede apreciarse en diversos videos en la red, a la represión policial aplicada.
Tras los incidentes surgidos tras la primera manifestación, el lunes se redoblaron las protestas con una actuación firme de las fuerzas y cuerpos de seguridad: 26 detenidos. Una cifra propia de manifestaciones que acarrean graves disturbios. Como muestra un botón: en las concentraciones en Atenas y Salónica en mayo de 2010 a tenor de los recortes necesarios para el rescate de la UE, se detuvieron a 70 y 37 personas respectivamente tras importantes incidentes en los que hubo lanzamiento de piedras, botellas, cócteles molotov, alzamiento de barricadas, incendios de vehículos y contenedores.
No ha ayudado a Sánchez de León la comparecencia el lunes del jefe Superior de Policía de Valencia, Antonio Moreno, quien preguntado por las fuerzas de seguridad desplegadas señaló: "No es prudente desde el punto de vista de la táctica y la fuerza policial que yo le diga al enemigo cuáles son mis fuerzas y debilidades", un traspiés verbal grave que no ha contribuido a amainar la tempestad.
Las manifestaciones estudiantiles, alimentadas por la desafortunada gestión de las protestas, han dejado en evidencia a la recientemente nombrada delegada del Gobierno. Y, en este contexto, Sánchez de León sufrió ayer la soledad de su cargo.
El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, fue el que abrió la veda de desmarques al admitir "algún exceso" en la actuación policial contra los estudiantes en Valencia. La simbiosis entre Gobierno y PP era cuestión de minutos: no tardó en imitar esta interpretación el secretario general de los ‘populares' valencianos, Antonio Clemente, tras reunirse precisamente con la delegada del Gobierno. Bien es cierto que el ministro matizó sus palabras horas más tarde vista la repercusión de las mismas y la posición tan delicada en la que había quedado la delegada del Gobierno.
No fueron los únicos que se pronunciaron a lo largo del día. La consellera de Educación, María José Catalá, lamentó los incidentes aunque manifestó su "perplejidad" porque los recortes en esta área, a su juicio, "no afectan a la calidad de la enseñanza" sino "a la retribución de los docentes". La responsable autonómica se preocupó, además, de recalcar que sus competencias son solo educativas y no en seguridad. Otro balón al tejado de la delegación.
Más duros fueron desde el Sindicato Unificado de la Policía (SUP), quienes tacharon de "cobarde" al ministro por descargar la responsabilidad a los cuerpos de seguridad y le invitaron a cesar a Sánchez de León si consideraba excesiva la actuación policial. El SUP fue más allá y consideró un "fracaso" la gestión del incidente por parte del Jefe Superior de la Policía y de la delegada del Gobierno. "Cometieron el grave error de echar gasolina al fuego", sentenciaron.
Sánchez de León maniobró en la mañana de ayer con una rueda de prensa en la que anunció que se depurarían responsabilidades a través del inicio de un expediente informativo si se revelaban excesos policiales. En cuanto a las detenciones y actuaciones concretas, Sánchez de León, recalcó que estas situaciones "se producen en la calle, no en los despachos, y es en la calle donde se toman las decisiones, y ahora yo sí que asumo absolutamente la responsabilidad de reordenar esto para que no se vuelva a producir", concluyó.
Un movimiento tardío de la delegada del Gobierno, quien no ha sabido atajar los incidentes acaecidos y que han dado la vuelta al mundo. Hasta el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, lamentó la imagen de España fotografiada en las calles de Valencia. Y es que, por poner otro ejemplo, las protestas del movimiento 15M, bien es cierto que más organizado y maduro, no conllevaron en varias semanas de estancia en el centro de Valencia tantas detenciones como la manifestaciones estudiantiles de esta semana.
Continuando con su particular viraje, la delegada del Gobierno recibió en la tarde de ayer a Albert Ordoñez, presidente de la Federación Valenciana de Estudiantes, quien pidió su dimisión por la actuación de la Policía y solicitó que se retiraran los cargos de imputación sobre las personas detenidas, peticiones que Sánchez de León rechazó, aunque lamentó los incidentes y recordó al líder estudiantil que debían comunicar a la delegación su intención de manifestarse.
Ante el resultado del encuentro, Ordoñez afirmó que hoy volverán a llenar las calles de Valencia y acabarán la marcha en delegación El día 28 también habrá una jornada de movilizaciones y el día 29 una huelga de enseñanza, avanzó.
En cuanto a las movilizaciones registradas ayer, congregaron de nuevo a miles de jóvenes frente a la Plaza de Toros de Valencia y, en esta ocasión, no se registraron incidentes, pese a que los manifestantes se desplazaron por diversas calles de la ciudad y protestaron ante la propia Delegación del Gobierno y la sede del PP. Entre los cánticos de los estudiantes, uno de los más repetidos fue: "Sanchez de León, ¡dimisión!".
No apoyaré ni disculparé lo sucedido con los estudiantes, pero hay que reconocer que lo que ha pasado tampoco es como para que dé la vuelta al mundo, todos hemos visto (y muchos de los que pasamos la cincuentena hemos sufrido) peores actuaciones policiales. Y Sánchez de León no es mi político favorito pero hay que reconocer que, sin saber ni por dónde venía el golpe, le ha caído encima todo un tsunami: Acababa de llegar a la delegación del gobierno no como un ascenso, sino apartada por campsista desde nada menos que la vicepresidencia autonómica, porque los que cortan el bacalao en la generalitat son ahora de otra cuerda. Era totalmente inexperta en asuntos de seguridad, porque ésa es una competencia estatal y ella siempre se ha movido en el ámbito autonómico, pero Fabra hizo que la nombraran para quitarla de en medio sin dejarla en la calle. Un incidente de no demasiada importancia el primer día se va agravando por momentos, bajo su responsabilidad y por su torpeza o lentitud, sí, pero todo se conjura en su contra y ahora ya no hay marcha atrás. Sin apoyo real ni en el consell ni en Madrid está ya marcada y, aunque se guardarán las formas y su caída no será inmediata, tampoco terminará la legislatura ni mucho menos. Destino por cierto muy parecido al de su predecesor Peralta y aquella carga en el Cabanyal, lo que son las cosas. Mala suerte la de esta mujer, quizá no se la merecía, o al menos no tan pronto. Otros peores que ella seguirán ocupando puestos de responsabilidad durante muchos años y a ellos nunca les tocará vivir momentos como éstos.
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