VALENCIA. La recuperación del crédito bancario es clave para salir de la crisis pero mientras las entidades financieras engrosan sus beneficios mediante la compra de deuda soberana, la liquidez sigue sin llegar a manos privadas. Ayer se celebró nueva subasta de dinero del BCE al 1%. Se prevé que la banca española capte más de 100.000 millones de euros.
Nuestra economía ha sido históricamente muy dependiente del crédito bancario y caben pocas dudas de que el final de la crisis sólo se alcanzará con el restablecimiento de los niveles de crecimiento del crédito anteriores al año 2007. Hay otros factores importantes: alcanzar el equilibrio presupuestario en las cuentas públicas, devolver la prima de riesgo de la deuda soberana a niveles racionales, limpiar los maltrechos balances de las entidades financieras españolas, flexibilizar el mercado laboral... todos ellos son condición necesaria, pero ninguno condición suficiente para salir del pozo en el que está inmersa la economía española.
Todo aquel que pise la calle lo sabe: los bancos han dejado de dar crédito, pero vamos a tratar de justificar esta constatación con datos. Según el propio Banco de España, el crédito bancario creció en nuestro país a tasas superiores al 10% anual en el periodo 1998-2007. Fueron años en los que el PIB crecía a un ritmo comprendido entre el 2,7% (2002) y el 5% (2007). Al mismo tiempo la tasa de desempleo se mantenía en cifras épicas, descendiendo del 11,4% (tasa de 2002) al 8,3% (tasa de 2007).
A partir de este momento, con el inicio de la crisis financiera, el crecimiento del crédito se ralentizó, creciendo en términos globales a tasas inferiores al 10% en el periodo 2008-2011. En este periodo de tiempo la economía española no ha crecido en términos reales, aunque el crédito bancario ha seguido creciendo por encima de la inflación. ¿Qué ha ocurrido? Hay un fenómeno adicional en este periodo que ha incidido de manera definitiva en la congelación de la actividad económica en España. Para entenderlo es necesario observar la manera en la que el crédito continuó creciendo a partir de 2007, es decir, no sólo cuánto creció el crédito sino cómo lo hizo.
ADMINISTRACIONES PÚBLICAS: MÁS CRÉDITO QUE NUNCA
La explicación es sencilla: desde 2007, las entidades financieras han concedido más crédito a las administraciones públicas que nunca. Mientras en el periodo 2006-2009 el crédito concedido a empresas y particulares disminuyó su tasa de crecimiento desde el 24% al 0% (cero porciento) en términos anuales, el crédito concedido a las administraciones públicas pasó de crecer al 0% (cero porciento) hasta el 29% en el mismo periodo, y todavía continuó creciendo a tasas superiores al 10% en los ejercicios 2010 y 2011.
Mientras el crédito entre las administraciones públicas se ha seguido expandiendo, la tasa de variación del crédito al sector privado es negativa desde diciembre de 2009, y las consecuencias como sabemos son nefastas: crecimiento real del Pib próximo a cero en los últimos cuatro años y tasa de desempleo en máximos históricos. Cosa perfectamente normal en una economía de mercado como la nuestra, donde el crecimiento y el empleo continuarán siendo generados por el sector privado el cual necesita de inversión en activos y tecnología para producir bienes y servicios que los consumidores compran... y tanto para lo uno como para lo otro (inversión y consumo), se necesita financiación bancaria: las empresas para invertir y los consumidores para comprar.
En un contexto europeo, de moneda única, de mercados financieros que no entienden de fronteras, las soluciones para que el crédito bancario vuelva a fluir hay que ponerlas desde la Skytower. Lamentablemente no parece que el BCE esté ayudando a paliar la falta de liquidez en el sistema financiero.
Así, con la inauguración por parte de Mario Draghi de las sucesivas rondas en la barra libre de liquidez a 3 años abierta en el mes de diciembre de 2011 (y en la que los principales bancos tomadores han sido entidades italianas y españolas) la situación dos meses después es que los bancos privados se han dedicado fundamentalmente a tomar fondos prestados del BCE con la mano izquierda y a volvérselos a prestar al BCE con la derecha, o bien a realizar inversiones en deuda soberana. Desde el inicio de la barra libre, las posiciones de los bancos europeos en depósitos en el BCE han pasado de 265 mil millones de EUR (posición a diciembre 2011) a 568 mil millones de EUR (posición a 17 de enero 2012) cerrando a mitad de febrero en 510 mil millones de EUR.
Siendo, como es éste, un mal negocio para los bancos privados (toman prestados los fondos al 1% y lo prestan al BCE al 0,25%), perdiendo dinero en cada operación que realizan, parece que las entidades europeas prefieren este juego de intercambiar el dinero de manos a la opción de prestar en el interbancario o prestar al sector privado.
JUEGOS DE BANCA
¿Será éste un juego entre el BCE y bancos privados que tiene como objetivo el ajustar posiciones técnicas, haciendo cumplir normativa de la propia autoridad monetaria en materia de balances? Porque, lamentablemente, estas medidas no introducen ninguna liquidez adicional al sector privado: otra prueba de ello son las inversiones realizadas por las entidades españolas en deuda pública durante los últimos meses.
El saldo de inversión en deuda soberana por parte de la banca española se ha duplicado en los últimos 12 meses llegando a cerrar el pasado enero en 119 mil millones de EUR, record histórico. A través de esta operativa, conocida como Carry Trade, las entidades ganan prácticamente sin riesgo un margen dado por la diferencia entre el 5% promedio de rendimiento de le deuda y el 1% que deben pagar al BCE por tomar prestados los fondos.
Cabe pues preguntarse por qué se empeña el propio BCE en continuar estimulando la economía en base a medidas de política monetaria (vía tipos de interés y vía cantidad de dinero) que no están funcionando. Por qué no establece un marco regulatorio de emergencia permitiendo (incluso obligando) a las entidades a mantener posiciones de crédito más agresivas en otros bancos (vía interbancario) además de concederlo a particulares, y empresas no financieras.
En cuanto a las medidas tomadas por el gobierno español, el nuevo ejecutivo ha apostado por la vía de las reformas complicadas al inicio de la legislatura: un cóctel de subida de impuestos combinado con enormes recortes en gasto para alcanzar el equilibrio presupuestario en el medio plazo (lo que desde un punto de vista del funcionamiento de los mercados se puede traducir por "trabajar en moderar la prima de riesgo"), flexibilizar el mercado laboral y concluir la reforma del sistema financiero.
DUDAS SOBRE LA REFORMA FINANCIERA
Asumiendo que las dos primeras medidas son tan necesarias como improductivas en el corto plazo en términos de crecimiento y empleo, la reforma financiera tampoco está exenta de dudas en cuanto a su efectividad. La misma se centra en obligar a las entidades a dotar provisiones adicionales, o reclasificar las ya existentes en sus balances, para cubrir los excesos de valor de los activos inmobiliarios.
Pero parece cuanto menos dudoso que esta medida ayude a la reactivación del crédito bancario en el corto plazo: en primer lugar porque las provisiones a dotar no van a tener ningún impacto sobre la caja de las entidades (salvo por posibles escudos fiscales vía impuesto de sociedades), en segundo lugar porque parte de estas provisiones ya están dotadas, y los bancos aprovecharán fondos de provisiones genéricas previamente existentes para reclasificarlos según la normativa especifica de la reforma en vigor.
En resumen, el juego de las provisiones no va a mejorar la posición de liquidez de los bancos (se trata de meros ajustes contables entre el valor de sus activos y sus fondos propios, cuando no meras reclasificaciones de las provisiones ya existentes). Puede tener efectos en el medio plazo si estas medidas ayudan a que se pongan en precio más asequible las enormes bolsas de suelo que todavía están en los balances de la banca (activos totalmente ilíquidos en este momento).
Esto podría dar lugar a una paulatina recuperación del ramo de la construcción, actividad que, por otro lado, es claramente generadora de empleo por ser intensiva en mano de obra. También puede tener algún efecto en cuanto a mejorar la fiabilidad de los balances de nuestras entidades de manera que mejore su posición para captar financiación externa en los mercados de deuda privada.
MERCADOS HISTÉRICOS
Pero esto está por ver. Los mercados continúan histéricos y la banca española continúa teniendo con muchas dificultades para colocar emisiones de deuda en los mercados de financiación mayorista, así como a tomar prestado en el mercado interbancario. Así lo refleja el informe de estabilidad financiera del Banco de España en su último número de noviembre 2011 "...la persistencia de dificultades en los mercados financieros es un elemento de preocupación para el sector bancario español..."
Y si la reforma financiera tampoco es solución, cuándo podrán volver a prestar los bancos? Pues bien, atendiendo a los datos del Banco de España, no parece que lo tengan fácil en el corto plazo. El calendario de devolución de deuda que afrontará el sistema bancario español es muy exigente para el bienio 2012-2103. En este periodo la banca española tendrá que devolver al mercado de financiación mayorista el 33,5% del total de la financiación contratada en dichos mercados (bonos, obligaciones...), de ahí se explica que las entidades españolas lleven varios años cambiando su estructura de pasivo, apoyándose en los depósitos obtenidos de familias y empresas no financieras, dada su poca capacidad para tomar fondos prestados del interbancario y nula capacidad de atracción hacia inversores institucionales.
La necesidad de la banca por captar depósitos de particulares y empresas se traduce en que, desde el último trimestre de 2008, la tasa de variación de los depósitos de clientes, es netamente superior a la tasa de variación de los créditos concedidos por la banca a estos segmentos, lo que se traduce en un drenaje de liquidez del sistema.
En conclusión, todavía, y a pesar de lo que ya ha llovido desde 2007, quedan un par de años muy duros para la banca. Sólo a partir de 2013, los calendarios de devolución de deuda comenzarán a relajarse y, quizás, los mercados financieros a tranquilizarse, las medidas adoptadas en el presente a causar efecto, la banca española a recuperar el prestigio perdido entre los inversores institucionales, y con ello la recuperación de su capacidad de financiación y de vuelta a la concesión de crédito a las tasas necesarias para la recuperación económica.
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(*) Pablo Sanchis es socio-director de Year To Date, financial management & control
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