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VALENCIA. Feliz año 4710. No, no hay ninguna errata, es el nuevo año chino que estrenamos a finales del pasado mes; el año del dragón. Y según la evolución de los principales indicadores económicos de China en las últimas décadas, parece que el protagonista de este año es, por fin, fiel reflejo de la situación económica que ostenta el país.

La importancia económica de un país se mide por el tamaño de su PIB. Y China está superando todas las expectativas en el ritmo de su crecimiento. El informe de Goldman & Sachs de 1999 que acuñó el acrónimo BRIC para referirse a los cuatro mayores países emergentes, estimó que China superaría a las principales economías del G6 -excepto Estados Unidos- antes de 2020. Efectivamente, esa previsión ha ido cumpliéndose, pero mucho antes de lo previsto en la estimación econométrica del informe. Se estimaba que China superaría a Alemania en 2008, pero lo hizo dos años antes. Más llamativo es el caso para Japón, pues China superó a la economía nipona en términos de PIB en 2009 cuando la previsión era que sucediera en 2017.

Ese aumento del producto se ha visto reflejado en que la renta per cápita china se ha multiplicado por cinco durante los últimos diez años -la previsión era que no llegaría a triplicarse- de forma que se están reduciendo las diferencias de renta per cápita entre China y los países occidentales. La renta por habitante en España a penas se ha duplicado en ese mismo período. Y aunque la pobreza es la norma en las áreas rurales del país, el bienestar de buena parte de sus más de 1.300 millones de habitantes, transformada en capacidad para demandar nuevos bienes, es incontestable. Tomando como referencia la línea de pobreza de 1.25 dólares diarios, casi la mitad de la población china -600 millones de personas- ha salido de la pobreza en los últimos 25 años.

China: primera potencia exportadora

Un factor clave en este logro ha sido el carácter exportador de su economía, favorecido por las reformas del gobierno. Con 1.89 billones de dólares en exportaciones en 2011, China es el mayor exportador mundial, por delante de Alemania y Estados Unidos, que exportaron por un valor de 1.54 y 1.51 billones de dólares respectivamente en ese año. Pero más importante que el volumen de exportaciones, es la estructura de éstas. Refleja el tan repetido en España modelo de crecimiento, y permite conocer el potencial de expansión de una economía atendiendo a la clase de productos que produce y exporta.

En la actualidad, se considera que la especialización en productos de alta tecnología es una ventaja clave para mantener una economía potente. Por eso China no era percibida como un agente competitivo frente a las potencias occidentales. Tanto su producción como sus exportaciones eran básicamente de productos intensivos en mano de obra y de muy bajo valor añadido, lo que dejaba un margen limitado para aumentos sucesivos de la productividad y por tanto del crecimiento. Pero en los últimos años esta situación ha experimentado un cambio radical. China ha demostrado ser muy competitiva en el sector de las high-tech. En 2010 exportó productos de alta tecnología por un importe superior a Estados Unidos y Alemania juntos.

Una potencia que ahorra...

Además del rápido aumento de la producción asiática, existen otros factores como el ahorro nacional, las reservas y la deuda pública, que si bien son importantes por sí solos, aun lo son más si tenemos en cuenta las condiciones internacionales. Y es aquí cuando cobra relevancia la crisis de liquidez que sacudió a Estados Unidos en 2008 y rápidamente se extendió a todas las economías provocando una importante recesión a nivel mundial.

En primer lugar, si un país genera ahorro -como es el caso de China-, hay liquidez disponible en el mercado y los tipos de interés tenderán a ser bajos, con lo cual las empresas -todo lo demás igual- invertirán más y la economía se expandirá. Estados Unidos y Europa presentaron en 2010 un ahorro nacional del 10 y 18% de su PIB respectivamente. El dragón asiático, por el contrario, alcanzaba el 52%. Ello indica que China posee aquello que todo el mundo anhela desde 2008: liquidez.

Pero eso no es todo. Debido a ello, y a su creciente capacidad exportadora, China ha sido capaz de aumentar sus reservas de divisas y oro hasta en un 1.500% en los últimos diez años, de tal forma que a día de hoy, con 3.3 billones de dólares, es el país con mayores reservas del mundo. Supera a Japón y Arabia Saudita a los que siguen Rusia, Taiwán, Brasil e India.

...y poco endeudada

Por otra parte, la viabilidad económica y financiera de un Estado viene reflejada por la deuda pública, que se mide como porcentaje respecto del PIB. Puede ser financiada con ahorro nacional o con ahorro de agentes extranjeros que quieran invertir en dicho país, y puede hacerse a diversos plazos, a elección del inversor. A medida que éstos vencen, el Estado genera nueva emisión de deuda para hacer frente a cualquier desequilibrio presupuestario. Pero no es oro todo lo que reluce. Cuanto mayor es el nivel de deuda, mayores son los intereses que el Estado deberá pagar, y por tanto mayor la probabilidad de que la deuda siga aumentando. Y lo mismo ocurre con la deuda privada. Curiosamente, los dos estados con mayor deuda -pública y privada- del mundo son la Unión Europea y Estados Unidos. Y su principal acreedor es China, que ya ha puesto de manifiesto su descontento ante la laxitud de ambos gobiernos para contener la deuda.

¿Próxima primera potencia?

La predicción del informe de 1999 de Goldman & Sachs estimaba que China no superaría a Estados Unidos como primera potencia hasta 2040. Teniendo en cuenta que China ha superado antes de lo previsto en este informe al resto de economías del G6, es muy probable que también lo haga con Estados Unidos. Además, la actual crisis de liquidez ha acelerado este proceso de una forma brutal, pues ha situado a China en una posición de superioridad frente a las economías occidentales, que son las principales afectadas por la crisis.

Mientras España ha presentado caídas de la producción durante dos años consecutivos, el insaciable dragón asiático sigue creciendo cada año en torno al a 10%. Lo que está ocurriendo en España, con un desempleo cerca del 25% de la población activa, no es independiente de ello. Mejor tenerlo en cuenta porque un diagnóstico adecuado es el primer paso para poder enderezar nuestro futuro.
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(*) Cristina Navarro Pedrós es licenciada en Economía por la UVEG y alumna del Master Desarrollo, Instituciones e Integración Económica.