VALENCIA. ‘Laissez faire, laissez passer', rezaba una de las citas históricas a favor del liberalismo económico total en el siglo XVIII. "Dejad hacer, dejad pasar". Este término puede aplicarse a la línea de comportamiento de la directora gerente de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV), Marisa Gracia. Más de 13 años en puestos directivos en la Administración pública en los que ha optado por ceder ante las fuerzas mayores, lo que en política suele ser una garantía de continuidad.
Marisa Gracia se enfrenta ahora a una investigación por presuntas irregularidades en la contratación de dos empresas de seguridad. Una acusación que la mayoría de fuentes consultadas creen que no prosperará, si bien eso no la libera de responsabilidad hacia, como apuntan sus detractores, "una gestión deficiente y plagada de gastos superfluos" en FGV.
En 1987, Marisa Gracia (Zaragoza, 1960) se incorporó por oposición a la Jefatura de Sección Administrativa del Hospital General Universitario de Valencia. Era su primer paso en su carrera en la Administración Pública. Licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Valencia, master en Tributación, curso postgrado de Dirección Administrativa y Contable Fiscal, Marisa Gracia presentaba un curriculum apropiado para elevarse a puestos ejecutivos en el Gobierno Valenciano.
Tras ocupar distintos puestos de responsabilidad en el Hospital General y en el Hospital Universitario La Fe de Valencia, en 1999, con Eduardo Zaplana en la Presidencia de la Generalitat, da el salto a puestos de gestión haciéndose cargo de la Dirección General de Servicios Sociales, con Carmen Mas al frente de la cartera de Bienestar Social.
En el 2000, la salida de la consellera y la entrada como titular de la misma de Rafael Blasco cambian el rol de Marisa Gracia, quien no termina de sintonizar con el conseller. Poco después, es relevada del cargo y pasa a ocupar, la dirección del Ivvsa. En septiembre de 2003, el conseller de Infraestructuras y Transporte, José Ramón García Antón, la ‘ficha' para dirigir Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV).
ENTRADA EN FGV: EL CONTRAPESO DE VICENTE DÓMINE
En aquel momento, el gerente de FGV es Jorge García Bernia y Vicente Dómine, al frente de Transportes, tenía un importante control en la conselleria: sus proyectos, no obstante, como el TRAM de Alicante, son costosos y su eficiencia, cuestionada.
Fuentes consultadas por este diario señalan que García Antón quiso establecer un contrapeso a Dómine con el nombramiento de Marisa Gracia en sustitución de García Bernia, con buena sintonía con el primero y con el ‘zaplanismo'. Este objetivo inicial del conseller iría diluyéndose con el tiempo: Dómine de hecho, continúa en el área al frente de la Dirección General de Obras Públicas, Proyectos Urbanos y Vivienda.
UN PERÍODO DE 'BARRA LIBRE' EN LA CONTRATACIÓN
Desde el nombramiento de Gracia en septiembre de 2003, el número de directivos de FGV se ha multiplicado por cinco. En estos momentos ronda los 70, de los 17 que tenía el ente en su primera etapa. Sindicatos y oposición han denunciado esta situación, haciendo hincapié en los "gastos superfluos" que, a su juicio, ha aplicado Gracia en la gestión de la empresa.
Fuentes pertenecientes a FGV admiten el ascenso en este tipo de designaciones "innecesarias" para el funcionamiento del ente no sólo en el ámbito directivo, sino también en puestos de administración y otro tipo de plazas. Si las nuevas incorporaciones eran fruto de la iniciativa de Gracia o merced a ‘peticiones' de altos cargos por encima de su dirección a las que la gerente accede, es algo que nadie termina de aclarar.
Por otro lado, desde el entorno de Gracia defienden el proyecto para "modernizar la empresa" iniciado en 2003 por la gerente. "El reto fue la incorporación de personal técnico con la entrada de nuevos proyectos", subrayan desde FGV, desde donde puntualizan que en estos años los trabajadores del ente han pasado de 1.300 a 1.700. "La empresa ha crecido en todos los ámbitos", subrayan.
Otro capítulo llamativo para los medios de comunicación son los sueldos reflejados en la cuenta general de 2010: el salario de Gracia, 73.894 euros brutos anuales, era superior al del presidente de la Generalitat. Los altos cargos del ente se embolsaban en total más de un millón de euros anuales. La deuda de FGV, superaba los 1.000 millones según la citada cuenta general.
EL ACCIDENTE DEL METRO: LA DIMISIÓN QUE NUNCA LLEGÓ
El trágico accidente del metro de Valencia en julio de 2006, en el que fallecieron 43 personas y 47 resultaron heridas, puso todos los focos en la seguridad de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana.
Marisa Gracia presentó, según recuerdan fuentes del ente, su dimisión a sus superiores tras el accidente, pero no fue aceptada y, a partir de entonces, Presidencia se hizo cargo de la estrategia de comunicación para gestionar la crisis política derivada de la tragedia. Esta etapa fue la más dura para Gracia, según apuntan fuentes de su entorno, quien barajó en varias ocasiones su salida del ente, aunque finalmente se plegó al guión marcado desde Presidencia y se mantuvo en el cargo. El caso no tardó en archivarse, para decepción de los familiares de las víctimas.
¿UN PEÓN EN UNA GUERRA DE REYES?
Ahora, la gerente de FGV vuelve a situarse en el centro de la polémica a raíz de la denuncia de un trabajador destapada por el diario El Mundo en la que se le acusa de haber ordenado presuntamente un cambio de valoración de diversas ofertas de seguridad presentadas a concursos en 2007.
Este caso, es considerado por diversas fuentes como un nuevo capítulo dentro del pulso que mantiene el actual presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, en su renovación de altos cargos de la etapa de Francisco Camps. "Gracia es sólo un peón en una guerra de reyes", señala un cargo intermedio de FGV.
Otros opinan que la gerente de Ferrocarrils no tiene identidad ni adscripciones políticas de empaque como para ser el objetivo en una lucha de este calibre y consideran que es "simplemente" una denuncia de un trabajador del ente sobre una actuación concreta.
Fuentes sindicales críticas con la gestión de Gracia al frente de FGV valoran como profesional a la directora y no dan excesivo crédito a la denuncia: "Creemos que su gestión no es la adecuada pero nos parece honrada", señaló a este diario un cargo de un sindicato ferroviario.
Sin embargo, hay quien considera que Gracia ha aplicado a rajatabla el "dejad hacer, dejad pasar" y cumplido órdenes 'de arriba'. Un hecho demasiado habitual en la politizada Administración valenciana.
buen articulo salvo el peaje politico que tributa al accidente del Metro. Accidente que las izquierdas valencianas manipularon convenientemente. FGV tenhía cubierto su programa de inversiones en infraestructuras y había un tramo de limitación de velocidad que el conductor ignoró (y mucho!). Pero eso en determinados sectores de opinión es tabú. Hay pronunciamiento de los tribunales de Justicia. El perfil que dá de Marisa Gracia creo que define muy bien la realidad.
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