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VALENCIA. Francisco Pons cumplirá la semana que viene un mes como vicepresidente de Bankia con muchas incógnitas por resolver sobre su influencia en el banco participado por Bancaja. Esta misma noche, en la inauguración de Forinvest, Pons se dejará ver por primera vez entre lo más granado del mundo empresarial y financiero de Valencia. No lo hace desde que el pasado 10 de enero acudió a la conferencia que pronunció Rodrigo Rato invitado por la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD). Y las preguntas se empiezan a amontonar sobre su mesa.

El vicepresidente de Bankia ha tomado ya posesión de su despacho en la torre de Caja Madrid en la madrileña Plaza de Castilla, donde trabaja a caballo con la todavía sede de Bancaja en Valencia. Un paso que, pese a lo que podría pensarse, se ha convertido en una primera pequeña victoria para Pons. Su despacho está junto al de Rodrigo Rato, una propuesta que el empresario valenciano puso sobre la mesa cuando se le buscó su espacio tras el nombramiento y que, según las fuentes consultadas por este periodico, no era la opción preferida del entorno de Rodrigo Rato, el que ahora manda en Bankia.

Esa va a ser la tónica a la que deberá enfrentarse Pons en los próximos meses al menos. "Para siempre", aseguran personas conocedoras de las interioridades de un banco en el que la representación de Bancaja, el segundo máximo accionista, ha sido laminada hasta el punto de que en el equipo directivo no hay ya nadie de los que llegaron con la fusión. El poder de Caja Madrid se ha impuesto desde el minuto dos.

Pons, según fuentes de su entorno, es consciente de la soledad que le rodea en su nuevo puesto. Pero está dispuesto a hacer valer su posición, la de Bancaja, accionista al que representa, y la de los empresarios valencianos, los que, hay que recordarlo, le propusieron para el puesto.

Pero la confianza que depositaron en él no impide que el mundo empresarial y financiero valenciano esté impaciente por ver algún resultado de la apuesta. El desencanto con Bankia se hizo visible la semana pasada en la última visita de Rato a Valencia. Un acto al que no acudieron los representantes empresariales. Tampoco el propio Pons, aunque según personas próximas al empresario se debió a asuntos de índole personal.

Los empresarios valencianos cada vez se ven menos representados en una entidad en la que se ha integrado la que fue su caja de referencia. No hay créditos, ni líneas de descuento. ¿Puede Pons cambiar esto? Difícilmente podrá inclinar la balanza de una decisión comercial el hecho de ser valenciano, pero tampoco debería suponer un handicap.

Pero en las últimas semanas le ha surgido a Pons otro flanco. La decisión de Bankia (en este caso de Banco Financiero y de Ahorros) de dejar caer al Banco de Valencia, si bien se tomó mucho antes de su llegada, también afecta a su posición ante los empresarios locales, y más en concreto ante los vinculados al accionariado de la entidad. Si Rato ya ha demostrado su desapego por el Banco de Valencia, a Pons no se le conoce un pronunciamiento público, algo que se echa de menos en ese sector de la sociedad valenciana.

Pons, en todo caso, ha optado por un perfil bajo. Sabe que su posición es compleja tanto en el banco como en su territorio natural. Quiere formar un equipo que le apoye en Bankia, aunque sabe que no es fácil. "Ha adoptado un tono acorde con su personaldad: no es agresivo, pero tampoco pusilánime", asegura un empresario muy próximo a Pons. La cuestión es saber cuánta presión de uno y otro lado está dispuesto a soportar Pons.