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VALENCIA (VP). Dice el refranero español que "con la familia comer y beber, pero ni comprar ni vender", y no faltan otras muchas referencias a la mala percepción que tradicionalmente ha tenido la relación entre familia y negocios, más aún cuando éste crece, dura en el tiempo, y deja de pertenecer a una sola ‘casa'.

Pero parece ser que siempre ha de haber al menos una excepción, y la cadena ilicitana de supermercados ha tratado de ‘blindarse' contra posibles desavenencias familiares con una especie de ‘ley' interna, un protocolo de actuación en el que se marcan las reglas de acceso a cada puesto de trabajo para los sucesores de los actuales propietarios, e incluso la forma y el tiempo en el que estos deberán abandonar la compañía.

Hiperber fue fundado hace casi medio siglo por los hermanos Ernesto y José Bernabeu. Inicialmente fue una pequeña tienda de ultramarinos ubicada en el centro de Elche que con los años se amplió desde los 60 metros cuadrados iniciales hasta cerca de los 500.

"Se dedicaban a vender lo poco que había. Salaban bacalao y poca cosa más, porque no había mucha conserva. Les fue bien el negocio y abrieron un ‘cash' de venta al por mayor en Aspe, luego otro en Santa Pola y las oficinas centrales de Elche, y así creció el negocio hasta la llegada de la segunda generación", explica a Valenciaplaza.com José Bernabeu, actual director general de la compañía e hijo de uno de los fundadores.

"El formato de la venta al por mayor exigía poca mano de obra y más o menos subsistía bien, pero la segunda generación creímos que era mejor dedicarnos a los supermercados y en el año 1992 abrimos en Petrer el primer Hiperber en un formato similar al actual, para las amas de casa. Tuvimos la suerte de que los fundadores nos escucharon", añade.

A partir de este momento la compañía disparó su crecimiento, prácticamente duplicó su negocio. "No sabíamos si nos hacían falta veinte personas o dos. La situación llegó a desbordarnos, pero con los años reconvertimos todos los centros de venta al por mayor en supermercados", reconoce José Bernabeu, que en esos años finalizaba sus estudios en el instituto y echaba una mano en el negocio familiar.

Entre 1998 y 2003 la empresa siguió creciendo, pero centrada en el mercado local, de modo que tenía una decena de tiendas en Elche y sólo tres en las localidades de alrededor. "En este momento revisamos nuestro modelo de negocio porque empezó a llegar a la ciudad mucha competencia y nosotros teníamos prácticamente todos los huevos en la misma cesta", explica Bernabeu.

En los últimos siete años, Hiperber prácticamente ha quintuplicado sus instalaciones y empleados hasta alcanzar las 45 tiendas y los cerca de 500 empleados directos (un centenar más inirectos), y sigue manteniendo una posición de liderazgo en Elche, con trece tiendas.

"En la familia siempre hemos ido con mucha cautela a la hora de acometer inversiones, no hemos comprado más de lo que podíamos sacar adelante y no nos hemos metido en alquileres que supongan un lastre. Siempre hemos pensado que, por poner un símil futbolístico, el Valladolid no podía fichar a Cristiano Ronaldo, y estamos viendo como otras empresas del sector que se implantaron en la zona con grandes inversiones ahora lo están pasando mal. El tamaño es muy importante en el sector de la distribución, y afortunadamente nos hemos podido mantener alejados de las dificultades crediticias", añade el director general de la compañía.

Y si la compañía es cautelosa a la hora de acometer estrategias de expansión, todavía lo es más cuando se trata de perfilar su crecimiento como empresa familiar y prevenir posibles conflictos de intereses.

De hecho, la empresa cuenta con un protocolo de actuación que define cómo se debe producir el acceso a cada puesto de trabajo dentro de la empresa e incluso cómo y cuando deben salir los actuales directivos-accionistas.

"Este protocolo lo confeccionamos asesorados por dos abogados y con la intención de evitar problemas futuros. Es una especie de ley interna que contempla, entre otras muchas cosas, la incluir en la empresa al menor número de familiares políticos posible, con la que nos evitamos tener que dar explicaciones constantemente. Si algún primo mío no entiende cualquier decisión y yo no me preocupo en explicarla ni tenemos empresa ni tenemos familia", asegura José Bernabeu.

"Mis hijas, por ejemplo, sólo podrán acceder a la empresa cuando finalicen su carrera universitaria, y si antes han trabajado por su cuenta en cualquier otra compañía su puesto será mejor que si no lo han hecho. Y de todas formas, tendrán que superar un periodo de formación interna. Esta es la única forma de funcionar en una empresa familiar como la nuestra, donde trabajamos varios primos con los mismos derechos accionariales. Esto no es una empresa al uso, los accionistas te machacan porque no se permiten ciertas cosas".

Incluso el cargo de director general se vota cada cinco años para que cualquier miembro de la familia con la formación y experiencia necesaria pueda acceder a él. "Aunque no a todo el mundo le apetece", reconoce José Bernabeu.

En referencia a posibles planes de crecimiento, el director general de Hiperber lo tiene claro: "la meta no es ser el primero, sino prevalecer sin dificultades económicas".

"Cuando yo me incorporé al negocio Mercadona ya tenía unas 400 tiendas, así que siempre hemos peleado como David contra Goliat. Creo que tenemos que crecer con sentido, sin dar pasos de los que nos podamos arrepentir, de modo que nuestro objetivo sigue siendo Alicante, donde todavía quedan localidades en las que crecer, como son Benidorm, La Vila, Altea, Campello, Alcoy, Benissa, Jávea, Muro o Denia; y hacia ahí vamos a tender en los próximos cinco años, pero sin prisas. Ya es mucho salir airosos ejercicio tras ejercicio en la guerra contra los grandes de la distribución", concluye.

Hiperber facturó más de 84 millones de euros en 2008, el año pasado creció un 5% hasta los 89 millones y cuenta con unos activos totales de 23,9 millones de euros.