VALENCIA. Nadie dijo que fuera fácil. La gestión de la crisis por parte del Ejecutivo autonómico está poniendo a prueba la capacidad de los consellers -y sus equipos- designados por Francisco Camps en su día y mantenidos por el ahora presidente de la Generalitat, Alberto Fabra.
La sombra de la situación económica es alargada y obliga a los máximos responsables autonómicos, así como a sus segundos de a bordo, a desplegar todas sus armas como gestores técnicos y también, no menos importante, como actores políticos. En ocasiones, la labor de un conseller depende en gran medida de la capacidad y eficiencia de su segundo escalón y aquí es donde se prevén sustituciones en menos de dos semanas.
Los relevos, a priori, se darán en áreas donde el conseller ha cambiado, como son las carteras de Economía y Educación. Además, se impulsarán cambios también en secretarías autonómicas o direcciones donde el desgaste haya hecho mella en los altos cargos o donde haya existido una peor adaptación a las nuevas circunstancias de gobierno impuestas por Alberto Fabra.
Aunque ya ha existido un goteo de cambios en el Gobierno Valenciano, las dificultad de defender la gestión en plena crisis económica deja a los consellers expuestos ante la opinión pública en un momento donde los errores se penalizan de forma grave: es necesaria la renovación.
Entre los que lo están pasando peor se encuentra el conseller de Hacienda y Administraciones Públicas, José Manuel Vela. Como se suele decir, le ha tocado ‘bailar con la más fea'. Él es el que está poniendo cara, junto a su secretario autonómico Pedro García Ribot, a los recortes en la función pública.
Las protestas sindicales se multiplican. Como ya avanzó este diario, este sábado, las diversas organizaciones se manifiestan en Valencia, Castellón, Alicante y Benidorm contra los ‘símbolos del derroche'. Los sindicatos se han negado a negociar uno por uno con Vela y han protagonizado diversos encierros más unidos que nunca. De nada sirvieron los intentos de persuasión de García Ribot a los funcionarios en la Conselleria de Hacienda para que levantaran la protesta: los sindicalistas permanecieron en la sede durante toda la noche.
Ahora, a la espera de que el 1 de marzo se hagan efectivas diversas medidas, sobrevuela una reunión de la Mesa de Negociación Pública a finales de mes: si Vela no cede, los empleados públicos seguirán en pie de guerra; si hace concesiones, escenificará la derrota en el pulso y la pérdida de un ahorro para las arcas autonómicas que deberá salir de otro sitio. Una decisión solo para funambulistas.
En el área de Vela, el desgaste acumulado es importante. El secretario autonómico de Hacienda, José Miguel Escrig, es uno de los dirigentes que podría salir, según apunta el diario El Mundo.
Vela, además, todavía pelea solo en el área. El nuevo conseller de Economía, Máximo Buch, se encuentra aún en fase de aterrizaje: un 'jet lag' propio del que estudia por primera vez sobre el terreno la verdadera situación económica de la Generalitat. Durante la última semana, apenas ha habido palabras a los medios de Buch: señal de que se encuentra estudiando a fondo los capítulos fundamentales de la crisis valenciana. Esta es una de las áreas donde se presuponen cambios en el segundo escalón, por la que han pasado tres consellers en un año sin que el equipo haya variado en exceso: Buch tendrá la ocasión de introducir caras nuevas.
Esta semana tampoco ha brillado la consellera de Turismo, Lola Johnson. En plena crisis de compañías aéreas como Spanair, que ha anunciado el cierre, o la valenciana Air Nostrum, que ha iniciado un ERTE, la exportavoz del Ejecutivo manifestó el jueves en Ràdio Nou que estas circunstancias no afectarían a la actividad turística de la Comunitat, dado que su volumen de negocio con respecto al total "no es significativo, y vendrán otras compañías que cubrirán este espacio". Declaraciones estas con poco tacto de cara a los 1.800 trabajadores con los que cuenta Air Nostrum, la empresa valenciana todavía ubicada en Manises.
Lola Johnson, apuesta personal de Francisco Camps, fue relevada meses atrás del puesto de portavoz del Consell. Este fue el primer movimiento táctico en primera línea que acometió Alberto Fabra, quien desplazó a la vicepresidenta Paula Sánchez de León a la delegación del Gobierno para que José Císcar, su hombre de confianza, aglutinara ambos cargos.
Y este es uno de los aspectos que arrojan cierta luz a la gestión del Consell. La coordinación de Císcar, aparte de los grandes asuntos (Fórmula 1, RTVV...), se ha dirigido al corazón del gigante administrativo: la lucha contra las costumbres de gasto incontrolado adquiridas en tantos años en el gobierno.
Dos medidas en esta línea: el cuerpo de auditores impulsada por Vela y Císcar dedicados a controlar, de momento, las seis áreas más importantes del Consell y la comisión interdepartamental que tendrá como estilete a Jesús Marí, un dirigente que ya sonó como conseller, que pondrá la lupa sobre el cumplimiento de las medidas internas de ahorro anunciadas tanto en consellerias como en empresas públicas.
EDUCACIÓN Y SANIDAD: GRANDES PRESUPUESTOS, GRANDES AJUSTES
Estas son las consellerias que acumulan la mayor parte del presupuesto de la Generalitat y las que afectan a mayor número de trabajadores por los recortes diseñados desde ‘arriba'. Precisamente Císcar ocupaba la cartera de Educación, Formación y Empleo pero fue elevado por Fabra antes del ‘cataclismo' en forma de ajustes. Su relevo, María José Catalá, ha tratado de apaciguar al sector con reuniones unilaterales con los sindicatos, pero los hechos obligan: el recorte en el bono-libro, que se reduce solo a la cobertura del 30% de primaria, ha hecho añicos una medida estrella del Gobierno de Camps.
Diversas fuentes consultadas de la conselleria, dado el volumen de trabajo que conlleva esta macroárea, creen que merecería un profundo análisis la continuidad en un mismo departamento que las competencias de Empleo, otra de las medidas que adoptó Camps para esta legislatura.
En esta cartera, con la entrada de Català, también se prevén cambios en el segundo escalón: una de las salidas probables es la de la secretaria autonómica de Educación, Auxiliadora Hernández, hermana de la consellera de Agricultura, Maritina Hernández, una de las pocas responsables que quedan de la ‘era Camps' y cuya salida se apunta en la primera crisis del Consell que Fabra acometa.
En cuanto a Luis Rosado, el responsable de Sanidad, tiene dos frentes abiertos de gran calado. Por un lado, los citados recortes que han levantado al personal sanitario de la Comunitat y, por otro, la eterna pregunta sobre el ‘copago' que le asalta en cada entrevista e, incluso, en muchas de sus comparecencias. Las respuestas se le acaban a Rosado: "Hoy por hoy no habrá copago, pero no soy un visionario", fue la de esta semana a la pregunta de marras.
En Justicia y Bienestar Social, el titular del ramo Jorge Cabré debe hacer frente a las carencias en las sedes y las protestas en el turno de oficio, un problema que se está alargando sin que se encuentre solución. En el ámbito interno, el conseller ha tenido roces con la secretaria autonómica de Familia y Solidaridad, Gotzone Mora.
Consellers como Isabel Bonig en Infraestructuras y Serafín Castellano en Gobernación, pueden defenderse a priori de la situación actual. Con la relevancia adquirida de otras áreas por los recortes y crisis económica pueden dedicarse a ‘vender' sus parcelas con cierto éxito.
Bonig, con poca capacidad presupuestaria para inversión, enarbolará la bandera del Corredor Mediterráneo y de las iniciativas acometidas desde el Gobierno Central de Mariano Rajoy. Por su parte, Castellano, en una conselleria ‘poco agradecida' habitualmente por ocuparse de casos relacionados con la seguridad, permanecerá en segundo plano y tratará de lucirse con el desarrollo estatutario.
La verdad es que casi todos los componentes del gobierno Valenciano no dan la talla. Menuda metedura de pata de lola jhonson con lo de Air Nostrum. Maximo Buch, molt bon chic, pero que todavia este estudiando que estructura economica tiene la Comunidad Valenciana y cuales son sus problemas. No tiene nada que ver su actividad como Head Hunter con el gobierno de una Comunidad. Y si ademas esta rodeado de incmpetentes, que sabran mucho pero que cuando tienen que tomar decisiones tiemblan, pues caos asegurado. Y Maria Jose Catala, buena alcaldesa, pero le falta un hervor. Menudo equipo. Y Camps queriendo volver.
Tu email nunca será publicado o compartido. Los campos con * son obligatorios. Los comentarios deben ser aprobados por el administrador antes de ser publicados.