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VALENCIA. La decepción fue lógica. Esteban González Pons había aparecido en todas las quinielas para ocupar un ministerio o la portavocía del grupo parlamentario ‘popular' en el Congreso. Sin embargo, el nombre del exconseller valenciano, uno de las caras visibles del partido en estos años de oposición, no se ha elevado a tan ilustres puestos referentes.
Según fuentes del partido, verse salpicado por el caso Nóos y los recelos que despierta su ascenso en la número dos del PP, María Dolores de Cospedal, son las causas principales por las que el diputado nacional todavía desconoce su futuro.
La totalidad del núcleo duro de Mariano Rajoy en estos años ha sido premiado. Soraya Sáenz de Santamaría ha sido la más beneficiada con su designación como vicepresidenta y portavoz; María Dolores de Cospedal es presidenta de Castilla-La Mancha y ha mostrado su interés -apunta a conseguirlo- para continuar como secretaria general del PP; Ana Mato fue señalada como ministra de Sanidad y, Javier Arenas, apunta a convertirse en el próximo presidente de la Junta de Andalucía. Pero, ¿y Esteban González Pons?
Durante el último mes, el vicesecretario de Comunicación del PP ha pasado de puntillas por la actualidad política. Su trabajo está hecho. Tal vez por ello, ha optado por la discreción: no se le hallan más que un par de apariciones o declaraciones en el último mes. De hecho, en uno de sus últimos comentarios públicos restó importancia al debate su futuro y subrayó que tendría un papel "muy parecido" en el partido al que ha estado adoptando hasta ahora.
Precisamente el pasado jueves estuvo en Valencia para una conferencia, coincidiendo con las horas posteriores a la absolución de Francisco Camps, sobre la que centró sus palabras evitando hablar de su futuro emplazamiento en el partido.
La opinión generalizada en el PPCV es que al exconseller le ha dañado considerablemente su aparición en el caso Nóos, proceso al que deberá acudir como testigo para explicar su firma en un convenio realizado con este instituto para promocionar los juegos europeos en Valencia.
En el actual escenario, la mayoría de fuentes consultadas apuntan a un puesto en el organigrama del PP un escalón por encima del que ocupaba actualmente. Para ello Rajoy debería crear una figura de coordinador justo por debajo de la secretaría general de De Cospedal, quien afronta una legislatura con mucho trabajo con la presidencia manchega.
Esta posibilidad se encuentra en el aire, no obstante, dado que, precisamente la número dos del PP no parece por la labor de mostrarse favorable a la promoción del dirigente valenciano. Por otro lado, permanecer con el mismo rango en el partido tras una victoria electoral y una buena labor en la pasada legislatura, resultaría decepcionante para cualquier político a no ser que se le emplazara a cotas mayores con posterioridad.
Mientras tanto, González Pons parece decidido a no entrar en ninguna batalla dialéctica ni mediática, para evitar sobre todo las preguntas incómodas sobre la trama relacionada con Urdangarín. Su objetivo: aplicar la máxima prudencia como arma hasta el congreso del partido y evitar así que ningún factor que pueda perjudicarle de cara a su futuro inmediato que todavía sigue pendiente de la decisión de Rajoy.
El señor Esteban González Pons, en su categoría humana tiene arrojo, es valiente, vale. Pero tiene un gran defecto: tanto en su valía como en su arrojo, debe de pensar y contar hasta diez, pues de no hacerlo todo lo que vale lo pone al servicio de los inconscientes e incompetentes, cuando no de los mafiosos. Pues toda su competencia ha sido utilizada por los espabilados para arruinar las tierras valencianas. Sea el ejemplo de los PAIS que han dado sonados pelotazos a los especuladores, y han arruinado las dos veces milenarias huertas valencianas. Las primeras huertas que tuvo la Península Ibérica. Cuya riqueza histórica y económica ya no se puede recuperar. Gracias a él se ha pasado más huerta histórica a urbana, que en los tiempos anteriores. Y no digamos lo ciego que aparenta estar cuando con sus decisiones, para la economía valenciana de miles de personas, que ya nunca recuperarán su dignidad humana. Vale mucho; pero su valía es igual a su inconsciencia. So. Andrés Castellano Martí.
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