VALENCIA. Ninguno de los acuciantes problemas de impago que acosan a las arcas autonómicas revestirían gravedad significativa si la Generalitat no se hubiera encontrado obstáculos insalvables para financiarse como venía siendo habitual en años anteriores.
Impagos a proveedores, impago de servicios, a los colegios concertados y a los públicos, a las farmacias y al turno de oficio, a las universidades y a las residencias y al resto de empresas, instituciones y entidades de toda clase de tipología y con deudas pendientes de cobro de la Generalitat tienen todos una mismo origen: los problemas de momento insavables que encuentra la Administración autonómica para obtener liquidez por las mismas vías habituales que en ejercicios anteriores.
La Generalitat obtiene sus ingresos por cuatro vías fundamentales: la recaudación de impuestos (en una cantidad oscilante pero que suele encontrarse entre 60 y 70 millones mensuales), la financiación recibida del Estado según el actual modelo fijado de financiación autonómica (insuficiente, pero al fin y al cabo la vía principal de ingresos), la emisión de deuda pública y la renovación de vencimientos de deuda.
De estas cuatro vías, sólo la financiación recibida del Estado permanece incólume y está permiitiendo abonar a la Conselleria de Hacienca aproximadamente entre 700 y 800 millones mensuales en pagos por diversos conceptos (nóminas, gastos generales, transferencias, proveedores, etc.). El resto de recursos de financiación ha fallado estrepitosamente durante todo 2011 y provocado los problemas de fin de año que todos conocemos.
La recaudación fiscal se ha reducido como consecuencia de la caída de la actividad económica; las emisiones de deuda han fracasado por la negativa de los mercados a financiar a una región con serias dificultades económicas y de falta de solvencia producida por la escasa confianza que ofrecían los anteriores gobiernos de la Generalitat (corrupción, derroche y sobrecostes), el mismo motivo que ha conducido al fracaso todos los intentos por refinanciar los vencimientos de deuda.
En total y según han señalado a este diario digital fuentes de la Generalitat, el grueso de esta 'carencia' financiera asciende a 3.700 millones de euros, producto de la suma de los 1.560 millones no renovados a lo largo de 2011, 840 millones que quedaron pendientes de emitir ese mismo año y los 1.300 previstos para 2012 qy ue al día de hoy se presentan con muy pocas probabilidades de colocar si el Estado no sale al quite bien avalando la deuda o bien a través de los aun no ‘fabricados' hispabonos.
En condiciones normales, el ingreso en las arcas autonómicas de esos fondos cifra habría permitido pagar holgadamente la totalidad de los 3.200 millones de euros que la Generalitat adeuda en estos momentos a sus proveedores y organismos dependientes por todos los conceptos, una deuda equivalente a los pagos de los dos últinmos años completos.
Para resolver esas necesidades de financiación que los mercados no satisfacen, Máximo Buch, el nuevo conseller de Economía e Industria bajo cuya responsabilidad se encuentra el Instituto Valenciano de Finanzas, deberá obtener en el plazo de una semanas del Gobierno de España los compromisos y recursos financeros necesarios para evitar nuevos retrasos y los consecuentes problemas sociales de toda índole.
Esa vía de financiación se traducirá especialmente en créditos del Instituto de Crédito Oficial (ICO) y avales de deuda por parte del Estado español. Esta será la primera y seguramente más importante misión de Buch en estas primerss semanas al frente de la conselleria, a la que en paralelo se sumará la no menos urgente necesidad de recortar gastos por la vía de la reestructuración del sector público empresarial, la tarea que dejó pendiente el anterior ocupante del caserón de la calle Colón, Enrique Verdeguer.
A CRUZ SIERRA la felicito por la valentía al plantear las cuestiones que toma. Siendo cierto que aquí la espantá que hemos dado al inversor que da prosperidad ha sido sonada. Y en estos momentos todos los que pudieran con su inversión dar trabajo y sana economía a estas tierras, todos están parados, espantados. Y todo, como bien nos dice el articulo, todo por haber hecho los administradores de nuestra economía una política de clan o familia; quienes daban los contratos y dirigían todo, han dado todo el dinero a ganar a sus amiguetes y familia. Siendo lógico que ahora solo queden los comercios paquistanís, hindúes, chinos, y otros, habiendo desaparecido los comercios españoles, las empresas españolas. Y por supuesto también han desaparecido de las tierras valencianas els Homens, al entender valenciano. Aquí y ahora todo lo que queda es Cansalá. So. Andrés Castellano Martí.
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