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Máximo Buch: borrón y cuenta nueva en Economía... otra vez

21/01/2012 JOAQUIM CLEMENTE

La larga marcha del Consell de Enrique Verdeguer hasta su nombramiento como presidente de Adif abre una etapa en la Consellería de Economía en la que el nuevo titular de la cartera, Máximo Buch, tiene que enfrentarse a la grave crisis del la Generalitat sin tiempo para adaptarse a un territorio que desconoce

VALENCIA. Enrique Verdeguer desembarcó en la Generalitat Valenciana el pasado 21 de junio. Fue el nombramiento sorpresa de Francisco Camps en su nuevo Consell, el señalado para liderar una macroconselleria de Economía, Industria y Comercio con grandes retos pendientes. Este viernes, Enrique Verdeguer renunció al cargo y nadie se sorprendió. Puso fin de esta forma a un calvario personal y profesional que le generó una fuerte frustración y desánimo. El lunes cederá formalmente el testigo al financiero Máximo Buch, otro nombramiento sorpresa, esta vez de Alberto Fabra.

"Las cosas no eran como me las contaron", contó en repetidas ocasiones Verdeguer en sus círculos más próximos. Y lo cierto es que ya el día de toma de posesión hubo quien percibió que la apuesta de Camps para dirigir un departamento de tan amplias competencias podía no haber sido la más acertada. Y es que pese a que el recién nombrado presidente de Adif, la empresa pública del Estado que se dedica a construir y gestionar la red ferroviaria, tenía una larga y valorada carrera como funcionaro del Instituto de Comercio Exterior (Icex) y, por tanto, un conocimiento al detalle del mundo empresarial, pronto descubrió que el trabajo que le esperaba distaba mucho de ese campo.

Como conseller de Economía -tras la separación de Hacienda- Verdeguer tuvo que ponerse nada más llegar manos a la obra para atacar dos de los problemas más graves de la Generalitat. Por una parte la urgencia en buscar dinero con el que llenar las depauperadas arcas autonómicas. Pero los mercados estaban cerrados ya, los ciudadanos tampoco quisieron comprar más bonos patrióticos y los impagos de la Generalitat, muchos heredados, se incrementaban ante sus ojos. Un mundo, el de los mercados financieros, que no era el de este funcionario acostumbrado a acompañar a empresarios en sus proyectos de expansión internacionales. 

Enrique Verdeguer. Al fondo parte de su exequipo, Jorge Vela, Bruno Broseta y Mar CasanovaPero si algo ha influido de manera clave en el malestar que ha ido acumulando Verdeguer en estos meses ha sido la falta de sintonía con su equipo en la Consellería de Economía. Impuestos desde una presidencia de la Generalitat que entonces aún ocupaba Camps, la falta de conexión política (y por tanto de apoyo orgánico del partido gobernante) así como su larga ausencia de Valencia, supusieron un aislamiento del conseller. Pese a que con el cambio en el la presidencia y la llegada de Alberto Fabra se mantuvo en el puesto y comenzó a formar parte del núcleo duro del Consell, junto a José Manuel Vela y, en las últimas semanas el vicepresidente José Císcar, en la sede de la consellería en Colón 32, la situación seguía sin mejorar.

El asunto que demuestra, por encima de todos, las dificultades de Verdeguer para sacar adelante proyectos larga y reiteradamente anunciados, es la reestructuración del sector público valenciano. El conseller se marcó ambiciosas medidas para reordenar -con el cierre de muchas de las empresas públicas y fundaciones, reducciones de personal y de gasto y planes para controlar el fuerte endeudamiento- que se anunciaron a mediados del año pasado y que siguen sin dar un solo resultado ciertamente mesurable. ¿Por qué?

Según coinciden varias fuentes consultadas por ValenciaPlaza.com, Verdeguer se ha encontrado con fuertes reticencias de cargos próximos a su equipo e, indirectamente, del entorno de Camps, para echar mano a unas instituciones públicas de las que cobrar sus nóminas personas de ese mismo círculo. El peso de personas como Jorge Vela, director general de Economía y del IVF, de Mar Casanova, secretaria autonómica de Economía o Bruno Broseta, secretario autonómico del Sector Público Empresarial, por citar a los ejemplos de más alto nivel, sigue sintiéndose en la calle Colón.

Durante sus siete meses en la consellería, y siempre según las mismas fuentes, Verdeguer tiró a toalla en varias ocasiones, frustrado por no poder presentar un balance claro de su gestión en las empresas públicas. Un proceso que se dilata en el tiempo tanto por su complejidad como por otros intereses que no tienen nada que ver con las necesidades del Consell y de los ciudadanos.

Su salida empezó a fraguarse hace ya meses y era cuestión de tiempo. Verdeguer quería irse cuanto antes pero tenía que espear a que el PP ganase las elecciones para buscarle un acomodo en Madrid que facilitase su marcha de un Consell en el que no se sentía cómodo. Y tras la victoria de Mariano Rajoy se puso en marcha el engranaje que desembocó en el nombrabiento de viernes, no sin antes haber tenido que aguantar -a petición del presidente- unas semanas más en el puesto para afrontar la grave crisis de final de año, cuando la Generalitat Valenciana estuvo a unos minutos de suspender pagos.

MÁXIMO BUCH: UN RELEVO DE URGENCIA 

Todo se desencadenó esta semana, cuando tras las negociaciones de Alberto Fabra con Mariano Rajoy se consideró que era el momento para dejar volver a Madrid a Verdeguer. Se pactó el cargo de presidente del Adif, una pequeñas victoria del presidente Fabra que le ha permitido vender la marcha de Verdeguer como la colocación de una pica en el Flandes del corredor mediterráneo y el AVE a Castellón. Pero la Generalitat no podía permitirse ninguna situación de interinidad en la consellería clave en estos momentos.

Fabra empezó a realizar consultas para localizar a un candidato no solo capaz sino también dispuesto a afrontar la peor situación económica que ha vivido la Comunitat Valenciana. Uno de esas peticiones de consejo se le hizo a la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE), avalado por el éxito en la colocación de Francisco Pons en Bankia y BFA. Pero esta vez, AVE no tenía un candidato y el tiempo corría.

Alberto Fabra y Enrique Verdeguer tras el anuncio de la marcha del consellerA la mesa de Fabra llegaron varias propuestas. Entre ellas estaba la de un ingeniero industrial, reconvertido en financiero y especialista en gestión de fondos de capital riesgo primero y en especialista en selección de altos directivos después de la mano de Juan López Trigo en Boyden. El presidente del Consell llamó la noche del jueves a Máximo Buch y lo citó para el día siguiente. Personas próximas al consultor aseguran que nunca pensó que la cita era para ofrecerle un cargo (de hecho, se comenta que desconce quién le propuso a Fabra), sino más bien para un posible encargo profesional para su empresa de selección de personal en aras de encontrar un perfil para alguna de las empresas públicas.

La reunión de la mañana del viernes con Fabra y Verdeguer le sacó de la duda. Le propusieron que aceptara el reto. Y lo hizo.

UN DIRECTIVO DE LA EMPRESA PRIVADA Y FINANCIERO SIN EXPERIENCIA EN EL SECTOR PUBLICO NI POLÍTICO

La elección de Máximo Buch, hijo del consul alemán en Valencia (impronta que está marcada en su carácter), sorprendió hasta a sus más allegados. Pero a medida que se fue conociendo su nombre las muestras de apoyo de todos los sectores empresariales se acumularon en pocas horas. Conoce bien el mundo de la empresa y tiene una inmensa capacidad de trabajo.

"Es inteligente y tenaz, y pese a que no tiene ninguna vinculación con el Partido Popular, es una persona con una fuerte determinación. No se arrugará tan pronto", explicó a este periódico un destacado empresario local.

Esa va a ser una de las incógnitas que deberá resolver Buch cuando llegue a la Consellería de Economía, donde le aguarda ya no el equipo de Verdeguer, sino el que el entorno de Camps le confeccionó para él en junio. ¿Podrá romper las resistencias que han lastrado la gestión de Verdeguer? ¿Le ha dado Alberto Fabra alguna garantía de que podrá confeccionar un equipo de confianza? Estas son preguntas aún por responder.

Buch, primero por la derecha, saludando a Gerardo Camps y Jorge Vela en 2011 durante el certamen ForinvestPero Buch si de algo no dispone es de tiempo. Si cuando se nombró el primer Consell de esta legislatura los empresarios -mítica frase del presidente de Cierval José Vicente González: "No hay tiempo ni para aterrizar, como mucho como en los portaviones"-recordaron a los nuevos consellers que no disponían ni de los 100 días de cortesía, se antoja que el nuevo titular de Economía deberá llegar a su despacho y hacer un curso intensivo del funcionamiento de su consellería y de la Administración pública.

Y es que en la situación actual de la Generalitat Valenciana resulta difícil asumir mucho más que una 'vuelta de reconocimiento' para tantear las curva que le vienen por delante. Empezar todo de cero -aunque en el fondo lo que se ha hecho hasta ahora en el sector público empresarial es nímino comparado con los objetivos- no sería comprendido por una sociedad que espera recortes en empresas suntuarias y en un Gobierno central -estrecho vigilante de a gestión de la Generalitat tras acudir al rescate de la Comunitat ya en dos ocasiones- que está tomando medidas drásticas desde el primer día.

Buch tiene cierto predicamento entre los empresarios valencianos, o al menos los conoce y se conocen, algo que no ocurría con Verdeguer. Ese es un punto a favor. Pero, como Verdeguer, la ausencia de un perfil político le expone al mismo escenario de su predecesor. En sus manos está cambiar la decepcionante historia  reciente de la Consellería de Economía. 

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4 comentarios

Josep Grau escribió
02/02/2012 18:20

He tenido el placer de trabajar con Maximo Buch en la empresa privada, es una excelente persona y profesional.Pienso que la elección ha sido muy acertada y que Maximo aportara rigor, ilusión , innovación y soluciones efectivas, en la medida que le dejen, a la complicada situación de crisis económica, social y de credibilidad política con la que ha de enfrentarse.Todo mi apoyo Maximo tienes toda mi confianza¡¡¡

luis escribió
23/01/2012 17:50

Enhorabuena HAPPY.

Fart escribió
22/01/2012 19:04

El Sr. Buch forma parte del "establishment" que nos ha llevado a la situación actual, y Boyden ha justificado muchos nefastos nombramientos en los últimos 20 años. Todo el mundo que ha trabajado con el Sr. Verdeguer fuera de Valencia habla maravillas en lo personal y profesional de él. ¿Por qué siempre se escoge para gestionar al sector público a personas sin ninguna experienica en él? Ya no vale la respuesta de que "para aportar la experiencia del sector privado". Los hechos (incompetencia, corrupción...) son tozudos. Otra oportunidad perdida. Lástima de una sociedad que sigue consintiendo que expulsen a los mejores...así nos va.....y parece que nos seguirá yendo...

Fran Saurí escribió
21/01/2012 09:14

Y el espíritu de Camps se cernía sobre la faz ... del Palau de la Generalitat. A ver si este señor hace de Mr. Proper y de Ambipur a la vez.

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