VALENCIA. Air Nostrum, la aerolínea valenciana de bandera, quiere dejar su base y su sede social en Valencia y trasladarse a Bilbao. Si no lo ha hecho ya es porque es porque es una decisión que tiene numerosas implicaciones que van desde los efectos contables a la conflictividad que generaría en su plantilla de 1.800 empleados, mayoritariamente basado en Valencia. Pero la idea sigue sobre la mesa. Y lo hace por una razón: la viabilidad de la compañía no es posible si continua con su base operativa en el aeropuerto de Valencia.
¿Qué ha cambiado para que Air Nostrum haya emprendido este viaje, cuyo destino final se conocerá antes de verano? Pues muchas cosas y pocas buenas para su negocio.
Para entender el problema que tiene ahora la aerolínea, lo primero que hay que conocer es, a grandes trazos, cómo funciona el día a día de la compañía. Con sus hangares de mantenimiento en Valencia y con las tripulaciones mayoritariamente también con base en la ciudad, los aviones de Air Nostrum tienen que pasar por el aeropuerto de Manises al menos una vez por 'casa'. Lo hacen para cambiar las tripulaciones por otras de refresco (mantener a pilotos y azafatas fuera de la ciudad en la que tienen fijado su puesto supone gastos en horas y en hoteles). Y también para que los aviones pasen los controles rutinarios.
Para conseguir eso, Air Nostrum tenía diseñada su red de forma que, de una forma u otra, utilizaba vuelos que unían distintas ciudades de España, y especialmente Madrid con el aeropuerto de Manises, para que, al final del día se hubieran realizado las rotaciones necesarias.
El problema es que ahora esos vuelos no son rentables y no lo son por dos motivos fundamentales.
El primero está vinculado directamente con el AVE. La puesta en marcha de la línea de alta velocidad entre Valencia y Madrid ha supuesto un cambio radical en el modelo de negocio que operaba Air Nostrum desde Valencia. Pese a que asumió toda la operativa que realizaba Iberia -que abandonó Manises- y que transporta más pasajero en esa ruta que antes, el AVE se ha quedado con los pasajeros que viajaban solo de una ciudad a otra por negocios, clientes por los que Air Nostrum tenía ingresos que la hacían viable.
Ahora, la mayor parte del pasaje que traslada Air Nostrum a Madrid son viajeros en tránsito a vuelos de largo alcance de Iberia, operación por la que percibe un porcentaje mínima del total del billete en virtud del acuerdo que mantiene con la compañía de bandera.
Y ahí llega el primer problema: si los vuelos a Madrid (esenciales y mayoritarios para completar las rotaciones de las aeronaves y las tripulaciones) no son rentables, los saltos que deben dar los aviones para pasar por Manises se convierten en un problema para Air Nostrum.
El otro problema es más preocupante si cabe. Una segunda parte de las rotaciones se realizaba con los vuelos entre ciudades intermedias tanto españolas como europeas. Pues bien, tal y como explicó el consejero delegado de Air Nostrum, Carlos Bertomeu, "hasta ahora, Valencia era una ciudad dinámica, próspera, que permitía poner en marcha muchas líneas transversales. Pero el enfriamiento sistemático del mercado valenciano ha hecho que muchas de esas rutas hayan entrado en pérdidas".
Con este escenario, para la aerolínea propiedad de Nefinsa, tener la base en Valencia, donde quiere -ya lo está haciendo- reducir de forma notable sus vuelos regulares, supone un grave quebranto, puesto que al no poder realizar operaciones comerciales rentables que, al tiempo le sirvan para posicionar los aviones y cambiar las tripulaciones, acabará por poner en riesgo la viabilidad de la compañía.
¿POR QUÉ BILBAO?
Las razones por la que se está estudiando el traslado al aeropuerto de Bilbao son prácticamente las mimas que antes, pero en positivo.
Al igual que Valencia, Bilbao es un aeropuerto abierto 24 horas, no congestionado, en una ciudad media con importante negocio y... aún no tiene AVE. Este elemento es esencial, porque Air Nostrum quiere replicar el modelo que tenía en Valencia: ampliar los vuelos, de acuerdo con Iberia, entre Bilbao y Madrid (con más de un millón de pasajeros año) para poder diseñar el programa de rotaciones.
Pero además, según Bertomeu, Bilbao no está tan afectada por la crisis como Valencia y sigue siendo atractiva (y rentable) para los vuelos transversales con otras ciudades medias. Es decir, lo que hacía en Valencia hasta ahora y que no puede ya hacer porque no le salen las cuentas operar desde una ciudad con un negocio "absolutamente penoso".
¿POR QUÉ NO LO HACE YA?
De momento, Air Nostrum está negociando tanto con Aena como con los Gobiernos del País Vasco y la Comunitat Valenciana. "No hay decisión tomada pero la habrá antes de veranos, para poder diseñar ya la nueva estructura contando con la base", explica Bertomeu.
Con el escenario actual y con las variables que maneja la compañía, lo lógico es que Air Nostrum se marche, "porque seguir en Manises como ahora pone en peligro la viabilidad de la compañía", señala Bertomeu.
La cuestión es que una decisión de este calibre tiene muchas implicaciones. La primera es que no se trata de un mero hecho formal. Supondría el traslado de sus instalaciones de mantenimiento, una fuerte inversión en el hangar que tiene en Manises, que aún no está totalmente amortizado. Igualmente cancelaría la concesión que tiene a 30 años en la antigua base militar, lo que también impactaría en sus cuentas de resultados.
Pero el gran problema es que el traslado supondría trasladar toda la operativa a Bilbao, lo que afecta a la actual plantilla de 1.801 empleados, de los que la mayor parte tienen su puesto de trabajo en Valencia (también pilotos y azafatas, por eso es importante que han noche en la ciudad, para no pagar hoteles o horas de desplazamientos a otros aeropuertos para incorporarse a sus turnos). La solución a este cambio no se antoja sencilla, sin embargo, Bertomeu insiste en que Air Nosturm tomará la decisión basándose en la viabilidad de la empresa.
¿QUÉ PUEDE CAMBIAR UNA DECISIÓN QUE PARECE TOMADA?
Solo hay un elemento que, aunque Air Nostrum no menciona, podría cambiar esta situación. La marcha de la compañía, que cambiaría hasta su sede social y fiscal, implicaría para la Comunitat Valenciana la pérdida de una de las empresas de mayor facturación, la pérdida de cientos de puestos de trabajo, muchos de ellos de alta cualificación y un duro golpe para la conexión de Valencia con el mundo.
Es en este marco en el que hay que entender las negociaciones que mantiene la compañía con la Generalitat. Hay que recordar que Air Nostrum perdió, en beneficio de Ryanair, la publicidad de Comunitat Valenciana que lucían sus aviones y por la que ingresaba una importante cantidad económica al año que, ahora, podrían marcar la diferencia entre que la operativa de la aerolínea desde Valencia fuese o no rentable.
Como ocurre con muchos otros aeropuertos, los acuerdos que mantiene Air Nostrum con distintos gobiernos son los que acaban marcando la rentabilidad de las rutas que opera la compañía. ¿Podrá la Generalitat rebuscar entre sus esquilmadas arcas fondos para 'convencer' a Air Nostrum para que no se vaya? Como dijo Bertomeu, la solución, en unos meses.
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