VALENCIA (L. M.).Perfil más arriesgado, elevado endeudamiento, rápido crecimiento durante el ciclo expansivo, tamaño relativamente grande y más jóvenes que las que sobreviven. Ese es el perfil de las empresas de la construcción e inmobiliarias que han fracasado durante la recesión económica. Así se recoge en el estudio Las empresas del sector de la construcción e inmobiliario en España: del boom a la recesión económica, elaborado por Funcas y el Ivie y dirigido por la investigadora del Ivie y profesora de la UJI, Belén Gill de Albornoz. También ha participado como investigador Juan Fernández de Guevara (Ivie y Universitat de València) y han colaborado en el estudio Luis Martínez Isach (UJI) y Begoña Giner (Universitat de València).
El trabajo estudia el comportamiento de las empresas inmobiliarias y de la construcción entre 1997 y 2007, un periodo que incluye el último ciclo económico expansivo y el comienzo de la crisis económica. El estudio indica que las tasas de fracaso de las empresas de los sectores analizados se aceleraron a partir de 2007. Ese año fracasaron el 3,4 por mil de las empresas de la construcción y el 1,1 por mil de las empresas inmobiliarias y de servicios a empresas. En 2008, las tasas de fracaso ascendieron al 12,6 por mil (crecimiento del 273%) y 6 por mil (432% más) respectivamente.
El perfil económico-financiero de las empresas constructoras e inmobiliarias que presentaron concurso de acreedores entre enero de 2008 y julio de 2009 se caracterizó por un endeudamiento significativamente mayor que el de las supervivientes, como también ocurrió en las compañías fracasadas en el conjunto de la industria.
Pero a diferencia de lo observado en los sectores industriales, las compañías malogradas relacionadas con el ladrillo tenían un tamaño relativamente grande, con la mayor repercusión socioeconómica que esto implica, por ejemplo, en términos de destrucción de empleo. Además, las cuentas de resultados de estas compañías en el último año del ciclo expansivo (2006) no mostraban signos de deterioro.
De hecho, en 2006 los niveles de rentabilidad económica de las empresas del sector inmobiliario que presentaron concurso de acreedores en el periodo mencionado no eran significativamente menores que los de las empresas supervivientes.
La menor prudencia de las empresas inmobiliarias y constructoras fracasadas se pone de manifiesto en su acelerado crecimiento durante el ciclo expansivo, que fue significativamente mayor que el experimentado por el resto de las compañías del sector.
Según Belén Gill, el sector pasó de iniciar aproximadamente 323.000 viviendas en 1997 a iniciar más de 760.000 en 2006. Asimismo, entre 1995 y 2009, si el universo empresarial español había crecido un 45%, el número de empresas en el sector de la construcción había aumentado un 99% y en el sector de la promoción inmobiliaria un 429%.
LAS MÁS JÓVENES SON LAS QUE FRACASAN
En cuanto a la edad de las empresas, las compañías inmobiliarias que fracasaron durante el periodo de recesión eran más jóvenes que las supervivientes. En el conjunto de la industria el patrón era distinto, con una edad media de las compañías fracasadas mayor que la de las supervivientes.
Por su parte, en la construcción no se observan diferencias en la edad de unas y otras empresas. Según el estudio, la crisis económica ha hecho pagar las imprudencias cometidas durante el ciclo expansivo en el sector inmobiliario. Además, ha penalizado la inexperiencia puesto que, ante un mismo perfil económico-financiero, ser joven ha supuesto tener mayor probabilidad de fracasar.
"La juventud ha supuesto un impedimento a las compañías de los sectores de la construcción e inmobiliario para superar la crisis económica. Otras características asociadas a la edad que han podido jugar en su contra son la inexperiencia del equipo directivo, o el menor nivel de confianza que pudieron llegar a alcanzar en sus relaciones con las entidades financieras acreedoras, de las que en definitiva habrá dependido en muchos casos la presentación del concurso de acreedores", explicó Gill a Valenciaplaza.com.
A pesar de que el estudio no hace referencia a las perspectivas de futuro de ambos sectores, la profesora de la UJI afirma que en 2007, momento en el que la crisis asomaba la cabeza en la economía española, "teníamos un sector inmobiliario sobredimensionado, que tenía un stock cuyo valor era más de dos veces y media la cifra de ventas, y que estaba enormemente endeudado".
Por ello, asegura que superar una situación como la actual no es cuestión "de pocos meses", sobre todo teniendo en cuenta el descenso de las ventas y las restricciones crediticias que trajo consigo la crisis económica y financiera.
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