VALENCIA. Rodrigo Rato vino, vio... pero no venció. Es cierto que cumplió con las expectativas. Pero precisamente ese era el problema. Los más de cuatrocientos empresarios, directivos de empresas y entidades financieras así como cargos públicos que acudieron a escuchar al presidente de Bankia lo hicieron con un cierto aire de resignación y de escepticismo sobre lo que podía decir el hombre que dirige los destinos de un banco en el que está integrado el negocio de Bancaja, la que había sido la caja de referencia de la mayoría de los que allí estaban sentados. Y escucharon lo que se temían que iban a oír: los bancos tienen como prioridad reforzar su solvencia, así que, mientras no tengan, como antes, fácil acceso al dinero, el poco que consigan será para ellos. Así que los créditos tendrán que esperar.
"¿Qué podía decir? Es lo que hay...", comentaban dos dirigentes patronales que hicieron una escapada al jardín del hotel donde se celebraba el acto organizado por la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD) para echar un pitillo entre plato y plato. Gesto de resignación, hombros encogidos... y silencio. Esa era la respuesta generalizada a la pregunta: "¿Qué le ha parecido la conferencia?".
Lo cierto es que Rodrigo Rato tampoco trató de ganarse a la audiencia. Su discurso no aportó ninguna novedad capaz de romper la desazón que anida en los empresarios valencianos. Expuso la situación actual de la banca, con sus obligaciones de reforzarse por las nuevas normas, criticó la falta de acuerdo entre los dirigentes europeos por no solventar la crisis, reclamó un Tesoro Europeo y cuestionó que en un territorio con moneda única existan primas de riesgo separadas por más de 500 puntos básicos. "Hasta que esto no se solucione, no volverá el crédito", dijo Rato.
Solo en la segunda, y breve, parte de su exposición, Rato llevaba preparada una frase con la que esperaba romper el hielo: "Bankia es el banco valenciano, es la única entidad financiera de Valencia, porque el resto... el resto no son ni entidades", dijo sin citar a Banco de Valencia y CAM, intervenidas ambas por el Banco de España. "Madrid y la Comunidad Valenciana son nuestros territorios prioritarios. Somos líderes aquí y queremos seguir siéndolo", insistió. Silencio en la sala. Caras de póquer. Y distancia. Mucha distancia entre lo que decía Rato desde el atril y lo que los allí congregados sentían. Sí, quizá Bancaja, el segundo máximo accionista de Bankia, está ahí... pero no la reconocen.
Y comenzó a cundir la sensación de que aquello, para Rato, era un trámite. Un compromiso que tenía que cumplir sin especial pasión. Quizá porque de desde aquel día en que posó sonriente con todos los presidentes de las cajas que formaron Bankia a hoy han pasado muchas cosas. Y alguna de ellas no han jugado en favor de los valencianos. La crisis del Banco de Valencia y la dimisión forzada de José Luis Olivas -que no asistió al acto, siendo la gran ausencia de un evento en el que estaba el 'todo Valencia' menos Juan Roig- fueron el punto de inflexión, si bien desde antes el entorno de Caja Madrid había peleado fuerte por copar la dirección de la nueva entidad.
Hubo una imagen que valió posiblemente más que las mil palabras que pronunció Rato. El presidente de Bankia, que había llegado antes al hotel donde se celebraba el evento, esperaba a la puerta a la llegada del presidente de la Generalitat, Alberto Fabra. Rato no sacó una de sus manos del bolsillo cuando saludó a Fabra. Fue solo un detalle fugaz que, congelado en una fotografía, se abre a lecturas más o menos críticas sobre la actitud del banquero.
Tras el almuerzo, y como es habitual en los encuentros de APD, se le hicieron desde el público y por escrito, varias preguntas al presidente de Bankia. Y aquí, de nuevo, volvió a aparecer la distancia. "¿No cree que los valencianos han perdido poder de decisión?", le preguntaron. "No. El mapa financiero español ha cambiado. Ahora existe una entidad que es la cuarta de España con valencianos en el consejo y en la dirección", zanjó, no sin asegurar que la gente de Bankia en Valencia tiene toda la confianza de la entidad para tomar decisiones. "¿Entiende la decepción de los valencianos por haber perdido su sistema financiero?". "La de dos de las entidades sí, y en especial de una [el Banco de Valencia] porque somos accionistas, pero sobre la otra [Bancaja] no lo comprendo, porque Bankia es una entidad valenciana solo que tres veces más grande".
EL FUTURO DEL BANCO DE VALENCIA ESTÁ EN MANOS DEL BANCO DE ESPAÑA
Y llegó la pregunta que muchos esperaban: "¿Qué futuro espera al Banco de Valencia?". "Eso se lo tendrá que preguntar al Banco de España". Rato lo iba a dejar ahí pero retomó la respuesta. Y lo hizo con un tono de cierto resquemor que, muchos en la sala -algunos vinculados históricamente al Banco de Valencia- recibieron con enfado visible al final del acto. "Intentamos llegar a un acuerdo para evitar la intervención, pero no fue posible", dijo Rato apuntando no se sabe bien si al propio Banco de España o a los accionistas valencianos. Y ahí quedó la cosa. Como quedó en un "no me corresponde opinar sobre eso" la pregunta sobre el futuro de José Luis Olivas en Bancaja.
Solo una cuestión rompió el silencio escéptico que reinaba entre los asistentes: "¿Cree que el Valencia CF tiene el futuro asegurado con el acuerdo que han firmado?". Murmullos en la sala, alguna sonrisa y la respuesta: "Tiene asegurado el futuro económico con una financiación en plazos que puede asumir por sus ingresos, un futuro estadio nuevo y la garantía de su independencia", sentenció Rato.
Y así se llegó al final. Algunos empresarios, los menos, se acercaron a la mesa a saludar personalmente a Rato, entre ellos el omnipresente Federico Félix. El resto fueron formando corrillos y abandonando parsimoniosamente el local con la sensación de las cosas son como se temían. Rato no es de los suyos. Y Bankia es... un banco.
ALBERTO FABRA: "LAS COSAS HAN CAMBIADO"
El presidente de la Generalitat, que estuvo sentado durante el almuerzo con Rato, en un corrillo informal con reporteros y tras unas palabras de cortesía con el banquero "por su compromiso con la Comunitat Valenciana", no dudó en reconocer que nada es igual. "¿Han hablado de la deuda y de las necesidades de liquidez de la Generalitat y de cómo les pueden ayudar?". "Bien, lo cierto es que las cosas han cambiado. Los bancos actúan acorde a sus intereses y con criterios de rentabilidad. No es lo mismo que antes, que los Gobiernos, y no digo que fuera el escenario ideal, recurríamos con facilidad a las cajas de ahorros. Ahora hay un nuevo escenario", contestó Alberto Fabra.
Rato abandonó el hotel acompañado de su gente -celebraba consejo de Bankia en la sede de Bancaja en unas horas- mientras muchos de los asistentes permanecieron aún unos minutos departiendo. Especialmente la destacada presencia del Consell, con la 'troika' que ha tomado las riendas de la crisis. Ya en la calle, se celebró un improvisado corrillo entre Fabra, el vicepresidente José Císcar, y los consellers de Hacienda y de Economía, José Manuel Vela y Enrique Verdeguer. No se sabe de qué hablaban, pero los semblantes serios, como no podía ser de otra forma ante la crisis que vive la Generalitat, eran la nota dominante. Vienen malos tiempos. El Consell necesitará toda la ayuda que pueda recabar. Pero Rato recibió al presidente de los valencianos con una mano en el bolsillo.
"Silencio en la sala [cri cri, cri cri]. Caras de póquer. Y distancia. Mucha distancia entre lo que decía Rato desde el atril y lo que los allí congregados sentían." Este es el empresariado que jaleó sin reservas ciertos gobiernos que hicieron ciertas políticas que tuvieron ciertas consecuencias. Las cuales, dado que las empresas son fundamentales para la sociedad, no sólo las paga dicho empresariado sino todos. ¿Hemos oído entonar el mea culpa?
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