VALENCIA. "Hubiera preferido no debutar así como portavoz". Así hablaba ayer el vicepresidente del Consell, José Císcar, a los medios de comunicación tras revelar las claves del plan de ajuste anunciado a principios de semana por el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra.
Tras seis meses en la portavocía del Consell, Lola Johnson dejaba el puesto a José Císcar, el elegido por Fabra para pilotar el delicado trance de las primeras medidas de corte más severo de la Generalitat. No es casual que el relevo se haya producido en estos momentos. Año nuevo, vida nueva. Y decisiones.
La fotografía de ayer representa los tres pilares, la ‘troika', en la que va a apoyarse Fabra para capear la crisis económica en la Comunitat. El presidente de la Generalitat, conocedor de la dificultad del momento, encargó a sus primeros espadas, los más solventes, la misión de presentar los recortes. Y un día tan señalado, curiosamente, se produjo en un escenario inesperado: problemas logísticos en el Palacio de Fuentehermosa de última hora obligaron a trasladar la rueda de prensa a una sala -que se quedó muy pequeña ante la expectación mediática generada- de la conselleria de Economía.
Sorprendieron los galones bien abrillantados del portavoz y vicepresidente del Consell, José Císcar. Recién llegado al cargo, la buena impresión causada en sus seis meses en la conselleria de Educación y su aportación al partido en la provincia de Alicante, unido a la sintonía con Fabra, le han hecho merecedor de la confianza del jefe del Consell.
Císcar se mostró preparado en el primer envite, sin acusar los nervios del debut. Fue el encargado -y no el conseller del ramo, Luis Rosado- de exponer los recortes en Sanidad; también anunció otras medidas transversales generales y, tras meses de suspense, expuso alto y claro que la política de grandes eventos se encontraba en "revisión absoluta". Unas palabras que, sin duda, hubieran sonado extrañas de boca de la anterior portavoz Lola Johnson, quien ha defendido en repetidas ocasiones estos eventos ante preguntas de los medios.
El actual portavoz, por el contrario, anunció que el Consell iba a ponerse en contacto con Bernie Ecclestone para fijar una reunión y analizar "otras posibilidades" respecto a la continuidad de la Fórmula 1, aclarando que romper los compromisos contractuales vigentes podían acarrear gastos inconvenientes. Preguntado por este diario sobre si se abandonaría este evento de existir la posibilidad de romper el contrato sin gasto alguno, el portavoz prefirió no concretar la respuesta. "Esperaremos para ver las alternativas que existen", zanjó.
Císcar, el hombre designado por Fabra para lidiar con los medios de comunicación, demostró solvencia. Advirtió que su misión como portavoz irá dirigida a ser lo más "claro" que le sea posible. Ayer, más allá de alguna respuesta no concretada, cumplió y exhibió el perfil político necesario para la situación.
Otro de los ponentes de las medidas de ajuste fue el conseller de Economía y Administración Pública, José Manuel Vela, quien había vivido una tensa jornada previa en la Mesa de Negociación con los sindicatos. El catedrático en Economía Financiera se ha convertido -las circunstancias así lo obligan- en otro de los puntales del gobierno de Fabra. Algunos le achacan su parte de responsabilidad en la situación económica de la Generalitat -lleva varias legislaturas con diferentes cargos en el Ejecutivo-, otros también ponen en su ‘debe' la ligereza con la que a veces se expresa, alejado del perfil político que mide sus palabras con celo.
En cambio, su capacidad como técnico le avala sobradamente para ser uno de los cargos relevantes en el Consell de Fabra, aunque no lo tiene fácil: las medidas fiscales y la función pública -junto a las organizaciones sindicales- son dos ámbitos donde las decisiones resultan altamente impopulares.
Por su parte, el conseller de Economía, Enrique Verdeguer, fue el tercer hombre en la rueda de prensa. El responsable autonómico ha tenido un pie fuera del Gobierno valenciano durante las últimas semanas: una posible llamada de Madrid, donde reside su familia, y las dificultades extraordinarias -muchas de ellas inesperadas- en la cartera económica de la Generalitat, habían hecho que Verdeguer escuchara, si se producían, ofertas de la capital. Ahora, convencido por Fabra para quedarse, continúa con su plan de reducción y ahorro en el sector público empresarial.
Verdeguer anunció ayer que las 46 empresas públicas existentes se integrarán en seis holdings divididos en otras tantas áreas: promoción cultural y ocio, construcción e infraestructuras, transporte, medio ambiente, apoyo de los sectores productivos, y bienestar social. Esta reagrupación supondrá un ahorro de 120 millones de euros en concepto de funcionamiento, estructuras y plantilla. No obstante, Verdeguer señaló no poder detallar todavía a cuantos trabajadores ni a qué empresas afectará. En alguno de estos casos, como ya avanzó este diario, parece claro las empresas que pueden formar parte del holding. Es el caso del referido a construcción, donde tendrían cabida Ciegsa, Ivvsa, Sepiva y otras.
El conseller también hizo pública la intención del Ejecutivo de aceptar la propuesta del ministro de Exteriores, José Manuel Margallo, para integrar las 22 oficinas del Ivex en sedes estatales en el extranjero, lo que supondrá un ahorro de 1,3 millones de euros.
¿POR QUÉ AHORA?
Las circunstancias de la Generalitat valenciana han sido especiales e influyentes a la hora de tomar decisiones drásticas respecto a la crisis. Tras la victoria de Francisco Camps en las elecciones autonómicas, el Consell se vio abocado a una crisis forzada por Madrid debido a la causa judicial de los trajes por la que está acusado el expresidente. Mariano Rajoy forzó la dimisión de Camps e impuso el relevo de Fabra.
Los factores son diversos. Un Consell heredado, sin un plan a adoptar todavía fijado, unas elecciones generales en ciernes y una doble problemática interna: varias decisiones a tomar iban en contra de lo que venía defendiéndose durante 16 años de Gobierno y, aún más, se alejaban del personalismo de un exlíder, Francisco Camps, que se encuentra ahora sentado en el banquillo.
Para otros responsables autonómicos del PP como María Dolores de Cospedal en Castilla-La Mancha o José Ramón Bauzá en Baleares, que vencieron a socialistas que se encontraban gobernando, ha sido más sencillo adoptar medidas contundentes contra la crisis señalando a los anteriores responsables autonómicos. Sin embargo, en la Comunitat Valenciana, con varias legislaturas del PPCV a las espaldas, resultaba políticamente más delicado abordar una ruptura completa con el modelo económico que venía aplicándose.
La victoria de Mariano Rajoy en las elecciones generales, la cada vez mayor libertad de decisión de Fabra y la acuciante gravedad de la Tesorería valenciana han puesto en marcha la maquinaria de los cambios. Una maquinaria que, una vez encendida, comenzará a arrojar más decisiones en la línea de las anunciadas ayer.
El Gobierno central ya ha anunciado subidas de impuestos. Precisamente Vela se apoyó en ello ayer para justificar los incrementos fiscales divulgados. Císcar abrió la veda también con los grandes eventos, una herencia de la era 'Camps'. Verdeguer reducirá las empresas públicas como también se hace en el ámbito nacional. Todo bajo un prisma de "extraordinaria necesidad" que, al parecer, no era tal hace seis meses.
El fracaso en la colocación de bonos patrióticos en diciembre y el vencimiento de deuda que, como en el caso del pago a Deutsche Bank, ha puesto contra las cuerdas a la Generalitat, han terminado por encender la luz roja en el Ejecutivo valenciano. Llegados a este punto, Fabra ha decidido convocar a su tridente de confianza e instarles a comenzar los verdaderos ajustes: "Es la hora".
Actualmente no hay comentarios para esta noticia.
Si quieres dejarnos un comentario rellena el siguiente formulario con tu nombre, tu dirección de correo electrónico y tu comentario.
Tu email nunca será publicado o compartido. Los campos con * son obligatorios. Los comentarios deben ser aprobados por el administrador antes de ser publicados.