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El año 2011 ha dejado huella en la política valenciana. El ejercicio que queda atrás ha diluido o evaporado varios nombres propios del Consell y del partido que se habían hecho 'fijos' durante la última década

VALENCIA. Precisamente, el expresidente de la Genereralitat, Francisco Camps, ha sido el primer damnificado. El 20 de julio, tras un vodevil en la puerta del TSJCV sobre si acudiría o no a declararse culpable por la causa de los trajes, dimitió de su cargo tras intensas conversaciones con Mariano Rajoy, que observaba con inquietud como el juicio oral podía solaparse con las elecciones generales.

Camps, desaparecido para los medios de comunicación desde 2009, culminaba así una trayectoria descendente en su liderazgo que había dejado en absoluta debilidad el Gobierno valenciano. El entonces presidente, no supo lidiar con la causa de los trajes y eso le costó el cargo. Ahora, se defiende en los juzgados con la convicción de ser inocente pero despojado de gran parte de su credibilidad.

Antes de su dimisión, Francisco Camps tuvo la ocasión de reparar su ego con otra victoria electoral incontestable en las elecciones autonómicas y locales. Con sus galones relucientes, sorprendió con una profunda renovación del Consell en la que prescindió de importantes ‘pesos pesados'.

Uno de ellos fue el titular de Economía, Gerardo Camps. El expresidente separó su cartera y envío a su amigo de la universidad a Madrid. Las organizaciones empresariales habían mostrado su descontento con la intermitencia del conseller, algo que fue determinante para que el relevo se hiciera efectivo. El cerebro económico valenciano asumía el fin de etapa e iniciaba una nueva etapa en Madrid, con escaño en el Congreso y tal vez algún puesto de segundo escalón en el Gobierno.

También recibió el billete de salida el vicepresidente primero del Consell, Vicente Rambla, que había dado porte y seriedad al Gobierno valenciano desde la portavocía tiempo atrás y, en la última etapa, en la conselleria de Industria.

Otro de los históricos que salió del Consell fue Rafael Blasco. No obstante, lo hizo en un puesto digno como portavoz en Les Corts. Con la llegada de Alberto Fabra, el camaleónico responsable político ha comenzado su descenso: la delegación del Gobierno sería su destino perfecto, aunque ha perdido demasiado fuelle e influencia en Presidencia.

PUESTOS IMPORTANTES PERO EN LÍNEA DESCENDENTE

Así ha terminado 2011 para algunos altos cargos. Este podría haber sido el año de Paula Sánchez de León, a quien Camps intentó situar al frente del Consell al precipitarse su salida. Hubiera sido perfecto para el presidente: una dirigente fiel sobre la que podría haber influido y hasta sustituir si era absuelto. Sin embargo, Mariano Rajoy vio la ‘jugada' y fue firme en su apuesta: Alberto Fabra era el elegido. Así, pese a que Sánchez de León ostenta la vicepresidencia del Consell, su ‘peso específico' se ha visto notablemente reducido.

Otro de los responsables que, pese a ostentar un cargo de máxima relevancia, ha visto menguar su poder es Juan Cotino, presidente de Les Corts Valencianes. La caída de Camps como referente ha relegado a varios de los cercanos al que fuera vicesecretario tercero del Consell en la pasada legislatura. Todo apunta a que el destino del referente democristiano está fuera de la Comunitat, ya sea como embajador o en algún cargo en Madrid.

ALICANTE Y CASTELLÓN: OTRO FIN DE CICLO A PUNTO DE CONSUMARSE

Antes de dimitir, Camps tuvo la ocasión de ver a uno de sus grandes rivales en los últimos ocho años contra las cuerdas. El líder provincial del PP alicantino, José Joaquín Ripoll, no lograba los apoyos necesarios para repetir como presidente de la Diputación, tras una maniobra estratégica en la comarca de L'Alacantí de los afines a Camps.

El desgaste por la lucha interna sufrido durante años por Ripoll y su implicación en el caso Brugal pasó factura finalmente. El presidente Alberto Fabra selló el relevo del dirigente alicantino en el PP con un acuerdo pocas semanas atrás, cerrando el proceso que Camps no había podido culminar.

En Castellón, el relevo en la Diputación de Carlos Fabra por Javier Moliner ha constituido un hecho de máxima relevancia en un partido provincial que está comenzando una difícil reestructuración: llega el momento de abordar la susticuión del barón provincial del PP. Otro cambio anunciado para 2012 que se unirá la salida institucional de Fabra y el previsible rediseño orgánico del partido en Castellón. 

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