VALENCVIA. Los peor parados de este fracaso empresarial, sectorial y político son los cientos de trabajadores que deberán abandonar sus empleos confiando en unas negociaciones futuras que puedan devolver a la vida esos hoteles, algo que hoy por hoy, y dada la situación del mercado, parece practicamente imposible.
No vale ahora echarle la culpa a la crisis de todo cuando de negativo ocurra en la economía valenciana. Algunas, o muchas, cosas se hicieron mál y ahora sufrimos las consecuencias. El cierre hotelero llega como efecto directo de unas previsiones económicas y de número de visitantes a todas luces hinchadas por el optimismo y la propaganda de un Administración autonómica hambrienta de éxito y cegada por el deseo de permanecer por encima de cualquier otra circunstancia.
Hoy día aún, este fin de semana, durante la celebración de la Fórmula 1 que se supone tantos beneficios ha proporcionado a la economía local (la cifra aducida es de 60 millones de euros, aunque sin especificar las partidas que la componen), el Consell volvía a lanzar las campanas al vuelo con el futuro prometedor del turismo regional. Apenas tres días más tarde, la realidad nos ha vuelto a despertar del sueño irreal de los gobernantes.
Al hilo del artículo, me gustaría exponer aquí dos frases literalmente extraídas del apartado Grandes Eventos de la web Som de la Generalitat (www.somonline.es). La nota, que es del 10 de junio y está "actualizada", dice, entre otras cosas: 1.- "Desde que en la Comunitat Valenciana se apostara por los grandes eventos, la riqueza, la calidad de vida y el empleo han sido los tres bastiones clave de este territorio". 2.- "Empleo y turismo van de la mano en la Comunitat Valenciana". Su sueño irreal parece no tener fin; y nuestra pesadilla tampoco.
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