VALENCIA. Los tiempos están cambiando, también en las patronales. Hace años que la actitud amable que mantenía el empresariado hacia el poder político se empezó a enturbiar y las duras críticas de Vicente Lafuente, presidente de la federación metalúrgica valenciana (Femeval), hacia la gestión que está realizando la Generalitat de la crisis son un nuevo paso de separación. "Ya era hora de que alguien dijera en público lo que estamos hartos de comentar en privado", sentencia un conocido empresario.
La crisis económica está golpeando con fuerza las cuentas de las propias patronales, además de a las empresas de sus miembros. Fruto de la reducción de ayudas públicas y del impago de las subvenciones autonómicas, instituciones como las cámaras de comercio han tenido que recortar sus plantillas hasta en un 40%, mientras las asociaciones empresariales han rescindido los contratos temporales y despedido a uno de cada cinco empleados de media.
"Los que llevamos poco tiempo, no sabíamos en dónde nos estábamos metiendo", reconoce un destacado patrono. De hecho, en las elecciones a la presidencia de la CEV algunos empresarios ya dejan caer que sería mejor renunciar a la realización de cursos de formación por no ahondar el agujero que les ha provocado la Generalitat. "Que los cursos los dé la Cámara de Comercio y nosotros nos dedicamos a la negociación colectiva, que es lo que de verdad nos interesa", concretan.
CRITICAS A LA GESTIÓN Y A LOS AJUSTES
Tampoco faltan las críticas a las soluciones propuestas desde la administración para sacar adelante sus cuentas. "La solución no está en recortar servicios públicos, sino que los malos gestores asuman sus responsabilidades", sentenciaba recientemente José Vicente González, presidente de la patronal autonómica Cierval.
Igualmente, Lafuente no ha dudado en calificar de "absurdas" ciertas partidas "que desequilibran el sistema productivo": "Es difícilmente comprensible que el Consell recorte en un 20,5% las partidas relacionadas con la economía productiva, en lugar de potenciar una política industrial coherente".
Aunque ambos han mantenido siempre una actitud más desinhibida para verter sus opiniones, han sido otros movimientos los que han generado más sensación de rebelión. La propuesta planteada desde la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE) de situar a Francisco Pons como vicepresidente de Bankia (en sustitución del expresidente de la Generalitat José Luis Olivas) se ha interpretado como un golpe en la mesa de los grandes líderes económicos para tener voz propia después de décadas de liderazgos políticos intervencionistas.
EL CONSELL RECUERDA LAS AYUDAS
A la pregunta sobre el impacto de estas críticas en el Gobierno autonómico, fuentes de la Generalitat comienzan alabando la necesidad de "una crítica constructiva, que siempre es bienvenida", pero se termina levantando las alfombras. "No dicen nada de las ayudas que las patronales han recibido durante todo este tiempo", sentencia.
Sin embargo, sí que lo dice Lafuente, lo mismo que José Vicente González y, con la grabadora apagada, la práctica totalidad de los patronos consultados. "Las ayudas fueron bien recibidas hasta que se dejaron de abonar", matiza.
Lo cierto es que desde 2010, las patronales sólo han cobrado una cuarta parte de lo comprometido en los presupuestos de la Generalitat. Esto no significa sólo dejar de ingresar, sino también gastar de más, ya que estas ayudas son fondos finalistas y las organizaciones han tenido que celebrar y pagar los cursos por adelantado.
CUESTIÓN DE LIDERAZGO
Esta reacción del empresariado hacia las decisiones políticas no se hubieran producido en otro escenario económico y, sobre todo, político, según se reconoce en los círculos empresariales. "Hemos pasado quince años con un liderazgo político muy firme desde la Generalitat, pero ahora tienen allí otras preocupaciones", apunta un veterano dirigente patronal.
El perfil público del nuevo presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, es mucho más discreto que el de sus antecesores, al menos por ahora. Desde el empresariado se reconoce que no es culpable de la herencia recibida, pero se le insta que tome medidas de peso. "Tiene que pegar un buen tirón de riendas para frenar el desgaste económio y hacerse respetar", estima un destacado directivo.
De hecho, los participantes en las luchas de poder de cara a la presidencia de la CEV reconocen que, en esta ocasión, el escenario está monopolizado por actores empresariales. "No es que antes se eligiera al presidente desde el Consell, pero sí había vías más amplias de comunicación con la Generalitat por parte de los aspirantes", recuerda un asesor patronal.
LA HORA DE LOS PATRONOS 'JASP'
Por otra parte, los actuales líderes empresariales de las organizaciones más inquietas, como Femeval o la de obra pública Fecoval, son los representantes de una nueva generación de empresarios. Ronda la cuarentena, tiene formación superior o cursos en escuelas de negocio y han tenido que hacer trabajar en otros idiomas para la internacionalización de sus actividades.
A diferencia de Rafael Ferrando, Arturo Virosque o el alicantino Antonio Fernándes Valenzuela, en activo en los años 70, los nuevos patronos no eran más que niños cuando se produjo la transición y han pasado su formación y desarrollo profesional en una democracia normalizada.
Esto ha hecho que muchos de ellos, siendo conservadores, compartan una ideología liberal, especialmente contra la intervención política en las actividades económicas. "No es mucho pedir que seamos un país normal, como Alemania o Inglaterra", apunta uno de los de mayor proyección. El tiempo dirá.
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