VALENCIA/MADRID. A veces resultan difíciles de comprender ciertos resortes que saltan en Valencia en ocasiones en lo que lo previsible debería caminar en dirección contraria. Por ejemplo, durante estos últimas y agitadas jornadas estamos pudiendo presenciar una de estas ¿complejas? situaciones en relación al severo trauma financiero que se está viviendo en la city local con el episodio del la dimisión de José Luis Olivas como vicepresidente de BFA/Bankia. Lo paradójico es que no se produjeron tantos movimientos ni tantas preocupaciones durante los días previos a la fusión por absorción de Bancaja y Caja Madrid o a las intervenciones de la CAM o del Banco de Valencia por el Banco de España como los que se están sucediendo con cierta impudicia en estos momentos para ocupar la dulce poltrona abandonada a la fuerza por Olivas.
El Reino de Valencia se ha quedado sin industria financiera tras la ruina de sus cajas y bancos, y huérfanos de financiación ‘amiga' los pequeños, medianos e incluso grandes empresarios de la región, los auténticos generadores de riqueza y empleo de esta otrora floreciente comunidad autónoma. Pero no detectamos poe esta causa movimientos institucionales sólidos para evitarlo o al menos para formar parte de la solución. Valencia ha dejado de ser plaza financiera y a la mayoría nos ha pillado con el pie cambiado y cara de tontos.
En este territorio se ha removido cielo y tierra para intentar levantar un trasvase faraónico de eficacia/precio discutibles, se han cerrado repetidores de TV porque ‘invadían' el espacio radioeléctrico ‘nacional', se ha convertido cuestión de Estado acabar 50 kilómetros de autovía y lo que no está escrito para tirar 350 de ferrocarril de alta velocidad que ahora no se ocupa. No hablemos de banderas, lenguas, equipos de futbol, emblemas arquitectónicos o cualquier otro signo que pudiera afectar a la esencia "del valencianismo" rampante.
Pero en apenas unos meses han desaparecido en mitad del huracán de la crisis los emblemas financieros del territorio, el verdadero poder valenciano que daba fuerza y pujanza a esta economía dentro y fuera de sus fronteras y aquí nadie ha movido un pelo para evitarlo salvo para amargos lamentos. Pasaron consejeros, empresarios, directores del IVF, consellers de Economía (alguno premiado con un escaño en las Cortes Españolas), vicepresidentes, presidentes, pero nada se ha podido contra la descapitalización de la economía valenciana.
Todos quietos. Génova manda y Valencia obedece. Ferraz ordena y Blanquerías se multiplica por cero. Bien. Pero ahora, quietos todos, ahora se ha abierto el melón, el de verdad, el que importa: ha salido una atractiva ‘vacante' en el consejo de BFA/Bankia y es posible que su presidente, Rodrigo Rato, no la suprima amortizando el puesto. Ay, amigos, esto es otra cosa. Faltaría más. Todos a una, a ver quien la ocujpa. Ya tenemos a las banderías locales corriendo, llamando, presionando... y dando el cante. Corre Rita Barberá por la banda, subidísima de halagos y votos, promocionando a los suyos (es decir, a Alberto Catalá), mientras los cristianos avanza por la suya con Rafael Aznar y un Juan Cotino que de súbnito se ha pasado al centro (pardiez, cuánto banquero encubierto teníamos y nosotros sin saberlo). Alfonso Rus no es menos y también ha entrado en la melé, menudos son en Xátiva.... Y así hasta que la vista alcance (todos tenemos un candidato bajo la manga), que nunca se sabe hasta dónde va a llegar la riada...
En Madrid tampoco van mal, aunque en la capital son más finos. El puesto de Olivas casi se ha convirtiendo en una cuestión de Estado. De momento, la otra "verdadera número dos" de Mariano Rajoy, María Dolores de Cospedal, está moviendo sus fichas para frenar la supuesta candidatura de Juan Costa -sempiterno colaborador/sombra del presidente Rato- a quien en la calle Génova no lo acaban de ver. "Rodrigo, es que no lo vemos...".
Con más discreción, muchísima más, se estaría autoproponiendo para el puesto un consejero del BFA procedente del incomprensiblemente denominado grupo de independientes que anidan en los consejos de administración. Se trata de José Manuel Serra, veterano de mil consejos de administración ("de profesión, consejero"), personaje políticamente correcto y siempre bien visto y rodeado en reservado coto de las grandes corporaciones españolas. Cuenta con una ventaja por lo visto no desdeñable en este mundo de apariencias: nació en Valencia...
Sea como fuere, lo que está claro es que el Partido Popular se ha tomado la vicepresidencia de Bankia como una cuestión estratégica y tratará de imponer su decisión en su desenlace. Como decíamos al principio y anunciamos hace días en ValenciaPlaza.com, en Bankia se baraja la supresión del puesto de vicepresidente ejecutivo, aunque otra cosa sea el BFA, su matriz, del que Bancaja es accionista en un 37%. (Se dice por La Castellana que los hombres de Caja Madrid continúan sorprendidos por la habilidad negociadora de JL Olivas al haberles conseguido colar ese porcentaje, sobre todo ahora que han destapado el frasco de las 'esencias financieras' del socio valenciano...).
En todo caso, mucho nos tememos que Valencia está dando de nuevo el espectáculo por su enorme capacidad de movilización para asuntos futiles y su parálisis pemanente en los fundamentales. El presidente Alberto Fabra, de quien nos consta su seria preocupación por todo este asunto que le ha reventado en la cara sin esperarlo, está buscando un personaje "capaz de ponerse delante de Rodrigo Rato". Pero por lo visto, le está costando encontrarlo.
Lo mejor en estos casos suele ser dar una respuesta sensata y lógica antes de que la situación degenere en sainete: si el presidente de Bancaja, Olivas, ha dimitido de sus puestos en Madrid, que corra el escalafón para reemplazarlo. En la caja hay dos vicepresidentes: estúdiense sus curriculums y elíjase al mejor para representar los intereses valencianos en BFA. Y en caso de duda, permítanme la broma, que se batan en duelo incruento, a primera sangre, por la calle Pintor Sorolla abajo y pongan fin al espectáculo... Si no, no haberlos nombrado vicepresidentes.
Es interesante como se barajan nombres para cargos de tanta responsabilidad. Yo diría que las cartas están marcadas y que, desgraciadamente, hemos sacado los "triunfos" de la baraja. Los mismos que han llevado a la ruina el sistema financiero valenciano (a las órdenes de Zaplana, Olivas y Camps y "para ofrendar nuevas glorias a España" -léase, para pagar las cuentas del imparable ascenso popular-) van a elegir a sus sustitutos. Juan Costa, Rafael Aznar, Cotino... José Manuel Serra!... Todos han estado en el reparto (saqueo) del pastel! ¿Qué van a gestionar ahora? No nos queda a los valencianos pulso financiero para alimentar tanta codicia. La película de las cajas de Valencia debería titularse "Uno de los nuestros". Y los demás, de espectadores, a verlas venir. Felicidades por vuestra publicación.
Buenos días Cruz: no es que en el PP no "se vea a Juna Costa" es que Juan Costa aparte de muchas cosas es.....inteligente y eso es malo muy malo cuando uno solo quiere ser el rey de "coto".- Antes de ser discípulo de Rato ya fue discípulo de otros maestros.De todas formas nombren a quien nombren el asunto ya está resuelto.pero, yo no le echaría tanto las culpas a Olivas no siempre los presidentes conocen lo que se cocina en su "entorno".Un saludo Cruz cada vez este digital tiene mas adeptos inclusive fuera de esta Comunidad.- Alejandro Pillado Valencia 2011
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