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Ofensiva de la teoría de la conspiración

PEDRO MUELAS. 28/06/2010

VALENCIA. Para quien desea que se aclare, se investigue y se juzgue el caso Gürtel hay malas noticias. Eso no pasará ni mañana ni pasado. Vamos camino de un proceso eterno. Tan eterno como los pliegues que tiene la "recursería" judicial. Es más, vamos camino de que ese proceso se malogre y lo que es peor se malbarate, hasta el punto de que salga lo que salga -multa al president- no tendrá ningún valor ante la opinión pública porque la justicia lo ha hecho todo mal y en contra de un inocente.

En ello está el Partido Popular que desde que el Tribunal Supremo ordenó la reapertura del caso de los trajes y el juez Pedreira desde el tesejota madrileño se inhibió a favor del tesejota valenciano con el grueso de los informes policiales y fsicales sobre la financiación ilegal del partido y otros no pierde el tiempo en restarle credibilidad a los fiscales y magistrados que intervienen en el proceso. La teoría de la conspiración y del montaje pasa a la ofensiva, definitivamente y a por todas. Federico Trillo dirige la cruzada, entre otras cosas porque Mariano Rajoy cree firmemente en la inocencia de su barón de la Comunitat Valenciana.

Dicen que en esa fe cuenta que Camps apoyara al líder del PP cuando más débil estaba mostrándole su incondicional respaldo, tirando de otros que tituteaban y montándole un congreso en Valencia que no olvidarán las generaciones posteriores y no, precisamente, por su trascendencia política sino por su presupuesto "gurteliano"... ustedes ya me entienden.

A Martínez Pujalte se le oyó en una tertulia responder airadamente a la acusación de que su partido estaba respaldando al ex presidente balear Jaume Mata, uno de los artífices del eje de la prosperidad Valencia-Madrid-Baleares. El amigo y colaborador de Zaplana y hasta autor en la sombra de aquel libro de la España de las oportunidades rebatió la acusación poniendo en duda al juez y fiscal y emplazando a su interlocutor a ver si el asunto no acabará mal para ellos.

El concejal Jorge Bellver, aquí mismo, en la ciudad de Valencia, el otro día no se anduvo con chiquitas cuando entró en los juzgados para responder a la acusación de prevaricación por el lío del aparcamiento subterráneo que, según algunos, está pudriendo las entrañas del Jardín de Monforte, porque se construyó sin licencia. Berllver concluyó su parlamento a los periodistas emplazando a la justicia a que cuando esto se archive "alguien" tendrá que darle explicaciones. Entiendo su indignación si, cuando firmó la licencia de obras, contaba con todos los informes técnicos, pero ha ido más allá de la líneas ofensivas al decir que Cercle Obert - la entidad civil querellante- y el Ministerio Público son lo mismo.

La última andanada, ya los avisamos, le ha tocado al juez Flors, el instructor que quiso juzgar a Camps, pero que lo rechazó el tribunal presidido por Juan Luis de la Rúa. A Flors, del que dicen que ya se ha recopilado una buena información para airearla públicamente, se le ha puesto en el punto de mira al desvelar, más bien recordar, que fue él quien decidió no recoger en el sumario el comentario del segundo de la trama, Pablo Crespo, en el que desprecia la idea de que se le hayan pagado los trajes a Camps. De modo que ya tenemos a un juez Garzón que se queda la causa por interés propio y saltándose el reparto preceptivo, a dos fiscalas ordenando grabaciones ilegales de abogados con sus clientes y a un juez Flors al que se le ha visto una intencionalidad manifiesta al excluir lo que el presidente y su entorno entiende como prueba exculpatoria.
A la estrategia de descrédito del proceso le llegan ayudas externas como el lamentable desacuerdo de los miembros del Consejo General del Poder Judicial, una vez más, para elegir cargos en Cataluña, Madrid y la presidencia del tesejota de Valencia. Ya claman porque el sistema de elección vuelva al anterior dado que con este no se avanza nada, se da una imagen deplorable y termina dejando, como es nuestro caso, otra vez el proceso de los trajes y el de la financiación ilegal en manos del manifiesto amigo de Camps.
Con una justicia así, salga lo que salga, la Virgen o San Antón, no tendrá ningún valor.

PENSARSE LA HUELGA
Los sindicatos del transporte ferroviario están regalando a los ciudadanos estos días una huelga, aprovechando que se puede hacer más notoria, digámmoslo así. Los de Renfe y los de FGV. Y tienen puestos papelitos por todas las líneas del metro valenciano avisando de las posibles-seguras molestias que los ciudadanos tendrán que sufrir el día del paro. No se explica más en los papelitos. Parece que no les importa demasiado o que tampoco los motivos de la convocatoria puedan convencer a mucha gente.

Son malos tiempos para hacer huelga. La austeridad tiene que llegar también a las siglas sindicales, la responsabilidad y la solidaridad. Con más de quinientos mil valencianos y valencianas paradas, con más cuatrocientas mil empresas cerradas en España en dos años y las que no están cerradas, con el agua al cuello, con la que está cayendo y caerá a nivel mundial, dañar aún más la actividad laboral y económica con una huelga debería pensarse mucho más que en situaciones normales. Debería contar hasta con 20 informes de todo tipo antes de que se autorizara, hasta del Consejo de Estado si hiciera falta. No estamos para bromas ni para carteles de sindicatos que reclaman para FGV un "convenio digno". Convenio por convenio, me juego que el que disfrutan en este momento los asalariados de la empresa pública es mucho mejor que la mayoría de las firmas que han cerrado este año en la Fuente del Jarro, por poner un ejemplo. Y del de Renfe, no digamos.

Los sindicatos también tendrán que reciclar sus líneas de actuación y sus estrategias. La crisis está afectando a todos por igual y no se puede analizar la situación con esquemas apoyados en los tiempos del desarrollo. Estamos en recesión por si no se han enterado. Los privilegios son siempre hijuelas del progreso. Y eso se ha acabado. Bastante tendrán con conservarlos.

MAL NEGOCIO CON LAS BANDAS
Alguien del Consell está metiendo la pata muy profundamente en el mundo de las sociedades musicales y alguien no se está enterando del cisma que se avecina en la sociedad valenciana. Extraña mucho este divorcio en ciernes de la Comunitat Valenciana, la patria de la música y de las bandas y del amor. ¿Es posible que la directora del Instituto Valenciano de la Música, Inmaculada Tomás, con tantos años de experiencia esté dejando que esto se enquiste, o que la consellera Trini Simó, natural de Alcoi, no haya tomado las riendas en este asunto, como hizo con las agrupaciones teatrales? Estamos asistiendo a un pulso insólito del que saldrán perjudicados, sin duda, todos.

De acuerdo que son tiempos de austeridad y no sólo las bandas, todas las agrupaciones y asociaciones que viven de subvenciones, deberían dar el primer paso y ser restrictivos en sus demandas. De acuerdo en que las arcas de papá Consell se han quedado vacías y es lógica una reducción de las ayudas, pero hasta un 55% es excesivo. Y encima parece que las nuevas normas para el certamen de Valencia hayan buscado el rechazo de las sociedades musicales al reducir la participación y reservar plazas a bandas nacionales y extranjeras. La política marrullera, la falta de diálogo y el pulso político no van a beneficiar en nada a este soterrado conflicto cuyo concierto se está dirigiendo desde algún despacho.

El permanente estado de cabreo que lleva el presidente de la federación, Josep Almeria, no es para menos. Sobre todo si tenemos en cuenta la vertiente económica de la actividad musical en la Comunitat Valenciana. No me negarán que tantos miles de músicos y sociedades y escuelas generan un potencial económico que ya lo quisieran para sí los ocho chiringuitos que se resisten a tirar el espacio de más ganado a base de toldos al suelo público y en contra de la legislación. Los chiringuitos, ya lo saben, se han convertido en una cruzada del ayuntamiento de Valencia y del Consell y lo de las bandas en un hostigamiento incomprensible.

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1 comentario

Almudena Aller escribió
28/06/2010 13:50

Querido Pedro, lo primero que ha de saber alguien que dirige una crítica a un conseller es cómo se llama el susodicho. La consellera de Cultura se apellida Miró, no Simó. Sobre el tema del que hablás, sólo un consejo, no te quedes con la versión de Almeria. Hay más gente dentro de la Federación que opinan de diferente forma e incluso, ya que nombras a la directora del IVM, podrías ponerte en contacto con ella y te daría otra perspectiva.

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