VALENCIA. El enfrentamiento entre Álex Vidal, director y participante en la VFW, y Dolores Cortés, presidenta de la Asociación de Diseñadores de Moda Valencianos (Dimova), con sus respectivos seguidores, ha tenido su penúltima puesta en escena en el comunicado emitido por Dimova contra Álex Vidal y su gestión al frente de la principal cita de la moda valenciana.
El sector no pasa por su mejor momento, pero tampoco recuerda unos años dorados. A pesar de nombres de la talla de Francis Montesinos o Hannibal Laguna, se trata de un sector en su mayoría discreto y empresarialmente muy atomizado, en sintonía con el casi desaparecido negocio textil valenciano.
Do todos modos, siguiendo el principio de que para discutir sólo hace falta ganas y compañía, Vidal reabría la caja de los truenos al asegurar que, sin ayudas públicas, no era posible celebrar una pasarela creíble. La afirmación venía al conocerse que los presupuestos del Impiva, instituto a través del cual se canaliza su ayuda la Generalitat, no incluyen para 2012 los 900.000 euros bienales con los que contribuía.
LA GUERRA DE LOS BOTONES
Lejos de cerrar filas y unir fuerzas para exigir a la administración que no deje de respaldar el proyecto, Dimova ha entrado al trapo disparando toda su artillería contra Álex Vidal. Para la asociación, toda la responsabilidad del estado de la pasarela es de Vidal, que ha hecho lo que ha querido con la VFW, ejerciendo su poder de forma "totalitaria y privilegiada" combinando su papel de director y participante en su propio beneficio.
Para Dimova, se puede y se debe celebrar una semana valenciana de la moda, a pesar de los recortes. Pero antes hay que cambiar muchas cosas, una de ellas, al director: Álex Vidal. Responsabilizan a su gestión que muchos diseñadores valencianos de prestigio hayan abandonado esta pasarela. Además, acusan a Vidal de hacer correr acusaciones "insidiosas que no se ajustan a la realidad" contra estos diseñadores disidentes.
Sobre la gestión económica, Dimova demanda a la administración que gestione ella las cuentas del certamen (ya que pone el 40% de la inversión) y que designe a "un profesional externo con experiencia en este campo, no un participante, para garantizar la objetividad". Este modelo es el que existe en otros certámenes similares.
DOS MODELOS DE PASARELA
Además, piden que la participación de diseñadores valencianos nunca esté en un porcentaje nunca inferior al 80%, ya que es el dinero de los valencianos el que paga la VFW. También demanda mayor amplitud de miras en la estrategia comercial para dar a conocer a los diseñadores, aumentar la cifra de negocio y el empleo en el sector. Lograr este objetivo pasaría por desarrollar acciones de promoción de marca y venta de producto, y no limitarse a desfilar, como denuncian que ocurre ahora.
Sobre el tipo de ayuda que se recibe, también demanda cambios. Concretamente demandan explorar las posibilidades de ayudar directamente a los diseñadores en su promoción y no gastar este dinero en "eventos suntuosos que, actualmente, más que aportar a la economía valenciana podrían perjudicarla".
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