VALENCIA. El cierre de campaña electoral arroja las primeras conclusiones de cara a la jornada de reflexión. Durante dos semanas, las diferentes formaciones políticas que optan al escaño en la Comunitat Valenciana han mostrado su músculo -unas más que otras- de cara a captar el voto de unos ciudadanos especialmente sensibilizados por el problema del paro y la crisis económica.
La maquinaria del PPCV, jugando a caballo ganador, ha cumplimentado una campaña estándar, sin alardes: con cabezas de lista sólidos en las tres provincias como el vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons; el exconseller Manuel Cervera y el exministro Federico Trillo. En estas dos semanas, el líder del PPCV, Alberto Fabra, también ha aprovechado la coyuntura para consolidar su liderazgo en las tres provincias participando de forma muy activa en la campaña.
La actividad del presidente 'popular' ha sido destacada y no es para menos. Fabra se presenta ante su primera prueba de fuego como líder en un momento determinante para Mariano Rajoy. El probable próximo inquilino de La Moncloa fue el que le impulsó al cargo. Ahora, el responsable del PPCV tiene que presentarle las 'cuentas': el número de votos obtenidos en la Comunitat Valenciana. En 2008 fueron 1.415.793 sufragios, aumentarlos situaría a Fabra en números de récord, aunque simplemente mantenerse sería un gran resultado.
Unos buenos registros, como se espera, afianzarán el liderazgo de Fabra y le deberían otorgar ciertos galones para reforzar las reivindicaciones valencianas ante Mariano Rajoy. Unas exigencias importantes como la reforma del modelo de financiación, el impulso al Corredor Mediterráneo, el mantenimiento del trasvase Tajo-Segura... reinvidicaciones del PPCV que, en muchos casos, chocarán contra otras comunidades autónomas, con lo que unos resultados electorales incontestables aportarán mayor poderío al demandante. En este caso, Fabra.
LA CAMPAÑA DE PPCV Y PSPV
En cuanto a las dos últimas semanas, los 'populares' valencianos han seguido un libro de ruta lógico y sin experimentos: entrevistas, recorrido por municipios, éxito previsto en el mitin central de la plaza de toros de Valencia y poco riesgo en los debates. Una campaña dirigida a mantener la ventaja que les han ido atribuyendo las encuestas durante los últimos meses. La consigna: no cometer errores de bulto.
Las cosas han sido más difíciles para el PSPV. Trabajando cada vez con menos medios, han navegado entre dos aguas: por un lado, el problema de implicarse de forma notoria en unos comicios en los que se presupone un ‘varapalo' para los socialistas. Demasiado castigo tras la debacle de las autonómicas. Por otro, la situación muy delicada en la que puede quedar el secretario general del PSPV, Jorge Alarte, si Alfredo Pérez Rubalcaba se hunde y los resultados en la Comunitat son nefastos.
La sensación es que se ha abierto la puerta a la llegada de Inmaculada Rodríguez-Piñero como cabeza de lista, quien ha hecho su trabajo, pero tampoco se ha percibido un apoyo consistente y sin reservas a la candidata. De hecho, como ya informó este diario, en la propia web de los socialistas valencianos no se ha dado excesiva cobertura a las notas de prensa, propuestas, anuncios y agenda de Rodríguez-Piñero ni tampoco de otros candidatos.
Es indiscutible que la postura del PSOE, tras ocho años en el gobierno, tiene difícil defensa: cinco millones de parados aporreando las puertas del Inem ante los que dar explicaciones son demasiados y resultan un argumento demoledor para el otro gran partido. El intento estratégico del PSPV de rebotar la gestión de los ‘populares' en la Generalitat hacia las futuras decisiones de Mariano Rajoy en La Moncloa era una de las pocas salidas de las que podían echar mano, aunque la efectividad de este mensaje resulta dudosa: al fin y al cabo, el PPCV arrasó en las últimas elecciones autonómicas y locales, lo que apunta a que gran parte de esa gestión es aprobada por los valencianos.
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