VALENCIA. El primer debate en Canal 9 entre los cabezas de lista al Congreso, en este caso por la circunscripción de Castellón, no fue un regalo para los ojos ni para los oídos. La rigidez del formato contagió a los propios participantes que, una vez más -y ya van demasiados casos- se empeñaron en leer sus respectivos guiones de forma insistente.
Así, pese a los fuertes argumentos que esgrimió el número uno del PP por Castellón y exconseller de Sanidad, Manuel Cervera, no logró la victoria en el debate: de hecho, ninguno de los cuatro intervinientes se alzó con el triunfo de forma clara.
Por calidad y tablas como orador, lo mereció más Ximo Puig, el candidato socialista. Fue el único que, además de no ser esclavo de sus apuntes, utilizó un tono más cercano e intentó interactuar con el telespectador.
Por el contrario, Herminia Montins, cabeza de lista de Esquerra Unida-Verds, y Roger Mira, número uno de Compromís-Equo, acusaron los nervios y se mostraron demasiado tensos a lo largo del debate. Pese a que, en ocasiones, sus mensajes resultaron interesantes y tenían fuerza, no terminaron de transmitirlos de forma correcta.
A priori, Cervera tenía una posición ventajosa: unas encuestas favorables, la crisis económica gravísima, un PSPV desnortado... Sin embargo, el exconseller no exhibió galones de un alto cargo para el futuro en el Gobierno de Mariano Rajoy -suena en las quinielas-. Leyó desde el principio, notablemente nervioso, y cargó la artillería pesada en su primera intervención: cinco millones de parados con culpables con nombre y apellidos: José Luis Rodríguez Zapatero y Alfredo Pérez Rubalcaba.
Roger Mira, de Compromís-Equo, mostró en su primera intervención que distaba mucho de encontrarse cómodo. Pese a su buena presencia, su balanceo inicial, la rigidez de su postura y la pésima, por momentos, colocación de sus brazos, anuló mensajes con fuerza como "quien más gana debe pagar más y quien más contamine debe pagar más".
La cabeza de lista de EU, Hermina Motins, también acusó los nervios. Se mostró fría, distante, y no contribuyó a generar empatía con la estricta lectura de su primera intervención, en la que dejó claro, eso sí, que se presentaba como alternativa al PSOE.
Con este inicio, el candidato socialista, Ximo Puig, tenía ventaja. Hizo valer sus tablas como alcalde y parlamentario y se anotó el primer tanto mostrando una de las estrategias principales en el debate: voltear el mismo para superponer las actuaciones de la Generalitat con lo que hará Rajoy cuando llegue a La Moncloa. Destacó que las competencias de empleo son del Consell y recordó las altas tasas de paro en la Comunitat, superiores a la media española.
Cervera, en la réplica atacó duro con argumentos difíciles de esquivar para el socialista: negación de la crisis de Zapatero, falsa recuperación... Por su parte, Mira se centraba en la renegociación y moratoria de hipotecas y Motins en el aumento del salario mínimo hasta los 1.100 euros.
En el bloque de políticas sociales, Cervera se vio atacado por diversos frentes pero sacó pecho de su gestión al frente de Sanidad. Motins insistió en que las competencias en Sanidad y Educación son de la Generalitat Valenciana y Mira, suscribiendo esa afirmación, abogó directamente por la eliminación de los ministerios de estos ámbitos.
Puig insistió en la intención del PP de implantar el copago -cosa que Cervera negó- y recalcó que el dinero que se envía desde el Gobierno central a las autonomías para sanidad tiene que dedicarse a esa área.
Cervera recuperó el aliento con un buena argumento: "cinco millones de parados pone en peligro el sistema, ese es el primer recorte social". Para después enlazar con las medidas más impopulares adoptadas por el Gobierno socialista: congelación de las pensiones, fin de las desgravaciones para comprar una vivienda, eliminación del cheque-bebé, recorte de los funcionarios... Un buen ataque aunque, por momentos, algo aturullado en la oratoria.
El debate se dirigió al tercer bloque, el de infraestructuras. La candidata de EU defendió el transporte de cercanías, criticó el AVE y exigió la liberación de la AP-7. El cabeza de lista de Compromís enarboló la bandera del Corredor Mediterráneo, aunque también defendió el tren de cercanías.
Aquí Cervera patinó, al señalar que, Alberto Fabra, había logrado que la Unión Europea considerara prioritario el Corredor Mediterráneo, lo que le valió el ‘chascarrillo' de Ximo Puig. "Fabra se enteró de la película sólo al final", puntualizó el dirigente socialista. Ambos candidatos se enzarzaron entonces en una pelea de poco interés para el ciudadano sobre las carreteras que conducen a Morella, municipio del que Puig es alcalde. Por último, la oposición hizo varias referencias al desaparecido -en el programa del PP- trasvase del Ebro.
En el momento de las conclusiones, todos -menos Puig- volvieron a la lectura. Motins resultó más bien anodina. Mira tampoco anduvo muy fino, aunque sí dejó un argumento importante: presentarse como única opción sin dependencia de Madrid, y Puig, con menor frescura que la inicial, lanzó furibundas críticas a todas partes -los disparos llegaron hasta Rodrigo Rato y José Luis Olivas-.
Cervera, por su parte, se benefició de disponer del último turno para acometer su mejor intervención de la noche y replicar a cuestiones pendientes, leyendo -eso sí- la última parte de su conclusión en la que mencionó, una vez más, la angustia de los parados.
Totalment en desacord en el comentari anterior i d'acord en el articulista.
Valencia Plaza, demostrais que no tenéis ni puñetera idea de debates. Me ha conmovido su peloteo al candidato socialista. Me gustaría añadir que la "buena presencia" del señor Puig se debía al peluquín rojizo que llevaba. Recordar que si que hubo claro ganador, fue el cabeza de lista del PP, y que la señora Herminia estuvo bien, solo le falto rematar. Una vez mas se demuestra la falta de competencia de los servicios de información. Muchas Gracias!
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