MADRID (EFECOM).- Los gobiernos de Italia y Grecia han sucumbido a las presiones de los mercados, ese gran poder emergente que se ha alzado por encima de votos y comicios como garante del pensamiento único, el dinero, hoy el euro.
La crisis de la deuda se ha llevado por delante el Gobierno griego de Papandreu acosado desde fuera por la ortodoxia que exige la moneda única, y por dentro, por una presión social insostenible y beligerante contra más políticas de recortes y aumento de impuestos.
También en Roma, -el otro referente cultural sobre los orígenes europeos-, los mercados han logrado lo que no ha conseguido el rechazo ciudadano a los excesos de los políticos y a la polémica figura de Berlusconi, y han logrado la retirada de "Il Cavaliere".
Europa, reducida a la bandera del euro, parece abocada a librar una batalla, que si en Roma, el germen de la vieja Europa, fue contra tribus bárbaras, ahora lo es contra un enemigo anónimo que se esconde tras el genérico de mercados, megafondos de inversión sin bridas.
Los "tsunamis" de capital especularon a fondo, y a media semana ya tenían acorralada a Italia que tuvo que elevar la rentabilidad de sus bonos hasta el 7 por ciento, a la "profundidad" que hizo necesario el rescate a Grecia, Irlanda y Portugal. Menudo menú para tiburones, mientras la carnaza, la prima de riesgo, alcanzaba cotas desconocidas.
Además, un postre, la posibilidad de un euro a dos velocidades. Dos grupos dentro del euro, un "Frankenstein" que espantó en Bruselas y que el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, atajaba con un "jamás se aceptarán dos grupos dentro del euro". ¿Doctor Jekyll and Mr Hyde?. No, ahora.
Y con habitual retraso mediterráneo, la Cámara de Diputados de Italia aprobaba esta tarde la Ley de Presupuestos para 2012 que incluye las reformas exigidas por la UE, mientras Berlusconi y Mario Monti, su más que posible sucesor, aún hacían sobremesa para pactar el próximo Gobierno.
La economía, convertida en una patética lucha de supervivencia, no da tregua y esta semana nos ha dejado un nuevo legado de no buenas noticias.
En España, el INE confirmó el estancamiento de la economía española, que no creció entre julio y septiembre, aunque para los optimistas otro dato: creció a un ritmo interanual del 0,8 %, una décima más que hace un año.
Pero los vaticinios de la Comisión Europea siguen de rebajas. El crecimiento de España se contraerá un 0,1 % en el último trimestre, y para todo 2012 lo reduce al 0,7 %. La creación neta de empleo la sitúan los expertos a partir de un PIB al ritmo del 3 por ciento.
Más datos para los partidarios de la botella medio vacía, las economías de la zona euro y de la Unión Europea se estancarán prácticamente el próximo año,con reiterados avisos de riesgo de recesión (dos trimestres consecutivos con crecimiento negativo).
En las bolsas, desconfianza y desconcierto. El viejo dicho de la abuela: no saben si tomar criada o ponerse a servir.
En España, más castigada, el IBEX saldó el ciclo semanal con un leve descenso del 0,47 %, mientras que el resto de las principales bolsas europeas lograban pequeñas ganancias o se mantenían planas, salvo la de Milán, donde la permanencia o salida de Berlusconi, la convirtió en un tobogán, finalmente arriba.
El ladrillo sigue sin dar buenas noticias y la venta de viviendas sigue en picado. En septiembre un 28 % abajo sobre el mismo mes de 2010, y más para los de la botella medio vacía. El número de empresas y personas insolventes en concurso de acreedores aumentó un 25 por ciento en el tercer trimestre sobre el mismo periodo de 2010.
La empresa más capitalizada en la bolsa española, Telefónica, aflojó la marcha y redujo beneficios un 69 % hasta septiembre, lastrada por el coste del Expediente de Regulación de Empleo, para el que reservó 2.671 millones de euros en 2010, ejercicio en el que, además, contabilizó las plusvalías por la venta de la operadora brasileña Vivo.
La próxima semana, elecciones generales, con más que expectativas de cambio, Contabilidad Nacional del Tercer Trimestre del INE, inflación de octubre y morosidad de la banca. Y lo que venga. Y a esta hora, Berlusconi no ha dimitido.
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