ATENAS (EFE). El anuncio por parte del primer ministro saliente, Yorgos Papandréu, de que se había consensuado la formación de un nuevo Ejecutivo, fue finalmente un breve espejismo que se diluyó cuando la Presidencia del país anunció que se retrasaba hasta mañana la decisión sobre quién dirigirá el nuevo Gobierno.
"Las fuerzas políticas se han unido para garantizar al pueblo griego que en los próximos meses se hará lo necesario, no sólo para permanecer en el euro, sino para cumplir el acuerdo del 26 y 27 de octubre", había anunciado solemne un emocionado Papandréu, en lo que parecía su despedida definitiva del cargo.
A continuación, el dirigente socialista se reunió con el presidente, Carolos Papulias; con el líder del conservador Nueva Democracia, Antonis Samarás; y con el jefe del partido de extrema derecha LAOS, Yorgos Katatzaferis, en un encuentro al que se negaron acudir los comunistas y la coalición de izquierdas Syriza.
En ese encuentro de las fuerzas parlamentarias estaba previsto que Papulias anunciara el nombre del nuevo primer ministro y comprobara que el candidato gozaba de suficiente apoyo en el Legislativo.
Sin embargo, las divergencias no tardaron en surgir, cuando Katatzaferis abandonó la reunión al negarse a aceptar al presidente socialista del Parlamento, Filipos Petsalnikos, como nuevo primer ministro.
Según el canal NET, ese nombre también ha sido rechazado por diputados del socialista PASOK, que lo consideran demasiado cercano a Papandréu, en un gesto que confirma el rechazo que el aún primer ministro despierta en sus propias filas.
Petsalnikos fue uno de los pocos pesos pesados del PASOK que apoyó abiertamente la propuesta de Papandréu de celebrar un referéndum sobre la aplicación del acuerdo de rescate, una idea que provocó una revuelta interna en el partido y en el Gobierno y obligó al primer ministro a pedir un Ejecutivo de unidad nacional.
Otro de los candidatos, el ex vicepresidente del Banco Central Europeo, Lucas Papademos, ha sido a su vez cuestionado por Nueva Democracia, que rechaza su exigencia de que el nuevo Gobierno tenga ministros de los dos grandes partidos y esté en activo hasta junio, y no hasta febrero, cuando los conservadores quieren elecciones.
De hecho, muchos barones conservadores han presionado a Samarás para que no aporte ministros a un Ejecutivo que tendrá que aplicar duras e impopulares políticas de austeridad.
"Nueva Democracia no será parte del problema. La responsabilidad de formar el nuevo Gobierno la tiene el partido que tiene la mayoría (parlamentaria)", declaró Samarás tras anunciarse que las conversaciones seguirán mañana.
Andreas Lykurentzos, secretario general de Nueva Democracia, declaró incluso que su partido no aportará ministros a ese Gobierno.
Respecto a la figura del nuevo primer ministro, Samarás declaró no tener problemas con ningún candidato" y aseguró estar "abierto a todo" de cara a la reunión de mañana.
La incapacidad de la clase política griega de desbloquear la situación ha sido criticada desde la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional, los garantes del acuerdo para evitar que Grecia caiga víctima de su enorme deuda.
El comisario europeo para Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, ya había insistido ayer en exigir a los líderes políticos griego un compromiso por escrito de que cumplirán con las medidas de recorte del gasto, privatizaciones y reducción del sector público a que Grecia queda obligada según el acuerdo de rescate.
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