VALENCIA. Demonizar al eterno rival es algo que en política funciona. El PPCV ha sabido durante varios años bombardear al Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero de forma efectiva. Esta ofensiva, ha sido convenientemente sazonada por la feroz crisis económica mundial que, en el caso de España, parece haber encontrado un hogar acogedor.
Con estos mimbres, el candidato del PSOE a La Moncloa, Alfredo Pérez Rubalcaba, esgrimió ayer en el mitin de Valencia un contraataque con el mismo tipo de artillería que el recibido durante dos legislaturas: la crítica constante a la gestión del contrincante.
En el acto de la Fuente de San Luis, con unos 9.000 espectadores en sus asientos, Rubalcaba agitó el miedo al PP sin rubor, atacando los gobiernos autonómicos ‘populares' como el valenciano o madrileño, comparándolos con comunidades donde gobiernan los socialistas.
Sus dos puntales básicos: la educación y la sanidad. La estrategia del candidato socialista está dirigida hacia dos áreas públicas sensibles bajo el enfoque: "Si gobierna el PP, el bienestar que conocemos corre peligro". "Griñán pone profesores en Andalucía y el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, los quita", afirmó, para añadir en referencia a la sanidad valenciana que el jefe del Consell "cierra hospitales y elimina camas".
Para reforzar su discurso, Rubalcaba también recogió y aplicó tres subtemas colaterales de carácter autonómico que resultan dañinos -a priori- para los ‘populares' valencianos: el trasvase del Ebro -que fue citado también por Inmaculada Rodríguez Piñero, Jorge Alarte y Felipe González-, Canal 9 y la corrupción. "De tanto buscar facturas de los trajes se olvidó de ayudar a los ciudadanos, se olvidó de Valencia", aseguró, en referencia al caso ‘Gürtel'.
Como era de esperar, el que pasó de puntillas en el discurso de Rubalcaba fue Rodríguez Zapatero. El candidato sólo cito, brevemente, los avances sociales conseguidos durante su mandato, sobre todo durante la primera legislatura: matrimonios homosexuales, dependencia...
RUBALCABA Y GONZÁLEZ: ¿QUIÉN ES LA ESTRELLA Y QUIÉN EL TELONERO?
La intervención del candidato socialista estuvo precedida por la del expresidente del Gobierno Felipe González. Como en los grandes conciertos, en los mitines y actos políticos el ‘peso pesado' siempre habla en último lugar. Pero en este caso, el ‘telonero' de Rubalcaba afinó mucho mejor que el artista principal.
González disparó en todas direcciones y en muchas ocasiones de forma acertada en la estructura de su discurso. Empezó ironizando sobre las críticas de la "caverna" a su presencia en la campaña por ser "el pasado". "Si yo soy el pasado, Rajoy no puede ser el futuro", aseguró.
En materia económica, empleó con éxito su tono didáctico, una estrategia similar a la que utilizó frente a Aznar en un debate televisado en los noventa, para explicar las promesas del PP. "Dicen que reducirán el déficit, no recortarán gastos y no subirán los impuestos... no salen las cuentas", explicó, para añadir con sarcasmo que tal vez Rajoy pudiera tener algún "primo economista" que resolviera esta cuestión.
En este punto, González dio otra estocada hábil al señalar que la respuesta del candidato del PP a estas cuestiones económicas se basaba en que generaba "confianza". El expresidente del Gobierno recalcó que Rubalcaba ofrecía más confianza que Rajoy, una afirmación basada en el último barómetro del CIS.
Felipe González ejerció de perfecto maestro de ceremonias, alabando la experiencia de Rubalcaba y destacando que su presencia se había "notado" en cualquier ministerio que había gestionado.
El testigo fue recogido por el candidato socialista, quien devolvió los elogios al expresidentes. "González es un lujo porque permite conectar con la historia del PSOE y también marcar diferencias con Rajoy, porque su mentor, José María Aznar, se reúne con el 'Tea Party' y el expresidente socialista con el brasileño Luis Ignacio 'Lula' da Silva", aseguró. "A Felipe le llama el presidente francés, Nicolas Sarkozy, cosa que no creo que haga con Rajoy y Aznar", remachó.
Sin embargo, Rubalcaba adoleció de la ‘chispa' de González. Su discurso, en la anterior línea comentada, fue correcto sin más. El candidato del PSOE, tal vez cansado, no terminó de hilar un discurso que, en general, resultó poco sorprendente. Como si el grupo estrella del concierto tocara las canciones de su repertorio una detrás de otra sin mayor conexión con el público que la entrega de aplausos, Rubalcaba cerró el acto sin buscar el ‘clímax'.
Al ver que el discurso terminaba, hubo quien pidió más: con una sonrisa, Rubalcaba señaló: "No tengo más remedio que acabar: A, porque me estoy quedando sin voz; B, porque son casi las dos y la gente tiene que irse a comer a su casa y C, porque empiezo a detectar síntomas de hipoglucemia de la gente que está sin comer". No hubo ‘bis'.
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