VALENCIA. Esa vez no ha habido demasiado revuelo en Blanquerías, aunque ninguna decisión es tranquila allí. Salvando los rumores habituales, a los que son tan aficionados los medios regionales (que, como siempre, han incluido a clásicos como Jordi Sevilla en las quinielas), Rodríguez-Piñero ha sido el primer nombre en la lista desde hace tiempo.
Incluso cuando hubo ‘ruido' con Ángel Gabilondo, fue para concurrir como número dos. En todo caso, como ya sabemos, aquello quedó en nada: la ocurrencia del entorno de Rubalcaba no hacía gracia ni a uno (el Ministro de Educación) ni a otros (la ejecutiva del PSPV). Y como dos no pelean si uno no quiere, el asunto desapareció de los medios tan rápido como vino.
Pero Rodríguez-Piñero no es simplemente una cabeza de lista en una provincia de, reconozcámoslo, bajo interés para Ferraz. Sino que también es uno de los pesos pesados "técnicos" en la articulación del discurso económico del PSOE de cara a estas elecciones.
Su perfil casa con este rol: economista de formación relativamente sólida (máster en Estados Unidos incluido, en Teoría Económica), cursó doctorado en la Universitat de València, pero dedicó más tiempo y esfuerzos a su carrera funcionarial y política. Fue (y es, en excedencia) trabajadora de la Generalitat Valenciana, así como del Ministerio de Economía y Hacienda.
Ha desempeñado normalmente en puestos con capacidad decisoria, relacionados con el área de la gestión económica. En el partido forma parte de la Ejecutiva Federal, y fue su Secretaria de Política Económica y Empleo hasta entrar como Diputada en el Congreso en 2008, yéndose a mediados de 2009, cuando dejó su escaño para liderar la Secretaria General de Infraestructuras del Ministerio de Fomento. Este es uno de esos puestos entre técnicos y políticos que, efectivamente, conllevan una gran responsabilidad... cuando no se da que el país no está pasando por la mayor crisis económica de las últimas décadas.
La importancia de la política de infraestructuras disminuyó drásticamente en los primeros meses de 2010, cuando el Gobierno decidió pasar del "modelo Plan E" al "modelo austeridad". Pero Rodríguez-Piñero no se quedó sin su cuota de relevancia gracias a un asunto específico que cae de lleno en sus competencias y que ha estado en la agenda pública: el Corredor Mediterráneo.
Su perfil público, relativamente escaso, ha estado basado hasta ahora precisamente en esta macro-iniciativa. De hecho, un paseo rápido por su página web (sí, tiene una, lo cual es poco habitual para los cabeza de lista de provincia) deja al visitante con más videos de Renfe y ADIF, que de ella misma hablando.
Al ser una de las responsables del área económica del PSOE, mantiene un discurso perfectamente alineado con el de Ferraz y más centrado en el conjunto de España que en la provincia por la que se presenta. Al igual que hace Rubalcaba, dedica mucho esfuerzo a hablar sobre cómo plantea su partido la salida de la crisis: responsabilidad, alternativa real a los previsibles recortes de la derecha, mezcla entre austeridad y redistribución fiscal.
Por descontado, también se refiere a la imperiosa necesidad de una mayor integración europea, incluyendo una política fiscal común, la creación de un Tesoro Europeo y la aplicación de eurobonos. En este campo, su discurso está bien articulado y tiene una alta coherencia interna (otra cuestión es su correlación con la realidad, pero ese es debate ideológico), y se aprecia su base académica y profesional en economía.
Mantiene, por tanto, una postura más bien moderada en la que las referencias al Corredor Mediterráneo como una opción de futuro para Valencia cuadran perfectamente. Por supuesto, todo ello lo combina con las promesas habituales de "dejarse la piel" y luchar por la provincia, aunque conoce secretamente el drama que espera al PSPV a tenor de las encuestas: cinco escaños, seis en el mejor de los casos, lo cual significaría perder entre uno y dos respecto a 2008.
Si este perfil hasta ahora no les ha parecido demasiado emocionante, es porque su protagonista tampoco lo es. No desprende apenas carisma político, al contrario: mantiene un marcado tono de gestora en el que la fina ironía (demasiado fina, demasiado poco irónica) aparece de vez en cuando como arma más cordial que certera contra su rival principal, González Pons.
Al declarar, suena como una gestora capaz, como una Secretaria de Estado, pero no como una miembro del Congreso de los Diputados dispuesta a "dejarse la piel" por los valencianos. Aunque es cierto que la práctica totalidad de sus doce iniciativas parlamentarias en el corto periodo en el que ocupó un escaño giraron en torno a la provincia, y que el Corredor Mediterráneo es uno de sus temas, no da la impresión de ser una persona ligada al territorio. Eso, cuando uno de tus adversarios es Compromís y su discurso valencianista, puede ser un problema. Podría también resultar una ventaja si intentase diferenciarse, pero para ello debería abordar el tema. Y no parece que ni ella ni el PSPV estén por la labor.
De hecho, Rodríguez-Piñero casa bastante bien con un PSPV átono, falto de ritmo y atascado en su eterna crisis endémica, que dura ya más de tres legislaturas. Además, la propia situación del partido y su relación con los medios hace que la candidata no tenga apenas ventana mediática, lo cual refuerza su (falta de) imagen pública. Así que, aunque suene a imposición desde Ferraz, no parece una paracaidista pura, sino más bien el producto de un cordial acuerdo entre la central y la federación.
La lista de acompañantes de la líder no ofrece sobresaltos, siendo una selección bastante previsible y poco arriesgada. El eterno Ciprià Císcar, como número dos, no hace más que asegurar el escaño que ya tiene desde 2008, y que ha utilizado para más bien poco (cinco preguntas escritas y una oral al Gobierno en toda una Legislatura).
El polemismo que despertaba hace años parece haber dejado paso a la actitud adormecida, general en su formación. Le sigue José Luís Ábalos, quien de hecho sustituyó a Rodríguez-Piñero en su asiento cuando ésta lo abandonó para ser Secretaria de Estado. Su perfil profesional no es demasiado potente, ligado a la cooperación internacional. Optó a la Secretaría General del partido en los tiempos en los que Pla la ganó, y se le puede considerar como un "político de toda la vida" que mantiene vínculos con el llamado sector "municipalista" y con el Secretario General Alarte.
A continuación, nos encontramos con Carmen Montón y con Antoni Such, ambos afines al sector ‘lermista', que aún guarda un considerable poder en el PSPV, y con más bien bajo perfil. A los números seis y siete, Josep Santamaría (exalcalde de Xirivella) y Talía Roselló (cuota joven, solo treinta años) es poco probable que los veamos sentados en la Carrera de San Jerónimo.
Así pues, Rodríguez-Piñero no es más que el lógico encabezamiento de una selección más bien plana y desde luego conservadora. Ella, gestora capaz y ave política de apenas medio vuelo, no podrá hacer mucho por evitar la probable debacle de voto socialista en la provincia de Valencia.
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(*) JORGE GALINDO ALFONSO es sociólogo
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