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Ricardo Sixto, de EU

VALENCIA. Cuando uno busca el nombre del cabeza de lista de EUPV en Valencia por Google (y es algo que muchos harán, habida cuenta de que es más bien desconocido por el gran público), el primer resultado no es su entrada en la Wikipedia, sino una carta abierta que escribió sobre el Consejo Federal de Izquierda Unida en 2006.

A primera vista, su contenido parece incomprensible para quien no esté familiarizado con las cuitas internas de IU, un partido en apariencia moderno y progresista que mantiene en su funcionamiento interno los modos más jerárquicos de la tradición comunista.

Sin embargo, al desentrañarlo se aprecia que Sixto se posiciona al lado de Marga Sanz, actual líder de Esquerra Unida tras la crisis de la coalición valenciana cuatro años atrás. Crisis que coincidió con otro "sensible" movimiento sísmico en la central de la coalición, al que precisamente se refiere a esta carta.

Llamazares fue el protagonista, y es que el liderazgo del médico logroñés en el grupo político movió aguas profundas: las de la callada lucha interior entre el sector comunista, más radical y mayoritario, y el socialdemócrata convencido (o "ecosocialista"), al que de hecho podemos asociar a Llamazares. Como se desprende de la misiva, Sixto estaba del otro lado, en este debate esencialmente político, sobre el enfoque que IU, y por tanto EUPV, debe adoptar.

El candidato es lo que podríamos denominar como un perfil del "ala dura", pero sin aspavientos, más bien de natural tranquilo. Geógrafo de carrera, suma 44 años, y más de la mitad militando. Su hábitat natural ha sido Burjassot, tradicional feudo socialista donde fue portavoz. Ya entonces, por tanto, tomó la costumbre de criticar de forma vehemente, pero siempre correcta, la postura socialdemócrata mayoritaria.

A partir de 2003 se retiró un tanto de la vida política, hasta que Glòria Marcos y Marga Sanz tomaron el control definitivo de EUPV, tras la crisis interna que no fue más que una escenificación partidista del mencionado debate entre vehemente crítica al capitalismo y moderación ecosocialista. Corría 2007, y Sixto fue volviendo paulatinamente bajo los focos, hasta que ha sido designado cabeza de lista del partido.

En sus posiciones políticas, como puede deducirse de lo expuesto, encontramos el "pack completo IU": antes que todo está el trabajo, y el trabajo digno. Una gran cantidad de recursos públicos han de destinarse a asegurar tal derecho, lo cual implica una política de fuerte gasto, radicalmente opuesta a recortes. Pide también con insistencia una banca realmente pública, y calificar la intervención estatal sobre las cajas de ahorro como un fraude contra la ciudadanía es uno de sus temas favoritos.

Por supuesto, las ideas de menos corrupción y lucha contra fraude fiscal forman parte de su discurso habitual. En esencia, define democracia y capitalismo como antitéticos, poniendo a Grecia (y a Portugal, y a España) como ejemplos, equiparando PP y PSOE y asociándolos con los mercados, mientras su partido encarnaría la apuesta de los ciudadanos.

Pero no todo es formalidad revolucionaria y rabia contenida en su discurso: ha tenido más de una salida contra Compromís, por ejemplo hablando con escepticismo de Joan Baldoví, su cabeza de lista. Sin embargo, coincide con estos últimos en que el trabajo de un diputado ha de ser "llevar la voz de la calle a las instituciones". Y así es como piensa enfocar su trabajo en el probable escaño que le será concedido, si hemos de atender a las encuestas, que otorgan a la coalición alrededor de un 6% y entre uno y dos escaños.

En definitiva, Sixto es un hombre de partido, del aparato, si bien eso no quita que tenga una personalidad política definida que, en este caso, coincide con el argumentario general de IU. Lo que resta por ver es si esta apuesta por el discurso más duro ofrecerá más réditos de los que daría cualquier otra apuesta: al fin y al cabo, EUPV es el receptor natural de votos cuando los votantes más a la izquierda del PSOE quedan desencantados, como es el caso. ¿Podrá Sixto ir más allá de lo que igualmente ganaría por efecto rebote?

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(*) JORGE GALINDO ALFONSO es sociólogo