CANNES (EFECOM). El G20 reconoció hoy el parón mundial del crecimiento económico y la destrucción de empleo, por lo que se impuso un plan coordinado de relanzamiento que el FMI calculó podría crear hasta 40 millones de puestos de trabajo en cinco años.
Al final de una Cumbre celebrada en Cannes en la que ocupó un lugar destacado el manejo de la crisis de los países del euro, los líderes del G20 pidieron que cada uno de todos ellos cumpla con su parte para lograr los objetivos.
Las economías avanzadas reunidas en el G20 se comprometieron "a adoptar políticas para restaurar la confianza" y seguir "de una manera clara y creíble" con las medidas para lograr la consolidación fiscal que permitan reanudar el crecimiento económico global.
Para ello los países con superávit por cuenta corriente tendrán que comprometerse a aplicar reformas que incentiven la demanda interna, acompañadas además con una mayor flexibilidad en los tipos de cambio.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, valoró que la Cumbre dio una "respuesta creíble a la crisis" y consideró que el resto de los países del G20 ofreció apoyo a los europeos, que acudieron a Cannes con problemas tan graves que merecieron una atención especial de sus socios, preocupados por un evidente peligro de contagio.
La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, valoró la importancia del plan aprobado por el G20, aunque avisó de que requerirá la aplicación efectiva de las medidas solicitadas, que podrían crear entre 20 y 40 millones de empleo en cinco años y empujar en un punto y medio el Producto Interior Bruto mundial hasta 2016.
El comunicado final del G20 alude específicamente a las medidas que deberán aplicar países como Italia, con el compromiso de Roma de reducir su deuda desde 2012, mediante la aplicación del acuerdo fiscal aprobado el pasado verano y que asciende a 60.000 millones de euros.
Australia, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Corea, España, el Reino Unido y Estados Unidos reafirmaron en el plan aprobado en Cannes su compromiso con la consolidación fiscal y con la reducción del déficit en 2013 hasta niveles de 2010, así como a estabilizar o reducir sus ratios de deuda para 2016.
El jefe del Ejecutivo español, José Luis Rodríguez Zapatero, garantizó por parte de España que el país tiene capacidad para financiarse por sí mismo sin nuevos ajustes y se mostró convencido de que los sacrificios realizados le alejan del grupo de países periféricos con problemas, como Grecia e Italia.
Y Estados Unidos, también lastrado por el peso de su deuda, se comprometió a implementar un paquete de medidas a corto y largo plazo para sostener una recuperación que impulse el crecimiento mundial.
Australia, Brasil, Canadá, China, Alemania, Corea del Sur e Indonesia, con finanzas públicas muy saneadas, se comprometieron también, "teniendo en cuenta las circunstancias nacionales", a estimular medidas fiscales que impulsen el crecimiento y la demanda.
Y se incluyó específicamente el compromiso de Alemania de implementar medidas que propicien el consumo privado y la inversión.
El G20 promete trabajar también en la dirección de obtener un mercado de cambios flexible que refleje los fundamentos económicos y se abstenga de devaluaciones competitivas.
China, de nuevo con un perfil bajo en esta Cumbre del G20 a pesar de las expectativas presentadas por su nuevo papel mundial de "banquero" del Occidente endeudado, se comprometió a revitalizar el consumo interno, con medidas que refuercen las redes de protección social, mejoren las rentas de los hogares y transformen una economía "basada en un patrón de crecimiento".
En otro de los asuntos abordados en Cannes, el futuro papel del FMI, al final de una complicada negociación, quedó cerrada la polémica sobre la aportación de nuevos fondos a la institución, a la que se le prometió todos los "recursos necesarios" para desarrollar su labor.
Su directora gerente, Christine Lagarde, interpretó que esa decisión significa en la práctica una autorización "sin límites" para actual en casos de crisis, aunque el G20 eludió dar cifras y tampoco se pronunció sobre la polémica cuestión de reconocer a las potencias emergentes una mayor cuota de poder en el FMI.
No obstante, sí se comprometió a que la reforma de las cuotas de poder del FMI que comenzó el año pasado se pondrá en marcha de manera expeditiva.
El G20 no alcanzó un consenso, que tampoco se esperaba, sobre la creación de una nueva tasa sobre las transacciones financieras internacionales, en el que quería avanzar la presidencia de turno de Francia, que no obstante adelantó que se comenzará a aplicar, aunque quizás limitado solo a la Unión Europea, ya en 2012.
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