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VALENCIA. Recuperar la confianza. Creo que estas palabras resumen todo lo que le pido al nuevo Gobierno, ya que son el nexo común de los tres puntos que considero primordiales en esta nueva etapa a la que nos enfrentamos y ante una globalidad más incierta que nunca.

1.) En primer lugar, es necesario recuperar la confianza de España como país, tanto ante el mercado financiero internacional, como ante el propio mercado doméstico. Es imprescindible que se cree un entorno de estabilidad y desarrollo económico que permita dinamizar la economía y, por tanto, crear empleo. El paro debe ser, sin duda, el primer enemigo a abatir y para ello es necesario tomar medidas firmes de apoyo a los emprendedores y al empleo.

2.) En segundo lugar, considero que la confianza también debe ir hacia dentro. La crisis económica ha ido aparejada a una crisis de valores y ésta a una crisis de confianza en las instituciones y, por tanto, en los cargos públicos. Recuperar esa confianza en las propias instituciones resulta fundamental para el desarrollo de una sociedad sana. Lo contrario supone una contaminación que daña y corrompe a todos los estamentos.

En este sentido, creo que, como dice el Síndic Major, Rafael Vicente, "no hay mejor antídoto contra la corrupción que la transparencia". El Gobierno debe ser un ejemplo en este sentido y, en mi opinión, debe legislar para que la gestión de los fondos públicos sea siempre transparente, por iniciativa de los propios gobernantes, pero también por ley. Desde los ayuntamientos, consorcios, mancomunidades, diputaciones hasta las comunidades autónomas y el propio Estado deben ser plenamente conscientes de que gestionan los recursos de los ciudadanos y deben, por tanto, rendir cuentas ante ellos.

Se habla mucho y casi siempre mal del gasto público, pero desde mi experiencia tanto en el ejecutivo, en el gobierno autonómico, como en el legislativo, como presidenta de les Corts, y, por supuesto, ahora en el órgano de control externo, creo que no sólo basta con ajustar al máximo los gastos y trabajar con eficiencia y sin derroches, sino que es precisa una actitud de nitidez en la gestión para explicar qué y por qué.

3.) Por último, mi tercera petición, que también es una esperanza, es que el nuevo Gobierno mejore y adapte el sistema educativo, verdadero valor y activo de cualquier sociedad. Mi etapa como consellera de Cultura, Educación y Ciencia fue una de las más interesantes y enriquecedoras. Me enseñó que llegar a un gran acuerdo en el modelo educativo es el gran reto pendiente que tiene la sociedad española. Y creo que es el momento de abordarlo para lograr para todos la educación que cada uno queremos para nuestros hijos, en igualdad, libertad y pluralidad. Alcanzar este acuerdo permitirá realmente generar confianza en el futuro.

Por tanto, consciente de que me dejo muchos temas en el tintero, creo que son tres los ejes fundamentales sobre los que hay que actuar. Porque un Estado que no entienda que debe situar a las personas en el centro del proceso de construcción de un país será fallido. Una política que no opte por tomar soluciones prácticas y viables a los problemas de los españoles será errónea y un Gobierno que no entienda que la creación de trabajo y riqueza es básica para el sostenimiento del Estado de Bienestar será malogrado.

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(*) Marcela Miró es síndica de Comptes de la Comunitat Valenciana