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VALENCIA. La crisis no respeta ni a los pisos de lujo. El edificio de los antiguos juzgados de Valencia reconvertido ahora en un residencial de alto standing, no logra despegar. Sus 28 viviendas, entre pisos y áticos, y el bajo comercial de 2.000 metros cuadrados, siguen sin estar ocupados.

Lubasa, la constructora que se quedó en 2006 con el edificio que abandonaron los juzgados tras la inauguración de la Ciudad de la Justicia, está tropezando con la dificultad de los posibles compradores de conseguir financiación para cerrar la compra. Las reticencias de las entidades financieras a dar créditos para operaciones vinculadas al sector inmobiliario y el alto precio de los pisos en venta, dificultan los acuerdos.

Según las fuentes consultadas por este periódico, Lubasa no ha conseguido vender ninguno de los inmuebles del remozado edificio. Los más baratos son los pisos de 200 metros cuadrados ubicados en la planta más baja (justo por encima del entresuelo de oficinas), y su precio alcanza los 1,75 millones de euros. Esto significa que el precio del metro cuadrado de techo alcanza los 8.750 euros, una cifra que se sitúa muy por encima de los 6.000 euros que se alcanzan en zonas consideradas premium de la ciudad, como la propia plaza del Ayuntamiento.

La joya de la corona del inmueble es el ático de 400 metros cuadrados, cuyo precio asciende a 4,4 millones de euros. Construido sobre una única planta y con una vista privilegiada sobre la ciudad al no tener ningún edificio más alto en los alrededores. No en vano, Lubasa, cuando lo rehabilitó, mantuvo el ‘esqueleto' para evitar perder edificabilidad, ya que en esa zona se ha reducido la altura máxima permitida. Si hubiera derribado siquiera una planta superior no la hubieran podido volver a levantar.

Los elevados precios de estas viviendas obedecen, en parte, al alto precio que Lubasa pagó por el antiguo edificio, 105 millones de euros. A esa cantidad, que le sirvió a la empresa para ganar la subasta al pujar muy por encima de otros interesados, hay que añadir la fuerte inversión en su rehabilitación. El proyecto se planteó de forma ambiciosa, llegando a plantearse un diseño del prestigioso arquitecto Jean Nouvel, aunque finalmente se descartó. El diseño final es del valenciano Juan Añón.

Las fuentes de la inmobiliaria de la familia de Luis Batalla consultadas por este periódico aseguran que sí que hay interesados en las viviendas. Sin embargo, los acuerdos de venta no se cierran. El motivo fundamental es que los bancos, a los que recurren los posibles compradores para conseguir un préstamo hipotecario, no entran en el negocio. Al margen del riesgo en el sector del ladrillo, los bancos también serían reticentes a financiar la compra solo con el aval del propio inmueble. La caída del valor de la vivienda haría insuficiente la garantía.

La reconstrucción del edificio de la calle Navarro Reverter ha pasado por momentos muy delicados. Lubasa, que recientemente ha rebautizado la empresa como Durantia, atravesó en 2009 una grave situación económica que pudo salvar en el último momento con la refinanciación de su deuda, estimada entonces en 1.100 millones de euros.

Pese a que en aquel momento la compañía aseguró que el edificio no estaba en venta, lo cierto es que el largo y costoso proceso de rehabilitación exigió a la inmobiliaria a buscar fondos para financiar la obra, que llegó a estar parada. Durante estos dos años Lubasa ha tenido que ir cediendo buena parte del inmueble a los bancos acreedores, Caja Madrid, Banco de Valencia y BBVA, pese a que el desarrollo y comercialización de los pisos y zonas comerciales está en manos de la inmobiliaria.