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Aristóbulo de Juan: "La falta de transparencia en el sistema financiero no es un tecnicismo contable, sino una gran falta de ética"

27/10/2011

VALENCIA. Aristóbulo de Juan, exdirector general del Banco de España, habló ayer desde la experiencia y el sentido común en el XXI Seminario Etnor de Ética Económica y Empresarial sobre la ética en la reestructuración del sistema financiero. No dijo nada nuevo de esta crisis que nos azota, como bien advirtió al inicio de su intervención, pero la autoridad que le confieren 45 años de experiencia avalaban el discurso.

Un discurso centrado de nuevo en las causas de la crisis, algo que estamos cansados de escuchar, pero que "son necesarias para entender el presente y plantear la reestructuración del sistema necesaria para mirar al futuro, o cómo me gusta llamarle a mí, el saneamiento necesario".

De Juan empezó con una anécdota familiar muy esclarecedora: "Al venir hacia Etnor mi hijo me preguntó de qué vas a hablar. "De ética en el sistema financiero", le contesté. "Ah, pues entonces vas a dar una conferencia que va a durar un minuto"... Bromas aparte, de Juan se mostró contundente al afirmar que "no es cierto, pues hay ética en el sistema financiero, y mucha falta de ella también, como es obvio".

El experto en Banca concretó la ética en el sistema financiero en un valor fundamental: "la transparencia. Es la falta de transparencia la que nos ha llevado a la situación actual, y no es un tecnicismo contable, sino una gran falta de ética". Y prosiguió, "en el sector financiero se produce algo que en el resto de sectores no es así, y es que se da antes la insolvencia que la iliquidez. Y esto es así porque se maquillan las cuentas. Ese es el gran problema". "En cualquier otro sector primero se daría la falta de liquidez, se intervendría, y entonces veríamos si hay quiebra o no. En el sistema financiero cuando un banco muestra su falta de liquidez puede estar en quiebra desde no se sabe ni cuándo."

Ante quienes son los responsables de este proceso De Juan se mostró contundente, "la máxima responsabilidad la tienen los supervisores, que han permitido esta situación. El gestor se debe a los accionistas, los auditores al banco, pero los supervisores son quienes deben exigir esta corrección y rendir cuentas y proteger a la sociedad de que esto no ocurra".

Aristóbulo de Juan resumió esquemáticamente este proceso en los siguientes pasos: en primer lugar, los gestores localizan ciertos errores técnicos, "que podrían asumir y remediar, pero no lo hacen, no dan la cara. En lugar de esto, maquillan las cuentas pensando en un futuro mejor, un maquillaje que ni auditores ni supervisores corrigen". ¿Por qué? Hay múltiples factores que influyen: por no querer meterse en líos, por mirar para otro lado, por competencia con otras entidades de auditoría, hasta por presiones políticas. La cuestión es que "llega un momento donde no hay vuelta atrás y empieza una huida hacia delante que se manifiesta de muchas maneras pero que tiene la más común en la concentración en los peores clientes para que no aflore su insolvencia, abocados a concentrar los riesgos en los peores y a invertir en los perores sectores".

Ante la calificación ética de todo esto Aristóbulo de Juan contestó con un "júzguenlo ustedes mismos". En cuanto a si es ético o no intervenir un banco con dinero público de Juan se mostró muy crítico "no se puede meter dinero en un banco si siguen los mismos gestores de antes. Las ayudas deberían darse únicamente tras la dimisión de toda la directiva que ha llevado al banco a la ruina".

"Lo contrario no sólo no es moral, sino que es absolutamente ineficaz". "Además los políticos han hecho muy mal su trabajo no explicando a los contribuyentes por qué no se pueden dejar caer a los bancos, porque sostienen el sistema de pagos y cobros y el crédito. Sin bancos volveríamos al trueque, y eso no se puede permitir. Pero primero deberían explicar bien y luego obligar a dimitir, antes de soltar un solo euro de los ciudadanos".

Y concluyó, "Marx decía que la religión era el opio del pueblo, y yo digo que el exceso de liquidez es el opio del banquero, que lo emborracha, y de ahí a la inmoralidad hay un paso".

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