BRUSELAS (EFECOM). La canciller alemana, Angela Merkel, venía advirtiendo en la antesala de la cumbre de la UE y de la eurozona que no se podía esperar un acuerdo este domingo y hoy ha vuelto a insistir en que no habrá resultado hasta dentro de tres días.
Hasta el momento, no se ha logrado cerrar por completo ningún elemento del gran plan anticrisis, salvo dos de la hoja de ruta del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso referidos a la creación de una gobernanza robusta e integrada y a acelerar las políticas de estabilidad y de crecimiento.
Todos los líderes de la UE confían, sin embargo, en poder concluir en los próximos días los restantes cinco puntos, pese a ser los más complicados.
"Confiamos en lograr un acuerdo el miércoles", afirmó el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, al término de la cumbre de los Veintisiete, a la que siguió una de los dirigentes de los 17 países que comparten la moneda única.
Para conseguir ese objetivo, se han convocado para el miércoles tres reuniones: primero una de los ministros de Finanzas de los Veintisiete, después un Consejo Europeo y por último una cumbre de líderes de la eurozona.
Los mandatarios no quieren anunciar los acuerdos que vayan cerrando por etapas porque consideran que todos los puntos del plan están interconectados.
Algunos países que no forman parte del euro, como Suecia, República Checa y Reino Unido, han pedido participar en las discusiones sobre la moneda única cuando les afecte y por eso Van Rompuy pretende mantener el formato de dos cumbres en un día, primero un Consejo y luego los 17.
El proceso de toma de decisión "debe ser tan estrecho como sea posible". España y Francia lo rechazan de manera frontal, pues creen que puede condicionar los avances de la eurozona.
En las conclusiones del Consejo, los asistentes han acordado nombrar a un presidente de las cumbres de la eurozona, que será Van Rompuy, pero se han asegurado de que la Comisión Europea sirva de "garante" y de enlace entre los 17 (países que pertenecen al euro) y los 27. En cualquier caso, de aquí hasta el miércoles, queda un importante trabajo por hacer.
La segunda ronda de recapitalización de la banca en Europa tiene perspectivas de cerrarse más pronto, porque ya hay un consenso sobre el capital de máxima calidad que se pedirá a las entidades -un 9 %- y el importe aproximado que supondrá - algo más de 100.000 millones de euros- aunque quedan detalles por definir, como qué tipos de activos se podrían considerar parte del capital de menor riesgo.
Pero, quedan abiertos dos importantes asuntos del pacto global anticrisis: el reforzamiento del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) y la aprobación de un nuevo segundo rescate para Grecia, con una mayor condonación de la deuda por parte de los acreedores e incluso, según el caso, más ayudas de la UE y del FMI.
El presidente del Comité Económico y Financiero, Vittorio Grilli, negocia una mayor participación de la banca, que oscila entre el 50 y el 60 %, muy superior al 21 % acordado el 21 de julio.
Donde sí han avanzado es en la configuración del modelo que se empleará para reforzar la capacidad de intervención del FEEF, explicó Sarkozy, mientras que Merkel confirmó que hay ya solo dos opciones sobre la mesa y que "ninguna implica al Banco Central Europeo", porque los Tratados lo impiden. "Se dibuja un acuerdo amplio", indicó Sarkozy.
"El BCE es independiente y Francia respeta eso tanto como Alemania", recalcó el mandatario galo, confirmando así que su Gobierno ha renunciado a la opción de conceder al FEEF una licencia bancaria para que tuviera acceso ilimitado a los recursos del Banco.
Uno de los modelos prevé que el fondo temporal de rescate avale parte de las emisiones de deuda de Italia y de España, pero combinando esta opción con la creación de un Vehículo de Propósitos Especiales para atraer a inversores de China y de otros países. El vehículo podría ser creado dentro del FEEF o con la implicación del FMI.
Italia y España podrían beneficiarse de esos modelos, pero hoy ha quedado claro que la UE no ve a los dos países con los mismos ojos.
Sarkozy afirmó que España ya no se encuentra en primera línea de la crisis gracias a los "enormes esfuerzos" del Gobierno y el "sentido de la responsabilidad" del líder del PP, Mariano Rajoy.
Frente a esta alabanza, Merkel, Sarkozy y Van Rompuy han leído la cartilla al primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, al pedirle que adopte "nuevas medidas" de ajuste y ponga en marcha las ya aprobadas para poder restaurar la confianza en los mercados.
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