VALENCIA (VP). Mucho -y bien- va a tener que trabajar el Consell para devolver el optimismo a las 'temidas' agencias de rating y, de este modo, enderezar el rumbo bajista de la calificación otorgada por Moody's, Fitch y Standard & Poor's (S&P). Más que nada para poder acceder con garantías a los mercados mayoristas -interbancario, bonos o titulaciones-, pese a que ya de por sí resulta bastante complicado en estos momentos, y no tener que depender periódicamente del pequeño inversor para captar liquidez a través de las emisiones de los llamados 'bonos patrióticos'.
Conviene recordar que una bajada del rating equivale a tener que pagar más a la hora de salir a financiarse porque el mercado exige una prima de riesgo -y hoy en día todavía más si lleva colgada la etiqueta 'Made in Spain'-, que básicamente es un gasto extra que acaba repercutiendo en el bolsillo de los contribuyentes. Por tanto, a menor calificación mayor interés a sufragar y viceversa.
Pero ese no es el caso hoy en día, puesto que a lo largo de los últimos días las agencias de rating han metido de lleno la tijera sobre las calificaciones crediticias de las comunidades autónomas española, además del propio Reino de España, muy especialmente en lo que a la nota del largo plazo se refiere, que es realmente la que se tiene en cuenta a la hora de financiarse en los mercados financieros internacionales.
La Comunitat Valenciana ha sido una de las regiones españoles más afectadas por los recortes en los últimos doce meses. Basta con echar un vistazo a la evolución de las notas adjudicadas por las agencias para hacerse una idea de la compleja situación por la que atraviesa.
De hecho, con los datos del pasado viernes en la mano -proporcionados a este digital por dichas agencias-, la autonomía local presenta la peor calificación después de Castilla La Mancha, con una media de prácticamente 'BBB+'/'Baa1', es decir, apenas un peldaño por debajo de la autonomía manchega.
Tal valoración sale de la media otorgada por S&P ('A-'), Fitch (también con 'A-') y Moody's, que precisamente la pasada semana le pegaba un 'hachazo' de dos peldaños y situaba la calidad de su deuda a largo plazo en 'Baa2' desde el anterior 'A2'. De este modo, se coloca apenas dos posiciones por encima del temido 'bono basura', lo que complicaría sobremanera el acceso a la financiación mayorista.
Según se aprecia en el gráfico de tablas superior -el que ilustra el reportaje en la portada-, las tres agencias de calificación otorgan unas notas en función de la calidad crediticia, que comprenden desde una nota óptima ('Aaa' para Moody's y 'AAA' para S&P y Fitch), lo que sería el primer escalón, hasta el puesto doce ('Ba2'/'BB'), que es cuando se cuestiona el rating o lo que también se conoce como 'bono basura'. Por tanto, a mayor número en el escalafón peor calificación y a la inversa.
CASTILLA LA MANCHA, LA PEOR CALIFICADA
Castilla La Mancha (CLM) registra con la peor nota de todas, mientras que en el último año la comunidad manchega también lidera el ranking de mayores caídas con una calificación media de las tres notas -mejor dicho dos porque S&P no la cubre- de 'BBB'/'Baa2', que sale del 'Ba2' o 'bono basura' asignado por Moody's esta misma semana y de la 'A' que le mantiene Fitch desde el pasado 25 de marzo. Además, ambas con perspectiva negativa.
Además, CLM es la autonomía que más ha empeorado su rating desde hace exactamente un año en nada más y nada menos que cinco escalones, dado que entonces contaba con una media de 'AA-'/'Aa3', que es el mismo baremo de Fitch y Moody's y que representaba una calidad alta frente a la satisfactoria con la que cuenta actualmente.
Cataluña, por su parte, roza la nota actual de la Comunitat Valenciana, cuya única diferencia estriba en la calificación de S&P que es un 'punto' mejor en el caso catalán ('A' vs. 'A-'), pese a que hace exactamente un año la situación era a la inversa y Valencia estaba mejor considerada por las temibles agencias de rating. Muy especialmente por Moody's, que le otorgaba una nota de 'Aa3' -la cuarta mejor de todas- frente al 'A2' que le había asignado a Cataluña.
A destacar también el empeoramiento de la calificación de la Región de Murcia, sin duda marcado por el 'tijeretazo' de Moody's en la noche del pasado jueves a nueve comunidades, que la agencia justificó en la revisión de la deuda soberana española y debido a las crecientes presiones sobre la liquidez y los desequilibrios fiscales emanados de las dificultades de las regiones para reducir los gastos.
NAVARRA, LA MEJOR VALORADA
La media calificadora de las agencias a la deuda murciana a largo plazo es actualmente de 'A-'/'A3' siendo mejor valorada por Fitch ('A'), que por Moody's (Baa1'), pero en ambos casos -tal y como sucede con todas las CC AA españolas- con la perspectiva u outlook en negativo, por lo que cualquier puntuación de una de las tres agencias les haría bajar un escalón más.
Navarra puede presumir de tener la mejor nota de todas las regiones, pero eso sí con la única que le asigna S&P de 'AA+' -sólo un peldaño por debajo de la ansiada 'triple A'-, dado que las otras dos agencias no la cubren. Además, la Comunidad Foral de Navarra repite la misma nota de hace un año, pese a que desde entonces mantiene la perspectiva negativa.
Standard & Poor's, que confirmó el rating navarro hace seis días, destacó que, al igual que el País Vasco, dispone de un marco institucional que limita el riesgo de una intervención soberana negativa, mientras cuenta -también como su región vecina-, con capacidad para mitigar esta posible intervención soberana negativa mediante un alto grado de flexibilidad financiera e independencia en la gestión de sus recursos.
Precisamente el País Vasco es la segunda comunidad mejor valorada -además a ésta la siguen las tres agencias-, con una media de 'AA'/'Aa2', si bien es cierto que hace un año Moody's le mantenía en todo lo alto con la 'triple A', mientras S&P y Fitch le adjudicaban la segunda mejor valoración ('AA+').
Ni que decir tiene que ningua de las CC AA españolas ha visto mejorada su calificación desde octubre del pasado año, mientras que Baleares ha sido junto a Navarra la que no ha visto alterada su calificación y La Rioja, que no está calificada -o 'rateada' como se define en la jerga financiera- por ninguna de las tres agencias, dado que no es obligatorio.
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