VALENCIA. La crisis ha llevado a la constructora castellonense G&C a revisar la estrategia por la que apostó a mediados de la pasada década. La firma ha decidido centrarse en la que ha sido su actividad principal desde su constitución, en 1992, la construcción y promoción inmobiliaria, dejando a un lado las actividades enmarcadas dentro del proceso de diversificación. La firma ha dejado a un lado sus planes de entrar en concesiones y se está desprendiendo de su negocio en medio ambiente.
Fuentes de la compañía explican que ha vendido su participación en la unión temporal de empresas (UTE) constituida con FCC en Teruel, que tenía la concesión de doce depuradoras de agua en la provincia. FCC se ha quedado con el 100% de la sociedad. El grupo castellonense está negociando también la venta de su actividad en vertederos de residuos.
G&C apuesta por concentrarse en los segmentos de obra civil y en el desarrollo del que es su gran proyecto: el plan de actuación integral Sant Gregori Golf. En febrero, y tras diez años de trámites, quedó aprobada la reparcelación del programa, que contempla la construcción de unas 6.500 viviendas, campos de golf, hoteles y zonas comerciales, deportivas y para el ocio. Todo, sobre unos 2,5 millones de metros cuadrados de suelo de la localidad de Burriana (Castellón).
La constructora castellonense siempre ha apostado por este proyecto, hasta el punto de que asumió el 100% de las acciones de la sociedad constituida para su desarrollo tras el abandono de Lubasa -que tenía el 20%- y Ballester -que controlaba el 40%-, hace dos años. G&C inició desde entonces la busca de un socio fuerte que le permitiera sacarlo adelante con éxito. Finalmente fue Bancaja, a través de su filial inmobiliaria Cisa, la que entró en el capital a principios de este año, con el 70%.
El grupo Bancaja estaba ya implicado anteriormente en la financiación del plan y su respaldo garantiza la viabilidad del proyecto.
Se espera que el último trámite burocrático, la aprobación de la reparcelación definitiva del proyecto, se acuerde en el pleno ordinario del Ayuntamiento de Burriana previsto para el próximo 30 de julio. El objetivo de la constructora es iniciar los trabajos en la segunda mitad del año.
Sant Gregori podría suponer la recuperación de G&C, que llegó a facturar 73 millones de euros y a contar con 200 empleados en plantilla en 2006. Actualmente, los ajustes estructurales han reducido hasta 28 el número de trabajadores.
CAMBIOS ACCIONARIALES
La nueva estrategia viene acompañada de cambios en la estructura accionarial de G&C. Uno de los dos socios fundadores, Miguel Ángel Bodí, ha asumido la administración única de la compañía, que compartía con Vicente Monsonís. Está previsto que este último abandone también el accionariado, una vez llegue a un acuerdo interno con el resto de socios.
También dejará el capital de la compañía la sociedad de inversión de la familia Lefevbre, All Veritas, que entró en 2007 y que controla actualmente el 12% de G&C. All Veritas está negociando los términos de su retirada.
Está previsto que el capital de los dos accionistas que dejarán la empresa sea asumido por Miguel Ángel Bodí y los socios minoritarios de la entidad.
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