NUEVA YORK (EFE). La jornada de ayer en Wall Street vino marcada por la muerte del visionario fundador de Apple, Steve Jobs, que transformó los hábitos de consumo de varias generaciones con productos como el iPod, el iPhone y el iPad. Su fallecimiento consternó a inversores y analistas en el parqué neoyorquino, que coincidieron en calificar al gurú tecnológico como uno de los grandes innovadores de Estados Unidos.
Con esas mismas palabras describió a Jobs el propio presidente estadounidense, Barack Obama, quien se unió a los múltiples líderes políticos, empresariales y ciudadanos de a pie que quisieron rendir tributo a quien fundó una de las empresas más valiosas del planeta.
Desde que en 1997 Jobs tomara las riendas de la dirección ejecutiva de la empresa, Apple se ha revalorizado cerca de un 6.800% en bolsa e incluso ha logrado desplazar momentáneamente a la petrolera Exxon Mobil como la compañía más valiosa del mundo.
Precisamente ayer, horas después del fallecimiento de su fundador, fue otra de esas ocasiones en la que la tecnológica sobrepasó por un momento a Exxon en capitalización bursátil, cuando tocó los 354.400 millones de dólares comparado con los 353.300 millones de la petrolera.
Finalmente las acciones de la creadora de iTunes terminaron con un descenso del 0,23% en el mercado Nasdaq y perdieron ese podio, aunque el retroceso quedó lejos del superior al 2% con el que habían reaccionado en las contrataciones electrónicas posteriores al cierre del miércoles, cuando Apple confirmó el fallecimiento de Jobs.
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