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VALENCIA. En la vida hay muy pocas cosas que merecen la pena, pero la principal es uno mismo. Steve Jobs lo decía, al mismo tiempo que explicaba que "la Muerte es el mejor invento de la Vida" y contó como nadie porqué esa idea aparentemente egoísta y tétrica puede no serlo en absoluto.

EL EJEMPLO

En sólo 14 minutos, el fundador de Apple y Pixar nos anuncia que contará tres historias (storytelling, para los lectores habituales del blog) y cada una de ellas tiene un relato y su moraleja. Un discurso no es mejor por ser más largo.

Llama la atención como no lo ha memorizado, pero se lo ha preparado a fondo. Atención a cómo domina las pausas y repeticiones para enfatizar las frases clave. Esto le da un punto de homilía que solemniza sus afirmaciones.

Cuando termina, da una moraleja y la explica en dos o tres frases. Al contar malas noticias o aspectos tristes no intenta dar pena, sino que juega con una distancia irónica que exige una cuidada preparación. Echa mano de metáforas de fácil comprensión: "me habías rechazado, pero seguía enamorado" (sobre su despido en Appel), "fue horrible probar la medicina, pero el paciente la necesitaba" (su diagnóstico de cáncer).

OTROS DETALLES

No lleva ni camisa ni corbata, al contrario que el resto de personas que presiden el acto. No es por pereza. Jobs contaba con un estilo personal en el vestir muy particular, hasta para su sector (sudadera o jersey oscuro sin ilustraciones, tejanos y zapatillas de deportes). El vestuario no destaca para que sea el ponente y su discurso lo que destaque.