El sector público financiero valenciano ha adelantado en su deterioro al privado. Endeudada, distraída y debilitada económicamente, la Generalitat no ha podido retener el carácter de plaza financiera de Valencia. Esta scircunstancias y la no improbable pérdida para la Comunidad del sector de cajas de ahorro, retratan un panorama de inusitada gravedad para la economía regional
VALENCIA. Realmente era difícil imaginar hace un par de años que el marcado desinterés mostrado por el Gobierno valenciano ante las legítimas ambiciones de amplios sectores económicos, empresariales y financieros representados en la ciudad de Valencia, pudieran desembocar en una situación tan difícil como la presente.
Empezando por las tres grandes entidades financiera autonómicas, una de la cuales ha pactado una fusión progresiva con un grupo foráneo más sólido y las otras dos no es impensable que puedan seguir el mismo camino en breve, y siguiendo por el resto del hasta hace poco pujante sector financiero regional, su estado general no ofrece un aspecto nada saludable. Más bien al contrario, habrá de pasar aún algún tiempo antes de poder intentar superar la depresión actual.
Los problemas vienen de lejos. Cuando la Bolsa de Valencia perdió hace un par de años su representación en la matriz Bolsas y Mercados Españoles (BME), nadie en la Generalitat realizó gestión alguna visible para cambiar una decisión que alejaba al parqué local de los centros de decisión de la capital del Estado. Y si se produjo algún gesto, desde luego que no obtuvo éxito alguno.
Algo similar está ocurriendo ahora con el mercado de derivados sobre la energía, que tiene previsto arrancar tras el periodo estival y del cual tampoco está previsto le toque nada a la Comunitat, pese a que hace siete años sonó Valencia como sede de dicho mercado.
El tiempo ha demostrado que aquellos fueron meros cantos de sirena provocados por la fulminante decisión de transformar el fracasado Mercado de Futuros de Cítricos y Mercaderías (FC&M) en una consultoría (BME Consulting), que finalmente ha acabado igualmente ubicada en Madrid.
El primer mercado de derivados de cítricos español vio la luz en 1995 por iniciativa de la propia Generalitat Valenciana aunque nunca llegó a funcionar más allá de los contratos ficticios que introdujeron los creadores de mercado. Pero la infraestructura está ahí y finalmente se ha dejado perder.
Tampoco ha habido fuerza suficiente desde la Administración autonómica para atraer hacia Valencia la tan ansiada oficina de representación de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), como sí obtuvo Barcelona. Después de algún tiempo barajando la posibilidad de contar en Valencia con una oficina propia, la CNMV dio carpetazo al proyecto frenando de paso la agilización que tal oficina habría supuesto para la tramitación local de expedientes.
Otra de las importantes oportunidades que han dejado escapar los dirigentes autonómicos fue la ejecución del ambicioso proyecto Valencia Euroregión Financiera, promovido hace unos años desde la Bolsa de Valencia.
FALTA DE COORDINACIÓN
Mientras en Valencia se impone una impecable falta de coordinación en todos los proyectos a desarrollar, las otras tres plazas españolas competidoras de la valenciana que cuentan con bolsa de valores siguen adelante y de forma exitosa con sus proyectos: Madrid Plaza Financiera, Barcelona Centre Financer Europeu y Bilbao Plaza Financiera. Envidiables.
Por otro lado, la Generalitat Valenciana, lejos de potenciar la propia bolsa local, sigue sacando sus emisiones de deuda a largo plazo por Luxemburgo a través del IVF, el brazo ejecutor de la política financiera del Consell (sólo los Pagarés de la Generalitat salen por aquí). Valenciaplaza.com ha intentado recabar de los responsables del IVF su opinión sobre estas cuestiones, pero todos han declinado realizar cualquier tipo de aclaración. Cualquier parecido con la transperencia exigible a una Administracion pública es pura coincidencia.
No todo es negativo. El recién creado mercado autonómico de Deuda Pública en Anotaciones de la Generalitat, puesto en marcha por el IVF en estrecha colaboración con la Bolsa de Valencia -y obviamente con BME- puede representar una excelente oportunidad para dar algo de luz a la City valenciana. De entrada, este mercado utiliza los sistema de contratación, registro y liquidación de la Bolsa de Valencia; y además aporta al inversor institucional nuevos y distintos productos en los que invertir.
Pero de nada servirán estos esfuerzo si no se potencia desde instancias políticas para que no se reproduzca el ambiente de tristeza que rodea al Mercado Alternativo Bursátil (MAB), creado para favorecer la financiación de en expansión, que en sus dos años de vida no ha logrado captar ni una sola empresa de la Comunitat Valenciana. Y no será porque no haya necesidades en este terreno.
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