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VALENCIA. El Banco de Valencia está consiguiendo concentrar en las últimas semanas toda la atención de los rescoldos del sector financiero valenciano, los empresarios, los políticos y los medios de comunicación. La histórica entidad vive un momento convulso en busca de su nueva posición dentro del grupo Banco Financiero y de Ahorros (BFA), en el que se integró su máximo accionista, Bancaja, y prepara un relevo en su cúpula como paso previo a su reposicionamiento en el mercado.

Este cambio, junto con la prevista ampliación de capital -necesaria para cumplir con los requisitos de capitalización impuestos desde el Banco de España- ha tenido como efecto un 'tensionamiento' de la entidad durante las últiomas semans como muy pocos en la casa recuerdan.

El relevo en la dirección de la entidad es materia de consenso entre todas las fuentes del sector financiero consultadas por este periódico, que dan por hecha la salida de Domingo Parra, actual consejero delegado, y su sustitución por Aurelio Izquierdo, el aún director general de Bancaja, enrolado en la cúpula del banco común con Caja Madrid, Bankia, desde la puesta en marcha de BFA.

El regreso de Izquierdo a la capital valenciana para ponerse al frente del Banco de Valencia se da por descontado en todos los círculos mencionados al principio. Sin embargo, y pese a los más que rumores que circulan en todos los encuentros entre aquellos que miran con interés el futuro de la entidad, el mutismo oficial es absoluto.

Desde el emblemático edificio que domina el cruce de las calles Juan de Austria y Pintor Sorolla, sede del Banco de Valencia, hasta el número 8 de esa misma calle, sede de Bancaja (y del BFA y Bankia) se responde con un escueto "no hay comentarios" a la pregunta de si se va a producir el relevo en la dirección como se está barajando en todos los ámbitos económicos, especialmente en la capital valenciana, pero también en Madrid.

EL BANCO DE VALENCIA REUNIRÁ AL CONSEJO EL 28 DE OCTUBRE

Las informaciones periodísticas que han ido apareciendo en los últimos días no han roto ese hermetismo. "No comentamos rumores. Cualquier cambio aparecerá suficientemente comunicado ante la CNMV en un hecho relevante", es la respuesta recibida en todo momento de portavoces de la entidad y de su matriz. No en vano el propio banco cotiza en Bolsa, en donde el precio de su acción está sufriendo un importante derioro a lo largo de los últimos meses después de años de esplendor. Y si bien su matriz, BFA, no lo hace, sí tiene obligación de comunicar al supervisor del mercado cambios relevantes.

Posiblemente esa comunicación, y por tanto la toma de la decisión oficial, no llegará hasta finales de mes. El 28 de octubre está convocada una reunión del consejo de administración en la sede del banco. Ese día se dará el visto bueno a las cuentas del tercer trimestre, un nuevo termómetro de la marcha del banco, y posiblemente se adopten medidas de cara al futuro. Entre ellas el relevo en la alta dirección.

AURELIO IZQUIERDO, EL ÚLTIMO SUPERVIVIENTE DEL EQUIPO DE TORTOSA

De confirmarse el cambio, el último superviviente del grupo de jóvenes directivos que se forjó en la Caja de Ahorros de Valencia en torno a la dirección general de Emilio Tortosa, tomará las tiendas de la entidad, como hiciera en 1994 Domingo Parra con la entrada de Bancaja en el capital.

Izquierdo, licenciado en Económicas y Empresariales, llegó a la caja en 1988, con 27 años, procedente de Arthur Andersen, donde ejerció como auditor tras pasar por el BBVA. Su llegada a Bancaja coincidió con la modernización de la entidad emprendida por Tortosa, apoyándose en un ramillete de jóvenes y ambiciosos directivos del que Izquierdo formaba parte, con el propio Domingo Parra, Jesús Sancho Tello (que también fue destinado al banco, del que aún es director general adjunto, aunque podría salir también en esta remodelación), y Fernando García Checa.

Con todo, hasta su llegada a la dirección general de Bancaja en 2007, tras la dimisión de Checa, Izquierdo siempre mantuvo un perfil bajo, situándose en segundo plano mediático pese a ocuparse de la parte financiera del negocio y a participar de forma esencial en procesos como las fusiones con las cajas de Segorbe, Castellón, Sagunto y Carlet o las adquisiciones del Banco de Murcia, el propio Banco de Valencia o la red del Sindibank. Igualmente ha sido una pieza clave en el desarrollo de las participaciones empresariales de la entidad y ha ocupado puestos en sus consejos en nombre de Bancaja.

José Luis Olivas, presidente de la caja desde 2004, le aupó a la dirección general y, con la fusión con Caja Madrid, Caja Canarias, Caja Ávila, Caixa Laietana, Caja Segovia y Caja Rioja, fue uno de directivos valencianos que ocupó un puesto en el organigrama de nuevo banco en común como director de negocio. Sin embargo, su posible regreso a Valencia, especialmente con la creación de Bankia y su salida a Bolsa, se viene manejando incluso desde antes de que se plantease la salida de Parra del banco.

La decisión que se tome el próximo 28 de octubre, en todo caso más allá de la voluntad de Bancaja -que pese a que no tiene el control directo del banco, ya que el holding posee el 39,12% de su capital, sí que mantiene un evidente poder de decisión sobre esta entidad por su carácter emblemático- deberá contar con el apoyo de los históricos accionistas minoritarios del banco.

Este grupo, integrado por sonoros apellidos de la burguesía financiera valenciana, vería con agrado una solución de futuro para el Banco de Valencia que buscara la mayor aproximación posible de la entidad hacia los intereses locales de la economía valenciana. Y el hipotético desembarco en el puente de mando de la entidad de un técnico como Aurelio Izquierdo, muy respetado en los  círculos consultados, representa para todos, dentro y fuera de la casa, una incógnita a resolver.