VALENCIA (LIDIA MASERES). Joven (34 años), con formación universitaria, emprendendor y con aspiraciones millonarias. Bien podría ser uno de los miles de anuncios que se encuentran en cualquier buscador de empleo, pero no, esta vez no. Óscar Bastidas (Valencia), fundador y socio de Celeromics ha apostado, con 'escaso' capital, por la investigación y la creación de maquinaria relacionada con la biotecnología. "Somos biólogos informáticos o informáticos de la biología".
La empresa valenciana comenzó sus primeros pasos hace poco más de un año, el mismo en que ganó uno de los premios emprendedores de la Fundación Bancaja. Tras dejar una compañía de viodeovigilancia inteligente (análisis de imágenes en el mundo de la seguridad), Bastidas optó por otra aventura: la bioteconología.
Todavía en fase de estudio, según cuenta gastan 10 veces más en investigación que lo ganan "igual que hizo Google en sus inicios" puntualiza, Celeromics ha creado instrumental de conteo celular basado en la imagen para combatir, por ejemplo, el cáncer. Este nuevo sistema permite a los laboratorios hacer ensayos con células, a las que se les inyecta un fármaco, para conocer si éstas crecen o no.
La novedad, que el análisis se puede hacer sin sacar las células del recipiente en el que estén, por lo que no se contaminan, ya que de lo contrario, significaría perder todo el trabajo hecho por los investigadores, además de los costes.
Además de esta línea de investigación, la empresa valenciana trabaja también, en colaboración con iGenomix, Biotechvana, Life Sequencing y el Centro de Investigación Príncipe Felipe, en análisis genéticos personalizados masivos, para realizar un escaneado total de las enfermedades hereditarias de los pacientes.
En este caso se realiza un diagnóstico genético preimplantacional para poder eliminar las potenciales enfermedades genéticas de los bebés. Una técnica pionera en España. "Sirve para cuando una pareja quiere tener hijos y existe la posibilidad de que alguno de los dos tengan una enfermedad hereditaria. Es legal y no manipulamos los genes", apunta.
Sacar adelante una empresa en los tiempos que corren no es un camino de rosas, sobre todo cuando todo el capital con el que se cuenta proviene de ayudas públicas, premios y el de uno mismo. Aun así, junto con su socia Anne Joly (33 años), y con la experiencia de la empresa de inteligencia artificial, apostaron. El equipo está formado por tres personas, en breve esperan poder aumentar en dos más la plantilla y en cinco años, si todo funciona, 30.
RELACIONES CON LA FE
Aunque en fase de prototipo, en un estudio que realizaron antes de llevar a cabo el desarrollo, más de la mitad de los encuestados manifestaron interés en el producto, y actualmente algunos de ellos ya lo están probando. "Nuestro sistema despierta un interés especial en los departamentos de investigación de hospitales medianos y grandes, donde se realizan cultivos celulares, en muchos casos para probar la toxicidad de nuevos fármacos, medir la efectividad de fármacos antitumorales in vitro, etc.", explica Bastidas.
Celeromics ya ha establecido contactos con el Hospital La Fe, con quienes están probando uno de los sistemas que están desarrollando. También con la empresa de biotecnología Abba Gaia. A pesar de estos primeros acercamientos con grandes entes, su futuro depende de la economía, pero sus perspectivas a medio plazo es facturar cinco millones de euros en cinco años. Aunque de momento no están inmersos en una intensa búsqueda de capital privado, es una opción que no descartan. No se puede vivir de premios y ayudas. Además, esperan poder montar delegaciones en EEUU y en Europa.
"La situación para los jóvenes emprendedores me molesta porque no hay espíritu emprendedor, y un país no se levanta con trabajadores públicos. El sueño español es ser funcionario, el americano montar una empresa", afirma.
El valenciano considera que uno de los principales problemas es educativo, social. Incluso bromea afirmando que está mal visto que uno monte una empresa con la crisis que hay, "parece una locura con la que está cayendo".
El premio que ganaron, además de formar parte del Centro Europeo de Empresas e Innovación de Valencia (CEEI), les dio credibilidad, capital y moral. "Decir que has ganado un premio por emprendedor es un arma de doble filo, ya que puede ayudar, pero a la vez significa que empiezas, lo que en el ámbito empresarial no es bueno. En el sector biotecnológico es menos problemático porque casi todas las empresas son jóvenes. Pero para conseguir financiación pública es muy positivo, porque te identifica como una empresa de gran potencial".
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